viernes, 28 de marzo de 2014

Un diálogo con Angel Rama y Alvaro Cepeda Samudio (1969)

La literatura americana de hoy, (1969) en el banquillo
Pubicado el 4 de Mayo de 1969 - Lecturas Dominicales EL TIEMPO - BOGOTA

*Lo bueno y lo malo del "boom" de la novela.
*Ha llegado la hora a las literaturas periféricas.
*El lenguaje, sus paradojas y su vida.
*Una zona barroca que se llama el Mar Caribe.
*Sobre editoriales y críticos.
*Escatología y sexo en la narrativa continental.
*Formas viejas y forman nuevas de contar historias.
*El escritor y la política, a propósito del caso cubano.
*Fuera de la mafia no hay salvación.
*Lo que leerán los bisnietos.


Angel Rama, el conocido crítico uruguayo, director de Editorial ARCA, periodista y profesor universitario, estuvo en Bogotá hace pocos días dictando un curso sobre literatura latinoamericana en la Universidad Nacional.
"Lecturas Dominicales" invitó a Rama y al escritor y periodista barranquillero Alvaro Cepeda a dialogar sobre el mismo tema que trató el crítico uruguayo en sus conferencias.
El resultado de varias horas de conversación en torno a estos puntos aparece recogido en el reportaje que presentamos a continuación.

EL "BOOM" Y COMO LOGRARLO


LECTURAS DOMINICALES: -Para ubicarnos en el tema, le rogamos a Angel Rama hacer un breve balance de lo que ha sido y lo qua ha significado el "boom" literario latinoamericano.

ANGEL RAMA: -Hay que empezar por decir que el "boom" es una operación casi de tipo comercial y publicitario, que consistió en un lanzamiento de ciertos nombres al mercado continental e internacional. Pero la verdad es que la creación literaria es anterior al, "boom", palabra -por lo demás- absolutamente comercial, y no cultural. La mayor parte de los escritores que se dieron a conocer dentro de este fenómeno, tenían gran parte de sus obras escritas antes del "boom", pero carecían de los suficientes elementos de comunicación para divulgarlas. Así, las principales obras de Cortázar, Carpentier, Rulfo, Onetti son anteriores al "boom". Pero, veamos, ¿por qué se produjo el lanzamiento? Primero, porque los escritores se volvieron sus propios publicistas. Segundo, por el desarrollo y reorientación de las editoriales. Tercero, por la inclinación universal hacia la América Latina. Creo que vale la pena analizar esto: pasó lo de siempre: se proyecta el foco sobre una cierta zona, y se empiezan a descubrir cosas que nadie vio hasta qua el foco fue proyectado. La revolución cubana provoca tal conmoción que coloca el tema latinoamericano en la consideración del mundo entero. Cuando se produce la crisis del Caribe, Cuba, un paisito insignificante, pone el mundo al borde de la guerra atómica. Entonces, viene la pregunta: ¿Qué pasa en América Latina? Y la preocupación por esta zona, lleva a descubrir sus valores literarios. Simultáneamente, se nota en Europa una decadencia y un interés por absorber valores, que favorece al Continente.
Pero hay que ver de qué sirve el "boom". Por un lado, ha conseguido proyectar ciertos nombres en el panorama internacional. Por otro, se da con él un paso adelante en la autonomía intelectual de América Latina: es decir, que se han empezado a crear valores propios. Además se produce la creación de un público que se abastece de obras de su propia comarca y que, por tanto, ve reflejado su mundo en ellas. Esto es fundamental para hacer el circuito cultural auténtico que forma la literatura: creadores que tocan grandes temas que tienen que ver con nuestras vidas, los reflejan, interpretan, y les dan sentido. Hay otra parte positiva: el desafío. Todos los jóvenes de ahora quieren ser García Márquez o Vargas Llosa, y esta competencia nos va a dar buenos resultados.
Pero veamos lo negativo del "boom": se ha producido una deformación del panorama cultural general de América Latina. Y entonces hay autores inmensos que no entran en el "boom". Onetti es un creador de primera línea, pero no tiene la importancia que tiene en América Latina, por ejemplo, Cortázar. Del mismo modo, se suscitan confusiones increíbles: hay quienes creen que Carpentier, de 60 años, y Mario Vargas Llosa, de un poco más de 30, tienen la misma edad, porque los conocieron en el mismo momento. Ha habido, pues, la omisión de grandes valores y, además, un exceso peligroso de admiración indiscriminada, no crítica, Y esto se paga muy duro. Cuando se elogia demasiado una cosa, sin crítica, se termina odiándola porque no se la puede soportar. Otro punto: se han olvidado totalmente de la poesía, que en América es tanto o más importante que la narrativa. Pero hay algo más: esta gran narrativa tiene un grave problema, que es el de tratar de expresar todo un continente bajo una cultura determinada. Entonces, ocurre que si estos escritores siguen representando sus zonas, cumplen una función de creación cultural; pero en la medida en que se produzca una enajenación, derivada del incorporarse a las demandas de otras culturas, pueden transformarse en la cosa peor del mundo. Este es el gran riesgo que se juega con el lanzamiento de escritores fuera del Continente.

LITERATURA PERIFÉRICA


L. D.: -Muchas personas, tal vez en un exceso de optimismo, opinan que no hay en el mundo en este momento, otra literatura como la de América Latina. ¿Es eso cierto?

ANGEL RAMA: -Absurdo. Yo creo que las personas que dicen esto no conocen todas las literaturas del mundo: la japonesa, por ejemplo. Me parece que se refieren más bien a la zona occidental. Ahora: dentro de esto, yo creo que hay exceso en la afirmación. Lo que ocurre es que los sectores centrales que dieron, literatura: (Francia, España, Inglaterra), sufren cierta crisis. Pero las periféricas están produciendo creaciones extraordinarias. Los checos, polacos, fineses, balcanes, están haciendo la misma operación, de los latinoamericanos. Que fue igual a lo que pasó en el XIX, cuando la zona periférica, que era Rusia, dio la mejor novelística del siglo. Este fenómeno se repitió luego con los norteamericanos marginados, que produjeron primero a los realistas y luego la generación perdida en los primeros años de este siglo.

EXILIO Y LENGUAJE


L. D.: -La fuente del lenguaje ha cambiado: no es ya la academia, sino la calle. ¿Podría decirse que los escritores que se alejan de esta fuente por mucho tiempo, en virtud de un voluntario exilio, pierden el acceso primordial al lenguaje?

ANGEL RAMA: -Hay que aclarar, primero, que no es lo mismo el exilio del Dante que un exilio en 1969, porque ahora estamos a pocas horas de Europa. Vargas Llosa, por ejemplo, ha vivido hace años en Europa, pero cuando va a escribir La Casa Verde, se marcha al Perú, averigua e investiga. El exilio, pues, no es muy rígido. Empero, el de Cortázar es el más categórico, aparentemente: hace 15 años está fuera, y no ha vuelto. Esto es muy significativo, porque, al mismo tiempo, es el hombre que se ha desesperado por recuperar un lenguaje de tipo popular. Sus primeros libros, escritos en Buenos Aires, son de tipo fantástico y alejados del uso popular del lenguaje; este aparece solamente en los libros posteriores, que se escriben en "el exilio". A él le pasa que, como no tiene cerca la fuente del lenguaje, tiene que inventar una lengua, y crea sus juegos verbales; y la verdad es que no hay nadie más porteño que Julio Cortázar a 15 años de vivir en Francia.

L. D.: -Algunos novelistas han optado por un lenguaje eminentemente local. Cabrera Infante decía que "Tres Tristes Tigres" fue escrito no para La Habana, ni siquiera para un barrio de La Habana, sino tan solo para una cuadra de La Habana ¿Por qué, a pesar de ese localismo, han logrado tal difusión?

ANGEL RAMA: -Yo creo que porque son buena literatura. Había una época en que todo novelista ponía al final un glosario con el significado de algunas palabras que figuraban en el texto. Esto ya pasó, porque muchas veces, cuando uno no entiende una palabra, imagina su sentido. La lectura es un fraseo general, no va palabra por palabra. Esto último sería, en realidad, preocupación de aquellos analistas que se ponen una lupa y hacen un análisis del cadáver de la literatura. En cambio: qué excelente impresión cuando un escritor está empleando la lengua viva; qué torrente de fuerza, de energía, de gracia, de humor. Ahora: esto no es taquigrafía, hay que distinguir; no es el criollismo, que fue una porquería. Esto no es el escritor de cuello duro viendo cómo habla el paisano. Esto es el escritor metido en el río del lenguaje vivo, como otro pez más, gozando de él y empleándolo como sistema de creación general.

EL INCREÍBLE   MUNDO DE LAS ANTILLAS


 L. D.: -Alejo Carpentier dice que el barroquismo ha de ser el estilo auténtico de la narrativa americana. ¿Está de acuerdo con él?

ANGEL RAMA: -Alguna vez fui con Julio Cortázar a una conferencia de Carpentier en París, sobre el tema único de sus conferencias: el barroquismo. En un momento dado, Carpentier señala que su obra es barroca, como la de Fuentes o Cortázar. Y este me mira y me dice: "¿Te das cuenta? Yo no sabía.".
Lo que le pasa a Alejo es que él, que es un gran escritor, es barroco. Pero esto no quiere decir que el barroco sea el estilo de toda la literatura americana. Yo creo que el barroquismo es la tendencia de expresión de un área cultural de América, porque no es casualidad que sean del mismo país -Cuba- tres barrocos como Carpentier, Lezama Lima y Cabrera Infante, y que, a la misma zona, pertenezcan los grandes creadores de las Antillas Holandesas. Estos, anoto de paso, son desconocidos pero extraordinarios. Ellos provienen de la literatura francesa, como Saint Alexis, y participan enormemente del surrealismo. Pero déjeme decirle: es que las Antillas constituyen el área cultural más curiosa de América; son "El Mare Nostrum" de América Latina, y un caso de sincretismo cultural inverosímil: holandeses, ingleses, hindúes, franceses, españoles, norteamericanos, portugueses, chinos, negros de todas las zonas africanas, todo se ha mezclado en estas regiones. El barroco es un signo, pues, del área cultural antillana, y no solo de las islas, sino de las costas. Además, este fenómeno corresponda también a la pintura. Y, luego, hay ciertos barroquismos raros como "Cien Años de Soledad" que tienen que ver con esto. O sea, que Carpentier tiene razón si se refiere al barroquismo en esta zona maravillosa, sobre la cual, y aquí protesto, aún no se ha escrito un libro importante. Otra cosa última, para complicar aún más el asunto: en las Antillas se encuentran las más distintas actitudes ideológicas. No olvidarse, por ejemplo, de que en La Martinica nace y se forma Franz Fannon, que es el ideólogo da la Revolución Francesa; después vemos que se forma una especie de colonia hindú, como es Trinidad; y, por si fuera poco, la inserción socialista en Cuba, que trae la influencia rusa.

LA  POESÍA,  IGNORADA Y   OLVIDADA


L.D.: -Usted decía que la poesía latinoamericana es tanto o más importante que la narrativa, pero que no se conoce. ¿Qué ha ocurrido?

ANGEL RAMA: -El problema es que la poesía, por descansar sobre un fenómeno estilístico casi intraducible, no ha tenido la repercusión que ha tenido la novela; y como nosotros en el fondo somos coloniales y el producto nos parece más importante si viene de afuera, que si lo publica el vecino de la esquina, entonces le hemos dado más atención al éxito de la novela en Europa. Además, las escuelas modernas de poesía -Paz, Fernández, Retamar, Parra, Molina, Padilla- ofrecen líneas más ricas y variadas que la narrativa. Ahora: la poesía se está haciendo más prosaica o cantada. En este último aspecto, me parece que el contar poético a través del canto es de las tradiciones más ricas de América, como ocurre con La Payada, la Guantanamera o el vallenato. Todo esto pertenece también a la poesía, y creo que la poesía cantada es un buen camino para que la poesía vuelva a ser un arte de grandes sectores sociales.

L. D.: -¿Cuáles serían exponentes de esta poesía cantada?

ANGEL RAMA: -Son muchachos muy jóvenes que componen ellos mismos sus canciones. Músicos y poetas. Hay un caso maravilloso en el Brasil: Chico Buarque de Holanda, de 22 años -hijo de un profesor y académico- que resultó baladista. Sus canciones, que son preciosas, son verdaderas poesías y el mejor corroborante es que quien lo tradujo en Italia, cuando fue al Festival de la Canción, fue Ungaretti. Como el Paco Ibáñez español, que canta canciones clásicas y consigue cosas inverosímiles, como que una muchacha del servicio cante un poema de Góngora simplemente porque lo tiene grabado Paco Ibáñez. Eso sí, es importante no confundirse con la zona de Raphael o Roberto Carlos, que es una bobería. Yo creo que el mejor ejemplo de esta poesía cantada es Vinicius De Moraes, un embajador muy serio, que escribe poesía, a la cual le han puesto música; casi toda la Bossa Nova del Brasil se ha hecho con poemas de De Moraes, quien ha sido traducido al español en un libro de poesías muy culto.


SOBRE LA CRITICA


L. D.: -Al mismo tiempo que se registra el gran movimiento literario, es evidente también una gran ausencia de críticos, hasta el punto de que los novelistas han tenido que volverse comentaristas. ¿Podría ser esta una bomba de tiempo contra la literatura de América Latina?

ANGEL RAMA: -Bueno, pienso que en América también existe una línea crítica importante que ocupa un lugar más discreto que la narrativa, porque su papel no es de vedette de music-hall. Aunque, eso sí, me parece que en Colombia el desarrollo de la crítica no ha tenido la importancia que empieza a tener el de la novela. Lo cierto, en realidad, es que todos los escritores actuales, son críticos y muchos lo fueron antes de comenzar a escribir. De Octavio Paz, por ejemplo, llego, a pensar que es mejor crítico que poeta. Pero es indispensable que, aparte de los escritores críticos, se desarrolle la crítica independiente, porque es una función fundamental para que se forme una cultura. Yo diría, sin que esto se ponga sobre mi espalda porque lo digo muy objetivamente, que la mejor zona de análisis crítico es el sur de Suramérica.

L. D.: -¿Qué piensa de la crítica colombiana?

ANGEL RAMA: -Creo que todavía no existe como tal. Veo que hay buenos trabajos, pero que el repertorio metodológico usado es, en general, muy arcaico. Son a veces muy impresionistas: critican, lo que les impresiona del libro. Yo siento que les falta sistematización y problematización de la literatura; no basta con que guste o no un libro, hay que tener métodos de análisis para meterse en él, sin que esto pueda, naturalmente sustituir la inteligencia.


ESCATOLOGIA


L. D.: -Muchas personas censuran en las novelas nuevas su excesiva escatología y las tachan de vulgares. Otras piensan que se ha colocado en su justo lugar una dimensión del hombre tan real como la dimensión amorosa o psicológica. ¿Qué hay, a su modo de ver, en este punto?

ANGEL RAMA: -Hace poco me ocurrió que algunas profesoras de la Universidad Puerto Rico, unas distinguidas matronas, me pidieron que seleccionara algunas novelas nuevas para que leyera la juventud. Yo seleccioné, ingenuamente y con criterio artístico, ciertas obras que me parecían adecuadas para muchachos de 18 y 19 años: "La Ciudad y los Perros", "Cien Años de Soledad" y varias otras. Y cuando llegué a la reunión, con ellas, empecé a darme cuenta de que yo era un libertino repugnante que había caído en manos de unas buenas señoras, porque ellas me censuraron acremente los episodios llamados "fuertes" de estas novelas. Yo quedé muy humillado, y empecé a averiguar qué hacían los estudiantes de esa edad; y pronto supe que ya tenían experiencias sexuales y que las realizaban con toda libertad; que van a ver películas de todo tipo; que cantan y bailan y hacen lo que les da la real gana; y entonces a estos seres humanos, que ya son adultos, se les niega el conocimiento, a través de la literatura, de aquellas cosas que conocen directamente.
La literatura humana trata todos los temas, pero, obviamente, lo hace al nivel de los seres humanos que los están viviendo. Ahora sí se les quiere prohibir a niños de diez años, está bien, pero la verdad, que no creo que Vargas Llosa o Cortázar, o Cepeda escriban para niños de diez años.


LAS NUEVAS FORMAS NARRATIVAS



L. D.: -La revolución formal que han traído consigo algunas novelas como "La Ciudad y los Perros", "Rayuela", o "¿De dónde son los cantantes?", produjo también una crisis formal en el sentido de que muchos piensan que basta con salpicar de novedades tipográficas u obscurecer el significado de la narración, para estar al día. ¿En qué irá a parar esto?

ANGEL RAMA: -Yo tengo una anécdota muy graciosa al respecto. Un chico mexicano me dijo: Acabo de terminar una novela de 50 mil palabras... y ahora tengo que mezclarlas todas.

ALVARO CEPEDA: -Las innovaciones tipográficas no son de ahora. Eso ya lo hacía Jardiel Poncela, que cuando decía: "y entonces llegó la noche", colocaba enseguida una página negra, o cuando se acostaba la protagonista, ponía el párrafo cabeza abajo. O sea que el jeroglífico o trastrocar un capítulo no hace una novela mejor. Yo creo que eso más bien es una muestra de incapacidad del escritor, que lo hace para impresionar o para estar a la moda.

ANGEL RAMA: -Pero al mismo tiempo hay que decir que había una forma lineal y esquemática de escribir que ya era un poco ingenua, porque el escritor debe trabajar con libertad para estructurar su obra y, en realidad, los escritores así lo hicieron desde que existe la literatura. Pero pasó que últimamente vino ese modelo que al final termina siendo Corín Tellado, y la gente llegó a creer que era así como se debían escribir las novelas. Entonces, evidentemente hay sorpresas ante estructuras modernas; y no se trata de defender al que hace laboratorio porque sí o al que practica jueguitos malabares, pero sí de defender la autoridad de un escritor para construir de una manera propia y original.

L. D.: -Esto parece que nos lleva a un problema. Hay ciertas obras, como "La Ciudad y los Perros", que se salen definitivamente de la estructura Corín Tellado; ¿eso requiere también que el lector esté, un poco más educado para tener acceso a ese tipo de formas más complejas? Y, al mismo tiempo, ¿no hay una paradoja en el hecho de que las novelas con más difusión han sido estas que ofrecen dificultades formales?

ALVARO CEPEDA: -Yo creo que la buena literatura, no importa cómo esté escrita, siempre llega al lector. La gente que entendió la cartilla de Baquero está en capacidad de entender todo, siempre que sea bueno. El problema de la literatura es el mismo del arte: cuando es bueno, es bueno, no importa cómo se haga. Y cuando es malo, no importa como lo disfracen, seguirá siendo malo.''

ANGEL RAMA: -Todo lector, en el fondo, trabaja sobre un sistema convencional que le han dado las malas novelas, y se sorprende cuando le cambian su esquema. Es el mismo público que mira un cuadro moderno y dice: "Qué horror, no se entiende nada". Y, qué curioso, ese mismo público ve el sistema del cuadro moderno aplicado a un cartel publicitario que se cuelga en la esquina para vender un producto, y le parece totalmente normal y lo acepta, porque se acostumbró a aceptar la convención al nivel del cartel. Aunque este sea, también líneas, manchas, que actúan sobre él. Pero no quiere reconocerlo porque, cuando llega al arte plástico, afecta su convención equivocada. Ocurre igual con los enemigos de la música concreta, de la música dodecafónica, que le parece detestable a muchos; pero estos mismos no se dan cuenta que en las películas casi todas las escenas tienen como fondo este tipo de música.

ALVARO CEPEDA: -Muchas veces el problema está en la mafia que han formado los artistas que escriben sus novelas un poco en sánscrito, y se ríen del gran público por lo que no los entiende. No, no, es que no los entiendan, sino que no le han dado los medios para llegar a ese tipo de arte. Es que el artista no se ha querido convencer de que es un parásito de la sociedad y quiere actuar como líder de la misma, sin darse cuenta de que los únicos que han dado buen arte son los parásitos.

ANGEL RAMA: -Si me permites, yo quiero hacer aquí una defensa del artista en esto: el artista se propone una visión que tiene del mundo y de las cosas. Esta visión puede ser concebida a nivel de élite, de acuerdo, porque obviamente todos nos hacemos también a nuestras propias élites. Pero el problema no está en la proposición del artista, sino en que el público está educado a otro nivel y en otra forma que son perniciosos, porque el público normal se abastece con la lectura de los diarios, con las películas peores del mundo, con tele-teatros dte la peor calidad; es decir, con un material que es muy convencional y le crea una cierta imagen de las cosas que en el fondo es falsa. Entonces, cuando el artista propone una imagen más profunda y complicada del mundo, no llega al público porque este está deformado por una visión superficial de las cosas.

ALVARO CEPEDA: -En cuanto a que los periódicos deforman la visión de la gran masa, no estoy de acuerdo. "Time" es la revista que más circula en el mundo entero, y mejor escrita, desde el punto de vista periodístico y literario, no hay.

ANGEL RAMA: -Déjame criticar este concepto. Estoy de acuerdo con su excelente periodismo, pero "Time" establece un modelo de escritura, un modelo lingüístico determinado de comunicación. Así que viene un escritor y utiliza una palabra de la calle -que el "Time" no usa- o entra a la situación no por la explicación de que primero ocurrió tal cosa y luego tal otra, sino por donde él quiere, que es la forma viva de entrar en los asuntos, y entonces el público, acostumbrado a la lectura del excelente periodismo de "Time", no puede ponerse en contacto con esta escritura que es, sin embargo, más real y verdadera. Es que la gente tiende a creer que hay un modo de contar las cosas, que hay un modo de contar las historias, y en esto radican los problemas de comprensión del material. A los soviéticos les ocurrió que quisieron enseñarle al pueblo a apreciar el arte plástico, e inventaron los cuadros espantosos del "realismo socialista" que deshicieron la pintura soviética, pues creían que había que enseñarle al pueblo a ver los seres humanos  más o menos parecidos a como eran. 
Pero si tú tomas al mismo sujeto y le das un arte nuevo y original, le pones -digamos- un De P'arc por delante, que es tan gracioso y lleno de vida, y el sujeto se divierte mucho más, sin preguntarse si aquello es arte o no es arte Simplemente se entrega. Por eso pienso que es posible la comunicación con las formas más complicadas del arte, cuando es un arte verdadero, si no fuera porque hay una serie de vallas de mala educación.

ALVARO CEPEDA: -Tú tocaste el punto clave: el arte no es misterioso, el arte es, y su razón de ser es la instrucción y la diversión. Todo lo demás es mentira y se lo han inventado los malos artistas para justificar su actividad. 'El arte que no se entiende, que no divierte, o no ofrece emoción estética, no sirve, No importa la forma como se presente. Yo no creo en el arte que necesita explicación. Pero como el artista es incapaz de defenderse por sí solo, entonces inventa un clan para protegerse d« la masa Ignara, que es otra de las falacias del artista. Gabo, con "Cien Años de Soledad", rescató a la literatura en lengua hispana, que estaba en -manos de algunos que querían escribir como Dos Pasos, y volvió a escribir como lo hacía Cervantes.

ANGEL RAMA: -Además, hizo la afirmación total de que la literatura no tiene por qué ser aburrida.

ALVARO CEPEDA: -Claro. Es que el arte que solo entienden unos pocos, es mal arte. El artista está lleno de falacias. Aquí el artista dice: yo escribo por hobby, pero mi profesión es futbolista. Mentira: el tipo lo que quiere es ser escritor, pero no se atreve a ganarse la vida como tal. El mejor ejemplo es Saroyan, que decía mi profesión es escribir; yo escribo desde una receta de cocina, una canción, veinte mil cuentos, novela o teatro, hasta libretos para cine,


EL ESCRITOR Y LA POLÍTICA


L. D.: -Cuba ha tenido, fama entre los escritores de respetuosa del movimiento literario. De lo contrario, difícilmente hubiera -podido convertirse en la central de escritores de América Latina. Ahora, como, lo dice el caso de Heberto Padilla, parece que cambiar quieren las cosas. Usted, Ángel Rama, que viene de ser jurado del premio Casa de las Américas, de La Habana, ¿qué opinión tiene?

ANGEL RAMA: -Es conocida la discusión que se ha producido en La Habana en torno a temas artísticos, pero esta no ha sido centrada en cuanto a formas estéticas -y digo esto para que no se piense en la llegada del horroroso realismo socialista- sino en cuanto a temas ideológicos: acerca del derecho del escritor a realizar una crítica que algunos órganos entendieron que no era apropiada. Yo sigo defendiendo el derecho del escritor a disentir con cualquiera de las formas de vida. En el caso de Padilla, es importante decir que este ha manifestado su apoyo a la revolución cubana, pero ello no impide que pueda expresar su opinión de disentimiento sobre algunos puntos de la vida nacional. Yo creo, sin embargo, que la polémica es útil y conveniente. En el libro -por ejemplo- de Padilla hay varios poemas que se consideran anti-revolucionarios y, entonces, en el prólogo, los escritores que premiaron este libro en un concurso, se manifiestan en pro; y los otros, también en el prólogo, se manifiestan en contra. A mí me parece que no es perjudicial que se expongan los dos puntos de vista, siempre que se respete la libertad del escritor.

ALVARO CEPEDA: -El escritor, cuando empezó a garrapatear sus letras en los comienzos de la historia, lo hizo voluntariamente, sin dirección. Y luego el Estado lo acapara, y no hay Estado capitalista, socialista o comunista, que no se preocupe por el escritor -le organiza concursos, le hace casas, le edita libros- .siempre tratando de ejercer alguna influencia sobre él. Yo creo que el escritor no tiene que ser tratado con privilegios.

ANGEL RAMA: -Yo tengo dos objeciones de fondo a tus puntos de vista. Una de información y otra de tesis. La de información: a lo largo de la historia todos los escritores vivieron en estado de dependencia -mucho más riguroso que el que puede existir ahora-, de los poderes que ejercían el dominio. En el Concilio de Trento se dice cómo se debe pintar, y si uno piensa que la demanda de arte y literatura estuvo en manos de aristócratas, sacerdotes y burgueses, podrá adivinar que eran, ellos los que determinaban el gusto, porque eran ellos los que pagaban. En síntesis: la dependencia es la norma en la historia del mundo. La segunda objeción: el problema no es grave, desde el punto de vista de la ideología, respecto a que el escritor asuma una posición ideológica; lo grave es cuando se le fija una norma única de expresión, cuando se le dice: "Usted debe expresarse así", que fue lo que hizo Stalin. Esto sí es condenable.

ALVARO CEPEDA: -Entonces, ¿estamos en que cualquier régimen político puede dar artistas de primera línea?

ANGEL RAMA: -Claro... Es como creer que hay recetas para hacer buena literatura. No las hay. Naturalmente que en una época ciertos marxistas decían que Shakespeare surgió porque la evolución de los telares constituyó el momento histórico: pero esa época ya ha pasado.


MAFIA


L. D.: -Se acusa a los escritores latinoamericanos de formar una mafia, fuera de la cual no hay salvación. Por otra parte, Alvaro Cepeda, no es un secreto que usted tiene buenos amigos en esa mafia, y podría pensarse que pertenece a ella. ¿Existe realmente la mafia? ¿Fuera de ella, hay salvación?

ALVARO CEPEDA: -Existe la mafia y fuera de ella no hay salvación. Soy objetivo. Se ha probado que la mafia es una mafia para bien. Hasta ahora no conozco a nadie que pertenezca a la mafia y no sea buen escritor. Esta es una especie de sindicato contra la mediocridad. Lo que no estoy de acuerdo es con la mafia que se ha formado en Colombia para apoyar la mala literatura...

ANGEL RAMA: -En Colombia y en otros países...

ALVARO CEPEDA: -La mafia de Vargas Llosa, Gabo, Cortázar y demás es una especie de Robín Hood, que roba a los ricos para dar a los pobres, y consiste en mostrar las cosas buenas de la literatura americana. De lo contrario, seguiríamos en manos de los que sabemos.

L. D.: –Ya que menciona las mafias colombianas, ¿hay una mafia costeña?

ALVARO CEPEDA: -No: Después de la publicación die "Mateo el flautista", que es un costeño, digo que no hay una mafia costeña. Yo últimamente me he dado al trabajo de revisar las partidas de bautismo de García Márquez y mía, y descubrí con gran alegría que Gabo nació en Zipaquirá y yo en Facatativá.

ANGEL RAMA: -Yo creo, al contrario, que existe una"mafia costeña que está decidida a tomarse el país, desde que perdieron la presidencia con don Rafael Núñez. Yo pondría en guardia a los colombianos...


EL CASO DE LOS PREMIOS


L. D.: -Es evidente que los premios colombianos, especialmente el de novela, no han podido producir un solo libro que valga la pena. ¿Quién falla: los autores, la organización del sistema, el concepto que sobre él se tiene, los jurados"?

ALVARO CEPEDA: -Básicamente, fallan porque no hay a quién dárselos. Segundo, porque los jurados son malos., Y tercero, porque ni el Estado, ni la empresa privada, ni nadie tiene derecho a patrocinar premio alguno. Cada cual que se defienda como pueda. El arte no necesita de premios. Pero, en gracia de explicación, el premio Esso falla porque se le da a una novela inédita; el público, pues, no participa. Y tres señores muy ineptos o muy buenas personas, pero que nada saben de literatura, son los que juzgan una obra, siendo así que una obra deba ser juzgada por toda una época.

ANGEL RAMA: -A mí me llama la atención lo que dice Cepeda de que "la buena literatura se defiende sola", porque esta es la frase que dijo, hace tiempos, Juan Carlos Onetti: "La buena literatura se abre camino sola; no la protejan, no la ayuden".
Además, el juicio del tiempo es tan drástico que los malos, así hayan tenido mucha fama, al fin pasarán al olvido. Eso está probado por la historia. Yo discrepo un poco de Alvaro porque pienso que hay que tratar de alguna manera -no con el sistema de los premios, que está muy viejo y anquilosado- de resolver ciertos problemas. Alvaro dice que hay que dar el premio a las obras publicadas, pero lo que pasa es que aquí no hay cómo editar obras, y no hay derecho a que el escritor tenga que pagar por ello. Entonces, tendrían que existir los mecanismos editoriales que permitan que se publiquen las obras: buenas y malas, es decir, que hagan su camino. Yo pienso que hace falta la cultura de gran, estructura: tener editoriales para editar libros; revistas, para darlos a conocer, crítica en los diarios, para comentarlos.

ALVARO CEPEDA: -Pero es que con la cantidad de dinero que se ha gastado en los nueve premios Esso, hubieran podido publicarse tres magníficas novelas. Entonces, llegamos a la conclusión de que el dinero se ha malbaratado.

ANGEL RAMA: -Yo he podido ver, en estos días, muchos originales de muchachos que quieren ganarle a García Márquez; los hay buenos, malos, regulares, en fin. Pero lo que me parece mal es que ellos no tengan la oportunidad de llegar al público. Hay que invertir, digamos, en la infraestructura editorial.

ALVARO CEPEDA: -Si revisaran los originales enviados a los concursos de la novela Esso, creo que se encontrarían muchos que se están presentado desde hace años en la esperanza de ganarlo alguna vez, así sea en 1980. Un premio no puede funcionar de esta manera.

ANGEL RAMA: -La única manera .de acabar con el premio, es que no te importe. Y para que no te importe, tiene que haber otras salidas.


BALANCE   ANTICIPADO


L. D.: -¿Qué creen que va a quedar del movimiento literario de hoy, cuando sus bisnietos comiencen a leer?

ANGEL RAMA: -En concreto, creo que Rulfo y Onetti, ya están. También "Rajuela" y "Cien Años de Soledad". Felisberto Hernández, yo juro que queda. Y Vargas Llosa.

ALVARO CEPEDA: -Y de éstos sí que hay mucho por estos lados....
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jueves, 20 de marzo de 2014

Sesenta minutos con Luis Vidales

Un reportaje de Leonel Giraldo para “Lecturas Dominicales”
El Tiempo, julio 31 de 1966, pp. 5-6.
“Disminuir la distancia entre lo pensado y lo escrito"

"...Colombia iba a colocarse a la cabeza de una reforma moderna, y ello gracias a tres poetas de análogas dotes: Luis C. López (1883-1950), Ricardo Arenales (1883-1942), y Luis Vidales", "Luis Vidales, llegado más tarde, fue más lejos todavía: anunció la poesía de Prevert". "Mis versos dicen: huecos, huecos, único lugar habitable. Casas, casas, casas: huecos entre paredes. Huecos divididos en cuadros". "Es la poesía de la evasión, el juego de las palabras quebradas, algo ultramoderno, pero que carece de lo que constituya en Colombia el fondo mismo de la poesía. Algo sacrílego, en suma": citado del Larousse Universal, adaptación hispanoamericana del Noveau Larousse Universal, Editorial Larousse, París, 17, Bue du Montparnasse. VIe.

"Entre los escritores calarqueños se encuentra Luis Vidales": frase aproximada a la que dictan los profesores de primaria, todos los años, en Calarcá, donde nació el escritor el 26 de julio de 1904.

El pasado 25 de febrero, el primer libro de Vidales, "Suenan Timbres", cumplió 40 años de publicado. En todo este lapso, sin embargo, no se ha hecho en el país ni la simple referencia de su nombre, el cual, inicialmente como poeta, se afirmó posteriormente como destacado ensayista. Las razones de esto, que podría ser calificado, tradicionalmente, de injusticia, podrían publicarse como una anécdota haciendo una historia personal. Sin someternos al riesgo de mostrar las verdaderas causas. Las que dan la medida del país. Siguiendo con docilidad la educación que repite año tras año informaciones como la de Vidales, en Calarcá.
Este reportaje fue planteado dos veces por escrito luego de varias conversaciones con Vidales quien se distingue también como dialoguista. Como características esenciales de esas charlas quedo con la rápida e inopinadamente suspendida sonrisa de Vidales y con el último verso de Cantaleta Mayor, de su libro "Cantaletas, no más": "Estoy interceptado por días como Muros, ¡Salvad al prisionero!", que se opone un poco a la visión de un hombre comprometido con la realidad.

P. — Usted forma parte de la generación de Los Nuevos, ¿Cree que este y los demás movimientos colombianos tengan unificación de propósitos y fines?

R. — Esta pregunta está al revés. Póngala usted al derecho, así: ¿Por qué la crítica colombiana se ha mostrado incapaz de desentrañar las relaciones íntimas que unifican a nuestra generación y a su obra? Naturalmente, ahora soy yo quien formula la pregunta y usted quien debe responderla.

RP. — Creo que los críticos corresponden a la formación de la sociedad en la cual viven y a las condiciones imperantes en su tiempo. Nuestra actual crítica está condicionada por esos determinantes, ¿no?

R. — Lo está. Ella ha ignorado por completo la relación de los dos términos medio social-autor; medio social-obra literaria. Una crítica de esta índole ha mostrado incapacidad para estudiar los autores y sus obras a fondo, por cuanto se le escapan las causas u orígenes de éstas, analizadas a través del temperamento de aquellos. De su modo de escudriño se desprende, en cambio, que los autores trabajan su obra por generación espontánea, esto es, por la misma vía providencial de la Revelación, predominante en la Edad Media. Es, para completar su observación, la crítica que corresponde a un país semifeudal y, por lo tanto, forma parte del subdesarrollo.

P. — El intelectual colombiano parece deleitarse mucho, durante cierta edad, con las tertulias de café, agotando así tiempo que podría dedicar a mejorarse e instruirse. Usted, seguramente, tampoco se ha hurtado a ello y debe tener algunas explicaciones.

R, — ¿Algunas? ¿Por qué algunas? Lo que ocurre es que entre nosotros las ideas se estratifican con mucha facilidad. Se convino en hablar peyorativamente de los ''intelectuales de café", los "revolucionarios de café", etc. y ya nadie es capaz de reaccionar contra el infundio. Pero el señor "todo-el-mundo" olvida que "en el principio fue el Verbo", que la forma verbal es una de las ramas de la cultura, vieja como el mundo, y que a ella pertenecen Hornero, gran parte de la filosofía griega y todo el movimiento anónimo de la Edad Media hasta la presencia del "clerc". "Los Nibelungos", "El Román de la Rose", el "Mío Cid", "El Romancero, son algunos de sus monumentos; y rapsodas, kapsidas, trouveres y juglares, sus poetas verbales, de pueblo en pueblo y de generación en generación. No es poco, en verdad. Si por algo ha merecido Bogotá ser llamada "Atenas Suramericana", es por su cultura verbal, escasa en otros lugares de América, No conozco intelectual de valía de mi generación que no sea hijo del ágora. De otra parte, esta es lo que más expresa y define, en ocasiones, lo instrumental, lo operático de la cultura colombiana, como expresión libre de ella, ausente a los compromisos y en tanto que revisión permanente, por demás viva, de los valores, lo mismo que un mantenimiento al día de los) sucesos de la cultura del mundo. Me dicen que esta espontánea forma del diálogo está pasando. ¡Lástima! ¿Podremos hacer algo por revivirla?

P. — Estaría de  acuerdo con una poesía didáctica y demostrativa, apoyada totalmente en la ciencia y en lo histórico?

R. — ¿Por qué no? No solo como una forma particular de la poesía, sino como la poesía en sí. Lo esencial es que la sociedad la necesite, la pida y la insinúe. Jamás como actitud "platónica" del poeta, porque entonces lo que haga será todo, menos poesía. Y esto es válido no solo para lo didáctico y demostrativo, sino para cualquier expresión de poesía. Palabras, tenias, formas poéticas tienen su fuente de vivificación en la sociedad; de lo contrario, pierden sus sentidos, son reemplazados por otros, y ya nadie los toma en cuenta; ni los poetas. ¿Quién cree hoy en las calaveras de Julio Flórez? Lo cursi y lo inactual son compadres. Pero no nos vanagloriemos. Mañana aparecerá lo cursi en nosotros, en la poesía de hoy, en lo que usted me pregunta y en lo que yo le respondo.

P. — Usted ejerce varias actividades a la vez. ¿Cómo lo explica?

R. — La creación es una misma, en todo orden de cosas, y allí donde es una misma, todas las actividades se dan la mano, de la manera más fraternal. Fue el Renacimiento, por necesidad social, quien las separó en ramas, hasta hacerlas mutuamente irreconocibles. La especialización agudizó la "enemistad". Pero hay también, ahora, una tendencia en contrario, hacia el conocimiento universal, que más bien afianza que niega la especialización, Un puente, una novela, un poema, un estudio de análisis estadístico, una sinfonía, tienen más parentesco como creación del que suele atribuírseles o denegárseles.

P. — ¿Usted se ha impuesto alguna vez el plan de llegar a cumplir las características de una prosa deseada?

R. — No, "alguna vez"; permanentemente, desde hace 40 años. La lucha por la llaneza, aun a riesgo de la incomprensión, contra el sobrado estilo que en cierto modo caracteriza lo colombiano, se ha hecho en mí una segunda naturaleza. Además, la disminución de la distancia entre lo pensado y lo escrito es algo que me ha torturado siempre. Pero ninguna de las dos aspiraciones es fácil de conseguir!

P. — La ironía siempre se emplea como arma, especialmente en discusiones radicalizadas. Por ahí anda una nueva fórmula que se refiere a ella. Dice que mientras más irónico sea alguien, más romántico es. Usted parece gustar mucho de emplearla. Entonces, ¿se siente referido como romántico?


R. — Desde luego, si no se toma el romanticismo como escuela, sino como ese grado de la emoción y de la comunicación universal que ha sido vibración de la poesía en toda época del mundo. Pero no creo que el vehículo del romanticismo sea la ironía, Lo que ocurre es que la vida es una condensación en que intervienen, por partes armónicamente combinadas, la ironía, la burla, la ternura, el dolor, el humorismo, y de estas encontradas condiciones está hecha la historia general y la particular del hombre. Mi poesía está completamente saturada del conocimiento de esa visión del mundo, no por intención o artificio, sino porque así soy, porque no poseo otra visión del universo. Si digo, pongo por caso, que "en Jesucristo veo al más insigne maromero" ("Suenan Timbres"), no lo hago por irreverencia o simple ironía sino por el tierno amor que me despierta el Maestro, haciendo un garabato de dolor en la cruz, para que después resulte el humorismo sarcástico de que el mundo pecador se mofe de sus excelsas doctrinas, como lo hace todos los días. Además, Heine ve también al mundo así y, al menos en su caso, espero que no escape a lo que en Colombia se entiende por poesía.

P. — ¿Su   opinión   sobre Brigitte Bardot?

R. — ¿Por qué sobre ella? Es perfecta, "orgánicamente". Pero además tiene la "nuance" francesa, esa flor de cultura y de gracia, quintaesencia aérea y casi inaprensible en la que han venido a parar las más graves y pesadas formas de filosofía, arte, literatura y vida de un pueblo sabio y viejo. Y eso, en fin de cuentas, ¿no es la civilización y lo que nos diferencia del salvaje?

P. — ¿Cómo juzga a la mujer?

R. — ¡Qué pregunta! ¿Cómo me juzgará ella a mí, del género "macho"? Ella, el más bello espectáculo de la creación? ¿Ella, que biológicamente es el ser que cuenta? ¿Cómo verá al que solo es su "apéndice"? Esto es lo que debe ser desentrañado, algún día. La termite me parece un símbolo de algo que secretamente transcurre en la sociedad. Ella es el número uno; él, un vil avechucho adherido a su vientre, del cual se nutre, hasta comerse la entraña de su consorte. Socialmente, las cosas no varían substancialmente. En el matriarcado, ¿no fue acaso superior al hombre? Y no puede decirse que el matriarcado hubiese sido una mala forma de vida ni que se hubiese extinguido por completo la relación familiar. Estéticamente, en puridad de verdad, no hay mujeres feas. Las hay, sí, negadas de inteligencia, como hay hombres así, y éstos son los únicos seres horrorosos, verdaderos monstruos sin parangón con el resto de lo creado, en el que toda cosa y toda criatura nos transmiten una chispa de inteligencia, de ternura y de gracia.

P. — ¿Cuál es su principal preocupación económica?

R. — La económica, sin duda ninguna. Y la respuesta no es tautológica.

P. — ¿Cuál cree el principal problema de la humanidad?

R. —El hambre.

P. — ¿Cuál es  el objeto más repugnante para usted?

R. — Ninguno. Como los aborígenes de la Sierra Nevada, creo en nuestras relaciones genealógicas con el ancho mundo de lo objetivo. Me toco el cuerpo, y me siento construido por el maravilloso y secreto mundo de los minerales y sería un desagradecimiento de mi parte negar en él la contribución vegetal de la que soy hijo. Los reinos, (¿no cree usted que ya debiéramos cambiarles de nombre?), no andan tan separados en nosotros como lo están en la historia natural y en la filosofía: somos parientes. Creo en esa gran Unidad, y lamento no poder decir con Darío: "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo | y más la piedra dura, porque esa ya no siente".

P. — ¿Qué opina de la referencia que de usted hace el Larousse Universal?

R. — ¡Qué quiere que opine! Soy, tan solo, un aprendiz. Puede que lo sea del tipo de que hablan Gide y Azorín, pero aprendiz. La Enciclopedia dice que aquello de mi obra que anunció a Prevert, es algo "que carece de lo que constituye en Colombia el fondo mismo de la poesía". Ello parece exacto, en cierto sentido. Pero entonces, ¿por qué no figuran en esa referencia otros "réprobos", otros "sacrílegos" literarios? En 1920, cuando empecé mi obra de demolición poética, lo hice solo. Hoy el país cuenta con toda una corriente de ese mismo carácter. Inútilmentesía. Por lo que a mí respecta, y para mi consuelo, esta negación que se me ha hecho de la "Ciudad Poética" me hace recordar a Virgilio, en el terceto de Dante:
 

"che quello imperator que lá su regna,
perch'io fu ribillante a la sua legge,
non vuol che'n sua cittá per me si vegna",


que tuertamente traducido por mí quiere decir:

"que aquel emperador que arriba impera
no quiere, porque fui a su ley rebelde,
que a su ciudad se llegue por mi vera".
....

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