tag:blogger.com,1999:blog-73865924816400311102024-02-06T20:45:37.610-08:00Amigo, compañero, colega...PROYECTO CULTURAL DE EDGAR MORA CUELLAR; "NO COMERCIAL"Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.comBlogger10125tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-55597543732978419202014-05-08T12:37:00.000-07:002014-05-13T10:13:31.726-07:00UN GRAN POETA DE COLOMBIA: CIRO MENDIA<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;">UN GRAN POETA DE COLOMBIA: CIRO MENDIA</span></span><br />
Su verdadero nombre: (Carlos Edmundo Mejía Ángel) <br />
<br />
Publicado el domingo primero de marzo de 1953<br />
SUPLEMENTO LITERARIO - EL TIEMPO - página tercera<br />
---<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-KsqTCmSujBaOUHFtRY-MgYOAbl1XWVMf_Wnw5oChfT7faZ5x2PBYzBMqBSFjMVJb_CGd10Y9WH9cK1q8Pcfkhilfle0x_zCssP-jzRAxIOT0B94UPPZbdDdv26OOWGI0PYT1dIsvaiu2/s1600/ciro-mendia-1953.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Carlos Edmundo Mejía Ángel" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-KsqTCmSujBaOUHFtRY-MgYOAbl1XWVMf_Wnw5oChfT7faZ5x2PBYzBMqBSFjMVJb_CGd10Y9WH9cK1q8Pcfkhilfle0x_zCssP-jzRAxIOT0B94UPPZbdDdv26OOWGI0PYT1dIsvaiu2/s1600/ciro-mendia-1953.jpg" height="360" title="Ciro Mendía" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;">Las canciones y los días</span></span><br />
<br />
Tercera serie inédita para "Suplemento Literario" de EL TIEMPO.<br />
1<br />
En la noche de espadas,<br />
caen de las estrellas,<br />
gotas de leche y música<br />
para los niños negros y las piedras.<br />
2<br />
Golfo de Morrosquillo. Esmeralda en su jugo,<br />
cofre de caracoles y de peces alfombra.<br />
Este mar es un vaso de pájaros de vino<br />
para un coctel de alondras,<br />
8<br />
Tu mano de sombra aguda<br />
su vino en mi copa vierte.<br />
Desde que te vi desnuda<br />
sigo pensando en la muerte.<br />
9<br />
Noche marina de dormido aceite.<br />
El cielo a tiro de ballesta, claro.<br />
Las nubes de alcanfor en bicicleta<br />
y la luna a la altura de la mano.<br />
12<br />
Sube a sus hojas un sopor risueño<br />
y a sus mejillas himnos cereales.<br />
Que la noche no lea sus misales<br />
porque María Clemencia tiene sueño.<br />
13<br />
Recorta ese perfume que me mata.<br />
Inodora te quiero, oliendo a estrella,<br />
al corazón del agua.<br />
16<br />
Esta es la calle del amor, la herida<br />
calle del as de corazones:<br />
aquí jugué y perdí toda mi vida.<br />
17<br />
Endrina del Arcipreste!<br />
Te voy o decir bonita<br />
si me cuentas qué le diste<br />
al de Hita.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR9hyphenhyphenKjFML-e1djfJWP-rKlJl1WKWwUIh_2TsMaWWplCjBhB2fHKFgJw8f0Zqe-yUFtvKrx7CPwHbUFNgJocKLhl9h-LCVgQX4Rv-m-oL-lkO19FUQxlEKINIHJkYRem5VIZb2lU3MODbM/s1600/sergio_trujillo_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR9hyphenhyphenKjFML-e1djfJWP-rKlJl1WKWwUIh_2TsMaWWplCjBhB2fHKFgJw8f0Zqe-yUFtvKrx7CPwHbUFNgJocKLhl9h-LCVgQX4Rv-m-oL-lkO19FUQxlEKINIHJkYRem5VIZb2lU3MODbM/s1600/sergio_trujillo_1.jpg" height="232" title="Ilustración de Sergio Trujillo Magnenat" width="400" /></a></div>
<br />
21<br />
Hincados los hinojos,<br />
le suplico a tus ojos que me miren,<br />
porque ya sólo veo con tus ojos.<br />
23<br />
Me hacen falta tus manos, la melada<br />
pareja de tus manos, grandes, rojas,<br />
tus manos de varona huracanada.<br />
25<br />
En el David de Miguel Ángel, sopla<br />
un viento de titanes.<br />
Es un canto de músculos terribles,<br />
un tratado de alientos seculares.<br />
29<br />
Sonia Martínez es un eco<br />
de libertad. Es fuego. Es nieve. Es brillo.<br />
Es miel. Es blanca. Y es la estría<br />
y el fondo de un crepúsculo amarillo,<br />
30<br />
Oh, el sabio mecanismo de la noche:<br />
te cierra a tí los ojos<br />
y abre los míos sin poder cerrarlos.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlVsfOZcJkaYq8v8Ba-12X7dFPEZo9xxBlgqxpU920dBRlln-j8c1d1AKBhokC0sZYvTp8DE3Mw-uB-NJons0cCidcEtEMvE98OtpvJpBUtr3I2llF4mjmMpdV-7WySuYGj3L9_38xRmrk/s1600/sergio_trujillo_2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlVsfOZcJkaYq8v8Ba-12X7dFPEZo9xxBlgqxpU920dBRlln-j8c1d1AKBhokC0sZYvTp8DE3Mw-uB-NJons0cCidcEtEMvE98OtpvJpBUtr3I2llF4mjmMpdV-7WySuYGj3L9_38xRmrk/s1600/sergio_trujillo_2.jpg" height="231" title="Ilustración de Sergio Trujillo Magnenat" width="400" /></a></div>
<br />
34<br />
Con ritos y con música, Confucio<br />
dijo que una nación mejor se guía.<br />
Como los ritos en mi patria abundan,<br />
nombro a Beethoven Jefe del Estado.<br />
36<br />
Asesinaron a Mahatma Gandhi,<br />
monarca de ofendidos y humillados.<br />
Ni una gota de sangre hubo en su muerte:<br />
por la paz ya la había derramado.<br />
40<br />
Soñé con Adelaida en Adelaida.<br />
La niña me ofrecía<br />
una cesta de níspolas. Yo era<br />
un canguro rapsoda que corría.<br />
45<br />
Cuando dices ¡Silencio! me parece<br />
que cae sobre un prado de ceniza<br />
la lluvia de una música de muerte.<br />
---<br />
---<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;">Con su roca a la espalda</span></span><br />
Ciro Mendía<br />
<br />
Yo vi cómo aquel hombre se comía los horizontes con sus pasos,<br />
cómo rompía vallas de diamantes con los dientes y las uñas;<br />
yo vi cómo en sus sienes palpitaba una fuerza de agua hirviendo,<br />
un torrentoso anhelo de destrucción, un macizo de iras y de odios;<br />
yo vi cómo cruzaba océanos, montañas, parques, desiertos, pantanos,<br />
selvas, jardines y ciudades, desmelenado, abierto, furente, trepidante,<br />
con la frente enramada de estrellas y futuros, de sudores y pólvora,<br />
No era un hombre, era un cataclismo, una bestia con palabras y látigo.<br />
Con los brazos tatuados de símbolos, el corazón con ruedas de fuego,<br />
perforando nieblas y tinieblas, árboles dormidos y puentes temblorosos,<br />
daba el pecho al grito de las tempestades, rugiendo, apostelando,<br />
sin parar un momento, sin caer un momento, sin dejar de esperar su sombra,<br />
aquella sombra rota que aún tenía frescas las heridas del último tormento.<br />
Otra brisa diabólica había hinchado, pálida, su velamen de angustias.<br />
En sus manzanos y perales flotó el humo de hierro de la nueva hecatombe<br />
y la voz de la muerte se oyó en su huerto con oboes de lágrimas.<br />
<br />
Y el viento y el rayo no sabían por qué aquel pedazo de hombre corría tanto.<br />
Yo vi cómo una noche se cortó los cabellos —los cabellos de épicos cordajes—<br />
para hacerle una almohada a un niño enlutecido de Corea.<br />
Lo vi llorar para calmar la sed oscura de un hermano caído y destruido.<br />
Porque aquel ser de bálsamos malditos, volaba sin tener alas,<br />
<br />
Corría y sus pies y sus piernas se habían quedado en otra parte.<br />
Era él el mútilo, la flecha paralítica, la saeta partida, pero tenia piernas<br />
pies y alas en el corazón, en los músculos, en la mente,<br />
porque partía a defender el orgullo multicolor de los pavos reales<br />
y porque —con cara de diluvio— los diplomáticos dijeron —voz canosa—<br />
que se mataran otra vez los hombres a ver si eran tan hombres como éllos.<br />
Hizo trinar cañones y creyó que eran flautas las ametralladoras;<br />
en la hoja de su cuchillo quedaron grabadas las mascarillas de sus víctimas<br />
y en su afán ecuménico mató a quemarropa águilas, alondras, colibríes,<br />
la Osa Mayor y a su gitano, las Siete Cabrillas y a su pastor sonámbulo<br />
y más de una bala suya cayó a los pies del Padre Eterno.<br />
<br />
¿Por qué corría tanto aquel hombre, saldo de dioses extraviados?<br />
Porque la probidad heroica del pueblo no da espera ni cede ni vacila<br />
y porque Prometeo continúa corriendo con su roca a la espalda.<br />
<br />
Corría para ganar su cacho de pan, su cama negra, su vino de alimañas,<br />
para que no destruyeran su pocilga, para que no partieran en dos a sus hijos<br />
y a su mujer preñada; para que los ángeles y serafines de Wall Street<br />
no fueran robados por los otros ladrones; para que su bandera<br />
no fuese destrozada después de haber sido vendida por un bistec de hormiga.<br />
Para espantar su miseria y la farsa económica y las falsas arengas,<br />
para que las máquinas cantaran su canción pingüe al amo absoluto<br />
y porque ya la patria la forman los gobiernos inútiles, los ociosos magnates,<br />
y el trigo a media asta para que no lo vean las pupilas vestidas de hambre.<br />
Y porque aquel hombre vacío que corría como el viento crinado,<br />
conto eI gamo de goma, como el rayo de mástiles indómitos,<br />
lo impulsaba un ideal clavado en la piel, en la luz en el llanto,<br />
una pasión, la pasión máxima, la pasión vesubiana, la pasión que sostiene,<br />
la pasión que se eleva y rebota, que es la pasión de la libertad íntegra.<br />
Corría... volaba... —exhalación pensadora— para alcanzar al viento, al gamo, al rayo,<br />
porque en el viento, en el gamo y en el rayo, está la ruta del hombre libre.<br />
<br />
Por qué corría tanto aquel hombre, saldo de dioses extraviados?<br />
Porque la prohibidad heroica del pueblo no da espera ni cede ni vacila<br />
y porque Prometeo continúa corriendo con su roca a la espalda.<br />
<br />
Pasó por playas de terror, por abismos de espanto, por cúpulas de cráneos,<br />
por praderas de entrañas; bebió sangre ya negra, mascó dolor y carne de caballo<br />
y en el idioma de la muerte habló con todos los cadáveres del mundo,<br />
porque de todo ese mundo que miraron sus ojos, no quedó una copa de tierra<br />
que no se llevara a sus labios aquel inocente turista del infierno.<br />
Hasta que un día sin sonido, un día sin horas, sin lumbre, sin espacio,<br />
—porque ya las encinas no quieren dar su sombra a los escogidos—<br />
cuando hubo llegado a la meta segura, a la meta de cuero de la muerte,<br />
ese mártir giróvago, ese San Sebastián de las trincheras,<br />
se acordó que no tenía pies ni piernas ni alas, ni corazón, ni patria,<br />
ni pasión, ni destino, ni libertad, ni sangre.<br />
<br />
Y fue así como el gamo de goma —a la zaga— les preguntó aI viento y al rayo<br />
por qué y para qué aquel fragmento de hombre había corrido tanto.<br />
Callaron rayo y viento. Porque adelante iba Prometeo con la roca la espalda.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3S3yNdtnIJ2pcuvRVFDRzYj55UV_2w_qzC6Ndicri9fBFrUIbMlhOQYt424iw4ZrQ7SC2Sy3Esl6S5hBkaTRNazP6KEKv3flyeU31GpKCbtEpcmHMFtQ1EeisSGKTzv-xAQPUAsuxDvSe/s1600/firma_ciro_mendia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Ciro Mendía" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3S3yNdtnIJ2pcuvRVFDRzYj55UV_2w_qzC6Ndicri9fBFrUIbMlhOQYt424iw4ZrQ7SC2Sy3Esl6S5hBkaTRNazP6KEKv3flyeU31GpKCbtEpcmHMFtQ1EeisSGKTzv-xAQPUAsuxDvSe/s1600/firma_ciro_mendia.jpg" height="117" title="Firma de Ciro Mendía" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;">Invitación a la muerte</span></span><br />
<br />
<i>Es más difícil vivir que ahorcarse.<br />Harmann Hesse</i><br />
<br />
I<br />
Yo no sé —ni saber quiero—<br />
si estoy viviendo o llorando.<br />
Para comer con la muerte,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
Me voy a morir de senos,<br />
me voy a morir de labios.<br />
Para hacerme otra envoltura,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
No quiero morir de Ciro,<br />
me quiero morir de Carlos.<br />
Para conocer la tierra,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
No quiero morir de muerte,<br />
me quiero morir de sano.<br />
Para saber si estoy vivo,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
No quiero morir de lunes,<br />
me quiero morir de sábado.<br />
Para castigar mi sexo,<br />
me voy a morir un rato,<br />
<br />
No quiero morir de cisne,<br />
quiero morir de lagarto.<br />
Para Jugar con mis huesos,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
No quiero morir de hoja,<br />
mo quiero morir de pájaros<br />
Para ver mi calavera,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
Me voy a morir de amigo,<br />
me voy a morir de mármol.<br />
Para cambiarme de ojos,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
Me voy a morir de vida,<br />
me voy a morir de barro.<br />
Para detener mi sangre,<br />
me voy a morir un rato.<br />
<br />
Me voy a morir de risa,<br />
me voy a morir de árbol.<br />
Me voy a morir un poco,<br />
me voy a morir un rato...<br />
<br />
<i>¿Quién no se llama Carlos?<br />César Vallejo</i><br />
<br />
II<br />
Ha muerto Carlos Mejía<br />
(¡al fin se murió de Carlos!).<br />
En la esquina de la muerte<br />
se lo llevaron los diablos.<br />
Resucitó el mismo día<br />
Y el record le quitó a Lázaro.<br />
Su muerte y su vida fea<br />
por fortuna no cantaron,<br />
aedas de a dos por cinco,<br />
juglares de tres al cuarto.<br />
Yo no sé —ni saber quiero—<br />
si está viviendo o llorando.<br />
---<br />
--- <br />
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;">Camino de sus labios</span></span><br />
<br />
Que una fiesta de viento y brisa alabe<br />
tu cuerpo, cuerda que a las arpas debe,<br />
el tallo de una risa rosa, leve,<br />
un tallo azul de nube y uva y ave.<br />
<br />
Es un follo de nieve y ola breve,<br />
es un tallo de música tan suave,<br />
que el corazón —tu corazón— no sabe<br />
si es el amor o el tallo que se mueve.<br />
<br />
En ese tallo —es flor tu cabellera—<br />
está de punta en blanco la blancura<br />
y amapolando rosas je consume.<br />
<br />
Un tallo tan sutil, que si no fuera<br />
por la luz que sostiene tu cintura,<br />
hasta lo doblaría tu perfume.<br />
<br />
***<br />
<br />
Por el camino de árboles morenos<br />
en su coche —dragón de lejanías—<br />
va la señora de mis buenos días,<br />
de buenos ojos y de labios buenos.<br />
<br />
Quedan los cielos y la tierra llenos<br />
de aquellas sus fragantes jerarquías,<br />
cuando la tarde rompe sus estrías<br />
y se queda a dormir sobre sus senos.<br />
<br />
De hoja en hoja y de ala en ala<br />
la sigue mi sediento pensamiento<br />
en un viaje de escalas florestales.<br />
<br />
Y al pasar de la miel la maríscala,<br />
sus armas de perfumes y de viento,<br />
presentan los soldados vegetales.<br />
<br />
***<br />
<br />
Mi pensamiento va a tu lecho rosa<br />
a buscar en sus márgenes tu fuego,<br />
y vestido de insomnio en él delego<br />
mi amor de mar, de tierra y mariposa.<br />
<br />
Sobre tu sueño pálido se posa<br />
el ruiseñor de plata de mi ruego,<br />
y a su aliento de almibares entrego<br />
la copa de mi vida silenciosa.<br />
<br />
Cuando apareces a mi afán desnuda,<br />
el heraldo nocturno te saluda.<br />
Y el pensamiento —amante sigiloso—<br />
<br />
para no despertar su norte y senda,<br />
se aleja de tu alcoba, temeroso<br />
de que el sol en tus brazos lo sorprenda.<br />
<br />
***<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM_uB0-XJ5AD0FQAH-1g21el8i1x8W2vxMf0s2_K-KMDzV8jxeMI96pPb3VtyrV9OlTAHXvNqcjP3eBRZvNKH47JqmQ6_oQA0eiOFrgh1VVsFgUT07yEyp6NVSUY-Hx0MfwRMyUbst3vDC/s1600/sergio_trujillo_3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM_uB0-XJ5AD0FQAH-1g21el8i1x8W2vxMf0s2_K-KMDzV8jxeMI96pPb3VtyrV9OlTAHXvNqcjP3eBRZvNKH47JqmQ6_oQA0eiOFrgh1VVsFgUT07yEyp6NVSUY-Hx0MfwRMyUbst3vDC/s1600/sergio_trujillo_3.jpg" height="228" title="Ilustración de Sergio Trujillo Magnenat" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
No para en casa el pensamiento. Corre<br />
con crépidas de viento a tu presencia<br />
a rondar por tu egiógiea eminencia,<br />
mástil de amor, de mi alegría torre.<br />
<br />
Playas de espanto por tu pan recorre<br />
—saeta de lejana transparencia—<br />
y si tu sangre duerme y se silencia,<br />
con mi anhélito amigo te socorre.<br />
<br />
Rival del gamo, del centauro guía,<br />
ya a fu lecho —de frutos melodía—<br />
a tocar en tu carne y en tus huesos.<br />
<br />
Con pies de brisa, de suspiro y pluma,<br />
llega a tus muslos de rosada espuma<br />
y sube... y sube prodigando besos.<br />
<br />
***<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhV3X6WgxdKl6uTc_V0APQ8hs-jsdma-n7lbwSidkZk630OiMPgsmYT3LnGQa_yMYNPMntt__oAT-mLNpD5tZ72H1zfpbMBkRb9WQFFLtDOs1o-nfbt5abVupgJP_T2N40bHQcSwm-sRYRq/s1600/sergio_trujillo_4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhV3X6WgxdKl6uTc_V0APQ8hs-jsdma-n7lbwSidkZk630OiMPgsmYT3LnGQa_yMYNPMntt__oAT-mLNpD5tZ72H1zfpbMBkRb9WQFFLtDOs1o-nfbt5abVupgJP_T2N40bHQcSwm-sRYRq/s1600/sergio_trujillo_4.jpg" height="226" title="Ilustración de Sergio Trujillo Magnenat" width="400" /></a></div>
<br />
(Casi soneto)<br />
<br />
En medio de cadáveres de olas,<br />
de sirenas, de yodos y de sales,<br />
soy una isla insomne, inexplorada<br />
de voz lejana y corazón distante.<br />
<br />
Soy una isla fértil, extendida<br />
en la epilepsia de malditos mares;<br />
una isla de poros y sentidos<br />
donde aullan los huesos y la sangre.<br />
<br />
Una isla de fuego guarnecida<br />
de niños, de fantasmas y gigantes;<br />
una isla de sueños y alaridos<br />
<br />
donde tú sola habitas —sol de carne—,<br />
Una isla... una isla... absurda... absorta...<br />
rodeada de amor por todas partes.<br />
<br />
--- <br />
<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj18gQwI519gul0kF7ZIZuyEv3PY75XMplKVr33KMN5-livjq2mIDUQ6_kuQuwxgdcn2K9bgyZB40dAh5URXcyIr3wsf2ObBzGR6TzP0aGJHS6UnhUMVlmDyTaoI7HWqbb4-_4QAHyuPWO3/s1600/CIROMENDIA_PAGINA_1953.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj18gQwI519gul0kF7ZIZuyEv3PY75XMplKVr33KMN5-livjq2mIDUQ6_kuQuwxgdcn2K9bgyZB40dAh5URXcyIr3wsf2ObBzGR6TzP0aGJHS6UnhUMVlmDyTaoI7HWqbb4-_4QAHyuPWO3/s1600/CIROMENDIA_PAGINA_1953.jpg" height="640" title="SUPLEMENTO LITERARIO - EL TIEMPO - página tercera" width="476" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">SUPLEMENTO LITERARIO - EL TIEMPO - página tercera - 1º de marzo - 1953</td></tr>
</tbody></table>
----<br />
----Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-27948086948243883502014-05-03T11:52:00.002-07:002014-05-04T05:04:42.133-07:00Ciro Mendía - 3 de Mayo de 1953<div style="text-align: center;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;"><b>La Cena del Poeta </b></span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<b>Ciro Mendía* </b><br />
<b>Su verdadero nombre era Carlos Edmundo Mejía Ángel</b></div>
<div style="text-align: center;">
<b>Iniciador del teatro regionalista colombiano,</b></div>
<div style="text-align: center;">
<b>en auge en el país desde principios del siglo XX </b></div>
<div style="text-align: center;">
<b>---</b></div>
<div style="text-align: center;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwyFTCqOEUpTrvwh_StXdPz8X1zcbgwW9b-JKrA8pk7aCU6DRm85h4BRYXzDMagMdH7TMjWnTUxst5JNgj8m0eIVyrOzk5r1D1hDLDM5YNkwjGjXScUVAO8bBdcwuyl3WFWnOvzPHwB-RJ/s1600/CIRO+MENDIA%252820%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwyFTCqOEUpTrvwh_StXdPz8X1zcbgwW9b-JKrA8pk7aCU6DRm85h4BRYXzDMagMdH7TMjWnTUxst5JNgj8m0eIVyrOzk5r1D1hDLDM5YNkwjGjXScUVAO8bBdcwuyl3WFWnOvzPHwB-RJ/s1600/CIRO+MENDIA%252820%2529.jpg" height="400" title="ciero mendia" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ciro Mendía<br />
Caricatura de Elkin Obregón</td></tr>
</tbody></table>
<b></b><br />
<b></b></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM_sPHJJVqdBKvX-nEHxCCODFcxnBVyenxoYcvowJpnhomvJsrPq6QseTyGBi-BbPT2MtF-rEMosz1zBS-eNAmesKlNBsjtBjRcqzSuDKDYf9ih3ejfFz8XcpOrwe72fi4TDTMoWzpxxlK/s1600/ciro+mendia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM_sPHJJVqdBKvX-nEHxCCODFcxnBVyenxoYcvowJpnhomvJsrPq6QseTyGBi-BbPT2MtF-rEMosz1zBS-eNAmesKlNBsjtBjRcqzSuDKDYf9ih3ejfFz8XcpOrwe72fi4TDTMoWzpxxlK/s1600/ciro+mendia.jpg" height="640" title="Poesia - Ciro Mendia" width="404" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">3 de mayo de 1953 - DOMINICAL DE "EL ESPECTADOR"</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: center;">
<br />
<b>---</b><br />
<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;"><b>La Cena del Poeta</b></span></span><br />
<br />
<b>SEGUNDA VERSIÓN</b><br />
<b><br /><i>A León, pantagruélicamente inapetente.</i></b><br />
<b><br />---</b><br />
<b><br />Oye, mozo, me traes:<br /><br />Una manzana sana y no de aquellas<br />del árbol bueno y malo.<br />Ensalada de orquídeas y camelias<br />en agua de Colonia y arco iris.<br />Una sopa de tréboles y ópalos,<br />de brisas y arreboles,<br />con polvo azul de mariposa virgen,<br />con ayes de Abelardo y Eloísa<br />y entrañas de canarios en su trino.<br /><br />Muslos de Cisne y Leda<br />con música de Bach y de Beethoven.<br />Una ala de turpial, que no esté afónico,<br />en salsa de crepúsculos metálicos.<br />Huevos de ruiseñora en nido ajeno<br />o de pájaro mosca suspendido.<br />Arroz de nube y mármol con suspiros;<br />una lengua de Esopo —no la suya—;<br />hígado triste del Becerro de Oro;<br />corazones de ninfas en su estuche,<br />caviar a la staliniana o puskiniana;<br />un pez espada, si es que el Cid la presta,<br />y la paloma de la paz al horno,<br />que al horno está la paz hace ya días.<br /><br />El pan que sea rojo<br />y amasado por ángeles y arcángeles.<br />Si es posible —y lo es— me lo presentas<br />en un plato de plata, en aquel mismo<br />que empleó Salomé, cuando el sombrero<br />cortó de Juan el Bautista.<br />Pero lo lavas con jabón de estrellas.<br /><br />Champán de los viñedos<br />de las pirámides de Egipto.<br />Postre de fuego, helado,<br />con mirra y cinamomo.<br />Después en copa áurea, no, de piedra,<br />y en un coctel de ostra sollozando,<br />me sirves la socrática cicuta.<br />Si este brebaje se agotó, me haces<br />un tiro a la manera<br />de Werther, sin Carlota,<br />con cebolla y sin lágrimas.<br /><br />La cuenta se la pasas —soy muy pobre—<br />en hojas de laurel o de papiro<br />a mi amigo Lord Byron.</b><br />
<br />
<b>CIRO MENDIA </b></div>
<div style="text-align: center;">
<br />
<b>--- </b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: center;">
<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Ciro_Mend%C3%ADa" target="_blank"><b>*(Caldas-Antioquia, 1892 - La Ceja, 4 de octubre de 1979) fue un poeta y dramaturgo colombiano</b></a></div>
Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-38476032347013137412014-04-27T10:47:00.005-07:002014-04-27T11:41:56.868-07:00La literatura colombiana: UN FRAUDE A LA NACIÓN • Gabriel García Márquez<span style="font-size: large;">La literatura colombiana: UN FRAUDE A LA NACIÓN</span><br />
LECTURAS DOMINICALES • EL TIEMPO • 21 de Enero de 1979<br />
INFORME ESPECIAL (Escrito en 1960)<br />
<b>---</b><br />
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
<b>"Acción Liberal"</b>, una revista que dirigía Plinio Apuleyo Mendoza, publicó en<b> abril de 1960</b> un estudio de <b>Gabriel García Márquez</b> sobre la literatura colombiana. Han transcurrido casi 19 años y el texto sigue teniendo validez esencial, con una sola excepción, que es el caso del propio García Márquez. Con lo cual parece confirmarse su tesis de que la literatura colombiana ha sido un fenómeno de voces aisladas que aparecen muy de vez en cuando.</div>
<b> ---</b></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguW5XQQFkxZ6cOKsCjArpqqNvBv-6olSv9eZ6lFrvB2RhzufqT4mfaUYuy2O0mBOGZ8-YjpwCcwx6dvDbGaploIllRdZoSXKJYdxzA7Eje4_zl7SLe77ETlGkHaSKbxvJWlfkZHIr3AKIl/s1600/GABO+POR+Oswaldo+Sag%C3%A1stegui.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguW5XQQFkxZ6cOKsCjArpqqNvBv-6olSv9eZ6lFrvB2RhzufqT4mfaUYuy2O0mBOGZ8-YjpwCcwx6dvDbGaploIllRdZoSXKJYdxzA7Eje4_zl7SLe77ETlGkHaSKbxvJWlfkZHIr3AKIl/s1600/GABO+POR+Oswaldo+Sag%C3%A1stegui.jpg" height="640" title="GABO - OSWALDO SAGATEGUI" width="424" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><b>Gabriel García Márquez<br />Caricatura de Oswaldo Sagástegui -1975</b></td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;"><b>INFORME ESPECIAL</b></span></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><span style="font-size: large;"><b>(Escrito en 1960)</b></span></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>Por: Gabriel García Márquez</b></span><br />
<br />
<div style="text-align: left;">
<b>En junio de 1959 se vendieron en dos ciudades de Colombia, y en solo cinco días, 300.000 volúmenes de autores nacionales. La avidez con que el público se precipitó sobre los expendios, sobrepasó los ambiciosos cálculos de los editores, que aspiraban a agotar el tiraje más alto que de libros colombianos se había hecho jamás, no en dos ciudades, sino en las capitales más importantes del país, y no en cinco días sino en dos semanas.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>El lector colombiano, a quien de ordinario se señala como uno de los responsables de nuestro subdesarrollo literario, había respondido de un modo espectacular al más audaz de los experimentos culturales llevados a cabo en Colombia. El balance, en cambio, no es igualmente favorable a los autores.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>De las obras que integraban el Primer Festival del Libro Colombiano, ninguna era inédita, y ni siquiera la más reciente de ellas se había escrito en los últimos cinco años. Las "Reminiscencias", de J. M. Cordovez Moure, el libro más antiguo de la colección, había sido escrito a partir de 1870. "La Hojarasca", de Gabriel García Márquez, el más reciente, lo había sido en 1954. La selección se había hecho con un criterio tan drástico, que solo uno de los escogidos no podía considerarse como un autor consagrado. De modo que aquellos libros, incluidas las antologías dé cuento y poesía, y agregando "María" y "La Vorágine", podían admitirse en líneas generales como una síntesis aceptable de un siglo de literatura colombiana.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<b><br />Ahora bien: el menos prevenido de los críticos podría observar que ninguno de los autores del Primer Festival del Libro tiene una obra de alcance universal. Germán Arciniegas, el más prolífero y metódico de todos, el único autor colombiano que disfruta de un mercado internacional seguro y también el único que puede definirse como un escritor profesional, no podría considerarse como un creador. Tomás Carrasquilla, nuestro espléndido narrador, no alcanzó a estructurar en casi 50 años de nuestro intenso ejercicio literario una obra capaz de defenderse universalmente, no por falta de talento creador, sino por las limitaciones de su idioma localista. Ningún autor colombiano, hasta hoy, tiene una obra robusta, que pueda compararse, apenas por ejemplo, a la del venezolano Rómulo Gallegos, o a la del chileno Pablo Neruda, o a la del argentino Eduardo Mallea.<br /><br />Los festivales del libro, que restablecieron el prestigio del comprador colombiano, resquebrajaron en menos de un año el falso prestigio de la literatura nacional. Es probable que el próximo certamen de esa clase se aplace indefinidamente, mientras se encuentran los libros colombianos para integrar la nueva colección.<br /><br />No hay, sin embargo, en la árida llanura de las letras nacionales, un solo indicio de que esos libros aparecerán en los próximos años. Basta ser un lector exigente para comprobar que la historia de la literatura colombiana, desde los tiempos de la Colonia, se reduce a tres o cuatro aciertos individuales, a través de una maraña de falsos prestigios.<br /><br />Se suele combatir este argumento con el asfixiante inventarío de los libros publicados en Colombia en los tres siglos pasados. Antonio Curcio Alternar, el más honrado contabilista de la novela colombiana, alcanzó a clasificar cerca de 800 novelas aparecidas entre 1670 y 1953, en un país donde la narración no ha sido el género más fecundo. Pero el problema no es de cantidad sino de nivel.<br /><br />Seis grandes puntos de referencia podrían servir de apoyo para establecer los colosales vacíos de la literatura colombiana. Desde "El Camero" de Rodríguez Freyle, hasta "María", de Jorge Isaacs, transcurrieron 200 años, y 60 más hasta la aparición de "La Vorágine", de José Eustasio Rivera. Desde la muerte de Hernando Domínguez Camargo, en 1669, hubo que esperar 200 años la aparición de Rafael Pombo y José Asunción Silva, y otros 60 años la de Porfirio Barba Jacob. Una crítica seria, en un país en el cual solo puede hablarse con justicia de libros sueltos, se habría detenido a esperar en Tomás Carrasquilla, hace 20 años, y aún seguiría esperando.<br /><br />La reacción más saludable de la poesía colombiana en el presente siglo, fue la irrupción del grupo identificado con la insignia de "Piedra y Cielo". Ellos tuvieron el mérito colectivo de haber puesto al país, no sin cierta violencia necesaria y no sin cierto retraso, en la onda de la poesía universal. En virtud de aquella subversión, la poesía colombiana salió del carril formal por donde venía rodando, y se incorporó con una sensibilidad nueva a una nueva manera de expresión. Pero a 20 años del fogonazo piedracielista, que tuvo un valor más histórico que estético, no parece que el cambio de carriles hubiera conducido a un territorio más fértil.<br /><br />No hemos sido más afortunados en el campo de la ficción. Hace unos meses, el suplemento literario de EL TIEMPO patrocinó un concurso nacional de cuentos. En el término establecido, 315 trabajos se presentaron a la consideración del jurado. Pero los tres cuentos premiados después de un dispendioso proceso de eliminación, no revelaron al cuentista inédito que se suponía en la provincia remota, asfixiado por el centralismo intelectual. Frente a los cuentos premiados, de una calidad corriente, una pregunta se imponía: "¿Cómo serían los 312 descartados?".<br /><br />Por supuesto, era ingenuo aspirar a que un concurso despejara el misterio del cuento nacional. Una de las más completas antologías del género que se han publicado en Colombia —la de Eduardo Pachón Padilla, editada en 1959 por el Ministerio de Educación— reveló que en el país se han escrito algunos cuentos buenos, pero no ha habido un buen cuentista. En realidad, los pocos cuentos buenos no los han escrito los cuentistas; y a la inversa, los cuentistas consagrados no han escrito los mejores.<br /><br />El caso de la novela se presta a otro curioso examen. Jorge Isaacs solo escribió "María". Eustaquio Palacios escribió solamente "El Alférez Real", Eduardo Zalamea Borda, por circunstancias que solo sus lectores diarios y sus amigos podemos entender, escribió "Cuatro años a bordo de mí mismo", hace ya un cuarto de siglo. En cambio, Arturo Suárez escribió seis novelas y J. M. Vargas Vila 27.<br /><br />La conclusión podría parecer superficial, pero es perfectamente demostrable: solo los malos novelistas colombianos han escrito más de una novela. De manera que quienes estaban capacitados para estructurar una obra sólida, que contribuyera a enriquecer con valores reales la literatura nacional, se han quedado en la anunciación, mientras que el gran torrente novelístico se ha nutrido de la mediocridad.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqY79JIh6k5K2FOm4Q4lEN_2bAJ5VCAMcebGCGHTYn9npm4-iLBbGYmtAMYjpPWb98z0iZzXz3zrFeJqz2-CzZhLgD1nBFUuDZEydwQkrvJKzZEECuepc1WCJ2JmSJoZ1jAlyD1OEIjMnO/s1600/gabo_1979.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqY79JIh6k5K2FOm4Q4lEN_2bAJ5VCAMcebGCGHTYn9npm4-iLBbGYmtAMYjpPWb98z0iZzXz3zrFeJqz2-CzZhLgD1nBFUuDZEydwQkrvJKzZEECuepc1WCJ2JmSJoZ1jAlyD1OEIjMnO/s1600/gabo_1979.jpg" height="243" title="Gabriel García Márquez" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
<b>Sin duda, uno de los factores de nuestro retraso literario, ha sido esa megalomanía nacional, —la forma más estéril del conformismo— que nos ha echado a dormir sobre un colchón de laureles que nosotros mismos nos encargamos de inventar. Países latinoamericanos, que tienen de su propia literatura un concepto menos grandilocuente que el que nosotros tenemos de la nuestra, han alcanzado modestamente la merecida atención de un público internacional. Nosotros en cambio seguimos nutriéndonos del sentimiento de superioridad que heredamos de nuestro antepasados por la versión a cinco idiomas de "María", escrita hace 109 años, y por la traducción a ocho idiomas, inclusive el chino, de "La Vorágine", escrita hace 35. Es hora de decir que es absolutamente falso que el mundo esté pendiente de nuestra literatura. El poeta español Gerardo Diego decía alguna vez en privado: "Los colombianos no han dado un grande escritor; y lo merecían, porque han trabajado mucho". Acaso hayamos trabajado mucho, ciertamente, pero no por el camino acertado.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>Hablando en términos generales, en tres siglos de literatura colombiana no se ha empezado todavía a echar las bases de una tradición; no han surgido ni siquiera los elementos de una crítica valorativa seria, ni comienzan a crearse las condiciones para que se produzca entre nosotros el fenómeno del escritor profesional.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>En Colombia se han ensayado todas las modalidades y tendencias de la novela y la narración. Se han experimentado todos los manerismos poéticos e inclusive buscado de buena fe nuevas formas de expresión. Pero, aparte de que las modas nos han llegado tarde, parece ser que nuestros escritores han carecido de un auténtico sentido de lo nacional, que era sin duda la condición más segura para que sus obras tuvieran una proyección universal.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>En la segunda mitad del siglo XIX, mientras el hombre colombiano padecía el drama de las guerras civiles, los escritores se habían refugiado en una fortaleza de especulaciones filosóficas y averiguaciones humanísticas. Toda una literatura de entretenimiento, de chascarrillos y juegos de salón prosperó en el país, mientras la nación hacia el penoso tránsito hacia el siglo XX. Los costumbristas no se interesaron por el hombre sino en la medida en que constituía el elemento más pintoresco del paisaje. En la edad de oro de la poesía colombiana, se escribieron algunos de los mejores poemas europeos del continente. Pero no se hizo literatura nacional.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>Es explicable por tanto que la única explosión literaria de legítimo carácter nacional que hemos tenido en nuestra historia —la llamada "novela de la violencia"— haya sido un despertar a la realidad del país literariamente frustrado. Sin una tradición, el primer drama nacional de que éramos conscientes nos sorprendía desarmados. Para que la digestión literaria de la violencia política se cumpliera de un modo total, se requería un conjunto de condiciones culturales preestablecidas, que en el momento crítico hubiera respaldado la urgencia de la expresión artística.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>En realidad, Colombia no estaba culturalmente madura para que la tragedia política y social de los últimos años nos dejara algo más que medio centenar de testimonios crudos, como es el caso, y nutriera una manifestación literaria de cierto alcance universal. El esfuerzo individual, el puro trabajo físico, puede producir, un escritor esporádico y es de todos modos condición indispensable de la creación, pero ni la sucesión ni la coincidencia de unos cuantos escritores conscientes en tres siglos, pueden producir una auténtica literatura nacional. Al parecer, ese es el caso de Colombia.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>Incidentalmente, habría que decir en favor de esos buenos escritores eventuales, que su obra es tanto más meritoria en Colombia cuanto que ha sido un trabajo de horas escamoteadas a la urgencia diaria. No existiendo las condiciones para que se produzca el escritor profesional, la creación literaria queda relegada al tiempo que dejen libre las ocupaciones normales. Es, necesariamente, una literatura de hombres cansados.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>Por el contrario, tal vez la falla principal que podría señalarse a muchos de nuestros escritores, especialmente en los últimos tiempos, es no tener conciencia de las dificultades físicas y mentales del oficio literario. Grandes escritores han confesado que escribir cuesta trabajo, que hay una carpintería de la literatura que es preciso afrontar con valor y hasta con un cierto entusiasmo muscular. La creación literaria, solo por decirlo gráficamente, es un trabajo de hombres.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>No es sorprendente que después de la frustrada explosión de "la novela de la violencia", Colombia haya caído en un estado de catalepsia intelectual. Antes, al menos, había una producción masiva de mala literatura. Hoy no tenemos nada. Puede sospecharse, inclusive, que ya no se escriben los sonetos de amor del bachillerato, que parecía ser un signo definido de nuestra nacionalidad. Con una ligereza que no es más que un síntoma de apoltronamiento crítico, se trata de explicar esta extremada pauperización de la literatura colombiana como el resultado de una nueva preocupación colectiva: la tecnificación de la vida. La situación de la pintura en Colombia podría ser una buena réplica.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>Los pintores tuvieron la suerte de que Colombia no hubiera sido considerada nunca como un país de pintores. Conscientes de ser los responsables de una función artística nueva, sin estrepitosos antecedentes en el país, los pintores colombianos han empezado por el principio, aprendiendo duramente su arte y su oficio, y ejerciendo al mismo tiempo una vigorosa presión contra el medio. Puede comprobarse que el medio ha empezado a responder. En la actualidad, contamos con un grupo de pintores que pintan ocho horas al día, y que con una admirable conciencia profesional están echando las bases de un movimiento pictórico colombiano de proyecciones internacionales.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>No es enteramente casual que este buen viento que sopla al norte de la pintura, haya coincidido con la aparición de una crítica seria e independiente, de una intransigencia necesaria. Lo más saludable que podría ocurrirle a la literatura es la aparición de una crítica semejante.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>Se ha escrito varias veces la historia de la literatura colombiana. Se han intentado numerosos ensayos críticos de autores nacionales, vivos y muertos, y en todo tiempo. Pero en la generalidad de los casos esa labor ha estado interferida por intereses extraños, desde las complacencias de amistad hasta la parcialidad política, y casi siempre distorsionada por un equivocado orgullo patriótico. De otra parte, la intervención clerical en los distintos frentes de la cultura ha hecho de la moral religiosa un factor de tergiversación estética.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>La generalidad de los estudios críticos que se escriben en Colombia son eruditos análisis de una obra, de las influencias del autor, y hasta de su personalidad sicológica. Sabemos, por esos estudios, que Guillermo Valencia fue un poeta parnasiano, que sus hemistiquios eran perfectos, y que abrió una ventana por donde entró el viento modernista a renovar el aire enrarecido del romanticismo. Pero nadie nos ha demostrado, de un modo autorizado y definitivo, si era un poeta bueno o malo, ni por qué fue necesario el posterior y espléndido terrorismo poético de Luis Carlos López. La crítica colombiana ha sido una dispendiosa tarea de clasificación, una labor de ordenamiento histórico, pero solo en casos excepcionales un trabajo de valoración. En tres siglos, aún no se nos ha dicho qué es lo que sirve y qué es lo que no sirve en la literatura colombiana. De este modo, el escritor está obligado a ser responsable solo ante sí mismo.</b></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<b>La literatura colombiana, en conclusión general, ha sido un fraude a la nación. •</b></div>
<b>---</b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikrzJG8FVUGfVSo8qpvY53vc6DaJmlDlXIcUAY_uif7ifJRLBzkVFPNgO5qmyU8ZUkWVg2ZeN4DuMkH4ZaWv_-uVItAON8ZlWb_Ci2rc2nUyyJT2ehJIz7X1h16xxkKAgq6kNq-WTJyVKY/s1600/gabo+-1979.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="GABRIEL GARCIA MARQUEZ" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikrzJG8FVUGfVSo8qpvY53vc6DaJmlDlXIcUAY_uif7ifJRLBzkVFPNgO5qmyU8ZUkWVg2ZeN4DuMkH4ZaWv_-uVItAON8ZlWb_Ci2rc2nUyyJT2ehJIz7X1h16xxkKAgq6kNq-WTJyVKY/s1600/gabo+-1979.jpg" height="245" title="GABRIEL GARCIA MARQUEZ" width="400" /></a></div>
<b>---</b><br />
<b>---</b>Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-92091872667623861132014-04-17T15:08:00.001-07:002014-04-18T06:38:32.623-07:00El novelista García Márquez no volverá a escribir<span style="color: #3d85c6;"><span style="font-size: large;">El novelista García Márquez no volverá a escribir</span></span><br />
<span style="font-size: large;">Se dedicará a la música y compondrá un "concierto para triangulo y orquesta"<br /> </span><br />
<span style="font-size: large;">Una entrevista de Daniel Samper, para "Lecturas Dominicales"</span><br />
<span style="font-size: large;">EL TIEMPO - Diciembre 22 de 1968 - Página 5</span><br />
<b><br /></b>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzDdDYuHQndIvN61W2-Cyft16EUHCx1nSh7HL0Mo-XO8qjqvwPt94biLVPB3xbWffPW6KJnjN4opGS_vT43u7bvYnoPTn2wVfH10RasRVY9GrPWcob-XlytnXWb8eQOn27KbPRG9QiQ2mv/s1600/Explorar0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzDdDYuHQndIvN61W2-Cyft16EUHCx1nSh7HL0Mo-XO8qjqvwPt94biLVPB3xbWffPW6KJnjN4opGS_vT43u7bvYnoPTn2wVfH10RasRVY9GrPWcob-XlytnXWb8eQOn27KbPRG9QiQ2mv/s1600/Explorar0001.jpg" height="400" width="400" /></a></div>
<span style="color: #3d85c6;"><b>Este es mi último libro</b></span><br />
<br />
<b>Empiece por decir una cosa: que ya no doy más reportajes, porque me tienen hasta aquí. Yo me vine para Barcelona porque creí que nadie me conocía, pero el problema ha sido el mismo. Al principio decía: radio y televisión no, pero prensa sí, porque los de la prensa son mis colegas. Pero ya no más. Prensa tampoco. Porque loa periodistas vienen, nos emborrachamos juntos hasta las dos de la mañana y terminan poniendo lo que les digo fuera de reportaje. Además, yo no rectifico. Desde hace dos años, todo lo que se publica como declaraciones mías, es paja. La vaina es siempre la misma: lo que digo en dos horas lo reducen a media página y resulto hablando pendejadas. Fuera de eso, el escritor no está para dar declaraciones, sino para contar cosas. El que quiera saber qué opino, que lea mis libros. En "Cien Años de Soledad" hay 350 páginas de opiniones. Ahí tienen material todos los periodistas qua quieran. Y es que hay más: fuera de la persecución de los periodistas, tengo ahora una que nunca pensé tener: la de los editores. Aquí llegó uno a pedirle a mi mujer mis cartas personales, y una muchacha se apareció con la buena idea de que yo le respondiera 250 preguntas, para publicar un libro llamado "250 preguntas a García Márquez". Me la llevé al café de aquí abajo, le expliqué que si yo respondía 250 preguntas el libro era mío, y que sin embargo, era el editor el que se cargaba con la plata. Entonces me dijo que sí, que tenía razón, y como que se fue a pelear con el editor porque a ella también la estaba explotando. Pero eso no es nada: ayer vino un editor a proponerme un prólogo para el diario del Che en la Sierra Maestra, y me tocó decirle que con mucho gusto se lo hacía, pero que necesitaba ocho años para terminarlo porque quería entregarle una cosa bien hecha. Si es que los tipos llegan a extremos. Por ahí tengo la carta de un editor español que me ofrecía una quinta en Palma de Mallorca y mantenerme el tiempo que yo quisiera, a cambio de que le diera mi próxima novela. Me tocó mandarle decir que posiblemente se había equivocado de barrio, porque yo no era una prostituta. Ese caso me hace recordar el de una vieja de Nueva York que me mandó una carta elogiando mis libros, en la cual, al final, me ofrecía enviarme, si yo quería, una foto suya de cuerpo entero. Mercedes la rompió furiosa. Voy a decirle una vaina, en serio: a los editores yo los mando, tranquila y dulcemente, al carajo.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Todos los cachacos andaban de negro</span><br /> </b><br />
<b>Yo era un muchachito cuando vine por primera vez a Bogotá. Había salido da Aracataca con una beca para el Colegio Nacional de Zipaquirá, y luego de un viaje endiablado por el río y una trepada feroz de la montaña en tren, tuve mi primer contacto con la capital —que era un lugar lejanísimo, un verdadero otro mundo— en la estación de ferrocarril. Iba de la mano de mi acudiente, porque entonces la distancia entre el hogar y el estudiante obligaba a que a este le nombraran un acudiente, y todavía tenía miedo de morirme de una pulmonía, pues en la Costa se hablaba de que los calentanos no soportaban el frío de Bogotá. Pero, bien abrigado y todo, me monté en un carro con mi acudiente y empecé a ver esa ciudad yerta y gris de las seis de la tarde. Había miles de enmallados, no se oía ese alboroto de los barranquilleros, y el tranvía pasaba con cargamentos humanos. Cuando crucé frente a la gobernación, en la Avenida Jiménez abajo de la séptima, todos los cachacos andaban, de negro, parados ahí con paraguas y sombreros de coco, y bigotes, y entonces, palabra, no resistí y me puse a llorar durante horas. Desde entonces Bogotá es para mí aprehensión y tristeza. Los cachacos son gente oscura, y me asfixio en la atmósfera que se respira en la ciudad, pese a que luego tuve que vivir varios años en ella. Pero, aún entonces, me limitaba a permanecer en mi apartamento, en la universidad o en el periódico, y no conozco más que estos tres sitios y el trayecto que había entre unos y otros; ni he subido a Monserrate, ni ha visitado la Quinta de Bolívar, ni sé cuál es el Parque de los Mártires. <br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Este es mi último libro</span><br /><br />Voy a decirle una vaina en serio: a los editores yo los mando, tranquila y dulcemente, al carajo. Son una verdadera plaga. Porque, además, ellos dicen que los escritores vivimos de ellos, pero son ellos los que viven de nosotros. Los escritores vivimos de nuestros lectores, y los editores son parásitos que se alimentan de nosotros y de nuestros lectores. Por eso yo le recomiendo a los muchachos que roben en las librerías. Pero a mí lo que me soba es que muchos jóvenes escriben para publicar y no para escribir. Por eso le tengo desconfianza al futuro de la literatura colombiana: porque los muchachos escriben para publicar. Ahora: que no digan que hay valores ocultos, pero que no han salido a luz porque no hay quién les publique. Nada. Los editores están buscando autores con escoba por debajo de las camas. Porque ese es su negocio, naturalmente, y por eso es que viven persiguiendo a los escritores. Pero espere y verá que con Cortázar, Fuentes, Vargas Llosa y los otros, estamos preparando una vaina contra los editores. Y que no se calienten, porque yo jamás le he llevado un libro a un editor.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Todos los cachacos andaban de negro</span><br /><br />Luego me llevaron al colegio de Zipaquirá, donde estudié durante varios años bachillerato. Zipaquirá era también una ciudad fría, con techos de teja desgastada, y el colegio, un gran internado donde vivíamos doscientos o trescientos niños. Muchos de ellos eran también costeños, como Ricardo González Ripoll, que fue hasta la semana pasada alcalde de Barranquilla, y Humberto Jaimes, que era el más formal, y nunca le dio una patada a una pelota de fútbol, pero es ahora el redactor deportivo de El Tiempo. Los sábados y domingos había salida, pero yo no me movía del edificio porque no quería enfrentarme con la tristeza y el frío del pueblo. Durante esos años pasé encerrado la totalidad de las horas libres despachando libros de Julio Verne y Emilio Salgari. Por eso mismo no conozco, a Dios gracias, la Catedral de Sal.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Éste es mi último libro</span><br /><br />Y que no se calienten, porque yo jamás le he llevado un libro a un editor. Fíjese y verá. En 1950, cuando yo estaba en Barranquilla (para ser francos, fue en Cartagena, pero a los cartagéneros no los cito porque son cachacos), escribí "La Hojarasca", en el reverso de unos boletines de aduana aburridísimos. Una agente de Editorial Losada en Bogotá se enteró meses después de que había un costeño que tenía una novelita, me la pidió, y la mandó a la Argentina junto con "El Cristo de Espaldas", de Caballero Calderón. La editorial rechazó el mío, con una carta del crítico Guillermo de Torre en que decía, no solamente que el libro era impublicable, sino que el muchacho que lo había escrito no tenía porvenir. Cinco años después, cuando trabajaba en el periódico, llegó a mi oficina Samuel Lisman Baum, quien había editado un par de libros, y me dijo que si le podía dar los originales de una novela que, según le habían contado, yo tenía por ahí. Abrí la gaveta del escritorio, y le di el joto como estaba. A las pocas semanas me llamaron de la Editorial Zipa y me dijeron que estaba listo el libro, pero que el editor se había perdido y yo tenía que pagarlo. De manera que me tocó ir con varios libreros a la Editorial Zipa, convencerlos de que compraran cinco o diez ejemplares cada uno, y así fui pagando la deuda. Después la reimprimieron en el Festival del Libro Colombiano, pero a esta segunda edición le quité un capítulo que había salido en la primera. Con "El Coronel no tiene quién le escriba", ocurrió algo similar.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Todos los cachacos andaban de negro</span><br /><br />Terminado el bachillerato, me matriculé en la Universidad Nacional para estudiar Derecho, e hice los cinco años, pero no me gradué nunca porque me aburre a morir esa carrera. Hace poco, esto entre paréntesis, me propuso algún amigo vinculado a la Universidad, que hiciera cualquier tesis y que él se encargaba de arreglarme la cosa de los exámenes para graduarme, pero sería grotesco y lastimoso, un escritor de cuarenta años graduándose de abogado. Vivía entonces en una pensión en la Calle Florián, que es ahora, si no estoy mal, la carrera octava, y, aunque mis ingresos eran muy reducidos, me daba el lujo de pagar más que los demás residentes para que me dieran huevo al desayuno. Creo que era el único con huevo al desayuno entra los pensionados. Aprobé los civiles con más dificultad que los penales, pero unos y otros me daban la misma pereza. Ya usaba bigote, pero todavía no había hecho a un lado la corbata, y me volví un experto en jugar cascarita, pues aprovechábamos las horas de Derecho Comercial para dar patadas en los pasillos de la Facultad.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Este es mi último libro</span><br /><br />Con "El Coronel no tiene quien le escriba" ocurrió algo similar. Terminé el libro en 1957, en París, y le mandé los originales a Germán Vargas para que los leyera y me contara cómo le habían parecido. Pero Germán se los dio a Jorge Gaitán Duran sin que yo lo supiera, y este los publicó en la revista "Mito". Esa es la primera parte de la historia de "El Coronel". Dos años después, estando yo tirado al pie de la piscina del Hotel del Prado, en Barranquilla (cite siempre a Barranquilla), le dije a un botones que me solicitara una llamada a Bogotá porque tenía que pedirle plata a mi señora. Alberto Aguirre, un editor antioqueño que estaba ahí —no sé por qué estaba, pero estaba ahí— me dijo que no le pusiera sebo a mi señora, y que más bien él me daba 500 pesos por el cuento ese que había aparecido en "Mito". Ahí mismo le vendí los derechos en 500 pesos y hasta la fecha. En esos mismos años había escrito los cuentos que componen "Los funerales de la Mamá Grande" y "La Mala Hora".</b><br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXOtxTg67cx5GNgZHXNieQfkt1u4pHEHC-BIMyl33WWsf3wyQ_rnnwidIhrHUlS1Lcd_jY2RuRGCEjO4MNi-klraQHfQHHxnzNbAY8DJeB3kGJg0hmWoK-4UtcTsHEDLVzJYxqNHRynfbL/s1600/samper+-+gabo+-+1968.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXOtxTg67cx5GNgZHXNieQfkt1u4pHEHC-BIMyl33WWsf3wyQ_rnnwidIhrHUlS1Lcd_jY2RuRGCEjO4MNi-klraQHfQHHxnzNbAY8DJeB3kGJg0hmWoK-4UtcTsHEDLVzJYxqNHRynfbL/s1600/samper+-+gabo+-+1968.jpg" height="116" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">---<br />
<b>Cómo y porqué no ha llevado nunca un libro a los parásitos editores.<br />"Barranquilla es el único sitio donde puede vivir alguien que no quiere<br />volver a oír nada sobre literatura", dice el autor de "Cien Años de Soledad"</b><br />
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<b><br /><span style="color: #3d85c6;">Barcelona a lo GGM</span><br /> </b><br />
<b>Barcelona es una ciudad antigua que un día se vio atajada por el mar, y resolvió subirse a una colina. Por eso tiene, hacia el occidente, muchas calles empinadas; una de esas calles se llama Lucano y, en el número 16, vive temporalmente la familia García Márquez. Hay que saludar a una recepcionista quinceañera, subir unas escaleras, abrir una puerta carmelita y atravesar un largo pasillo donde hay varias maletas arrimadas, antes de encontrarse en la sala, que son tres sillones, un canapé, una pequeña biblioteca (García Márquez dice que bota todo libro leído; en una ocasión llegó al extremo de partir en dos uno que estaba leyendo porque su esposa lo urgía para que lo terminara, pues ella tenía mucho interés en comenzarlo), una grabadora que recorre todos los días varias cintas de música clásica, y finalmente una pequeña mesa con una máquina eléctrica modernísima. Márquez, como lo llaman en el extranjero, dice que apenas hace falta hundirle cierto botón a la máquina, y esta sola escribe la novela. A las cuatro de la tarde, el sofá negro se llena de tiras cómicas de Tarzán, el Pato Donald y el Ratón Mickey, porque Rodrigo y Gonzalo (Mánu) han regresado del colegio y se ponen a mirar los monos antes de que Mercedes los requiera para hacer las tareas, García Márquez no usa corbata, y viste siempre buso negro de lana (¿Tendrá varios, o será el mismo?) y unas horribles medias rojas. Escribe por las mañanas en cierto tipo especial de papel, y a la una suspende y guarda la hoja perfectamente terminada, o bien la arruga y la bota a la caneca y pierde cinco o seis horas de trabajo. Ya no fuma tanto. Antes encendía el siguiente cigarrillo con la colilla del anterior, pero ahora piensa antes de prenderlo y solo se decide a hacerlo cuando se da cuenta de que tiene ganas. No posee carro, porque dice que los taxis en Barcelona son muy baratos y que es imposible encontrar parqueadero. Así que anda a pie; aun si va de compras, que es cuando entra a un almacén, escoge una corbata italiana o una camisa color crema (aunque no usa corbata y detesta las camisas color crema) y las hace mandar a la casa porque él nunca tiene plata y es Mercedes la que se encarga de pagar todo. O pasa por una librería y entra a hacer mercado de ojo, mientras Gonzalo, de nueve años, que es cachaco por accidente, ya que a los dos meses de nacido en Bogotá se lo llevaron para México, se dedica a revisar los libros infantiles, y casi siempre sale con uno o dos ("el intelectual de la familia es él", dice García Márquez) bajo el brazo. Se detiene en una cafetería y pide café con leche y ponqué, deja el consabido diez por ciento de propina, y se larga a pasear por la avenida de los almacenes buenos preguntando por una camisa de cuello largo que tenga la costura muy finita, hasta que el vendedor lo convence de que no tiene camisas de esa naturaleza pero que hay, en cambio, unas preciosas medias de lana anaranjadas que termina pagando Mercedes.<br />Cuando le caen visitas, el plan es infalible: comer en "La Puñalada", que es el mejor restaurante de Barcelona, pedir percebes —unas indescriptibles uñas prehistóricas repletas de líquido verde, acerca de las cuales se ignora aún si son animales, vegetales o minerales, pero que los españoles las comen porque no hay marisco que los españoles no coman—salpicar la comida con un vino que corre la ventura de ser devuelto si está un poquito achampañado (y eso que García Márquez se ríe de que una persona nacida en Aracataca esté devolviendo vinos en "La Puñalada"), seguir con un trozo de carne casi crudo, y terminar con crepés suzettes, porque ese miserable dulce les tan difícil de hacer que al "maitre" le da rabia cada vez que un cliente lo pide, y de eso se trata. Después hay que ir al Barrio Chino, según tradición de los hermanos escritores Gotysolo —uno de los cuales estaba comprando libros del otro para, aumentar artificialmente la venta cuando fue sorprendido por García Márquez y señora—, colarse en una cava y pedir un par de jereces, caminar otro rato por el barrio gótico que está lleno de gente, aunque sean las dos de la madrugada, y hacer el gran fin de fiesta en un bar muy simpático, aún no descubierto por el turismo, donde cantan flamenco "La Pampanini", "La Solitaria" y "La Salerosa" que, en realidad, no son ellas sino ellos, y cuyo derecho de admisión vale veinticinco pesetas, pero cuarenta con derecho a sentarse.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Este es mi último libro</span><br /> </b><br />
<b>En esos mismas años había escrito los cuentos qua componen "Los funerales da la Mamá Grande" y "La Mala Hora". Esta última rodaba por ahí, en un rollo, me acuerdo mucho, amarrado con una corbata azul a rayas amarillas. En el 59 me casé, y Mercedes resolvió echarle una ordenada a mis cosas. Se encontró entonces con el rollo y me preguntó si lo podía botar. Yo le dije que sí, pero al fin ella lo volvió a guardar, y el rollo fue a parar, no sé por qué, con todos nuestros chismes cuando me fui a vivir a Nueva York. Por ese entonces, Alvaro Mutis estaba preso en la cárcel de México, y me había escrito una carta pidiéndome algo para leer. Cogí los papeles de "Los Funerales" y se los mandé. El se los prestó a la crítica Helena Boniatowska, a quien se le perdieron. No volví a saber de la cosa sino dos años después, cuando Mutis me llamó y me contó que los había encontrado, que los había llevado a la Universidad de Veracruz para que los publicaran, y que me estaba mandando un cheque por cien pesos mexicanos —menos de cien dólares—, correspondiente a los derechos de autor. Eso fue todo lo qua recibí por "Los Funerales".<br />En 1962 se apareció Guillermo Ángulo en la casa dónde yo vivía en México, y textualmente me dijo: "La Esso organizó un concurso de novela, pero como que está varado porque no se ha presentado nada que sirva. Manda una vaina, porque es pilado gánaselo". Mercedes se acordó que por ahí andaba el rollo amarrado con la corbata tejida azul a rayas amarillas, y se lo dio como estaba. Así se ganó el premio Esso "La Mala Hora". Pero a mí todavía me da pena qua esa vaina amarrada con una corbata se hubiera ganado 3 mil dólares. Yo, francamente, pensé que era pecado comerse esa plata, porque me parecía robada, y más bien se la metí a la compra de un carro. Todavía estaba en México, cuando recibí una carta de la Editorial Suramericana en la cual me decían que querían reimprimir mís libros.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Todos los cachacos andaban de negro</span><br /> </b><br />
<b>Luego entré como reportero en "El Espectador". Es lo único que querría volver a ser. Mi gran nostalgia es no ser reportero, y la única vez en mi vida que me ha dolido no hallarme en Colombia, fue cuando se produjo el envenenamiento colectivo en Chiquinquirá: yo hubiera ido gratis a cubrir esa información. Inventábamos cada noticia..., una vez recibimos un cable del corresponsal en Quibdó, Primo Guerrero se llamaba, por la época en que se había pensado repartir al Chocó entre los departamentos vecinos, en el que se daba cuenta de una manifestación cívica sin precedentes. Al otro día, y al siguiente, volvimos a recibir mensajes similares, y entonces resolví irme a Quibdó para ver cómo era una ciudad en pie. Hacía un sol de los infiernos cuando, tras miles de peripecias para viajar a un sitio a donde nadie viajaba, llegué a un pueblo desierto y amodorrado en cuyas calles polvorientas el calor retorcía las imágenes. Logré determinar el paradero de Primo Guerrero y, al llegar, lo encontré echado en la hamaca en plena siesta bajo el bochorno de las tres de la tarde.<br />Era un negro grandísimo. Me explicó que no, que en Quibdó nada estaba pasando, pero que él había creído justo enviar los cables de protesta. Pero como yo me había gastado dos días en llegar hasta allí, y el fotógrafo no estaba decidido a regresar con el rollo virgen, resolvimos organizar, de mutuo acuerdo con Primo Guerrero, una manifestación portátil que se convocó con tambores y sirenas. A los dos días salió la información, y a los cuatro llegó un ejército de reporteros y fotógrafos de la capital en busca de los ríos de gente. Yo tuve qua explicarles que en este mísero pueblo todos estaban durmiendo, pero les organizamos una nueva y enorme manifestación, y así fue como se salvó el Chocó.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Este es mi último libro</span><br /><br />Todavía estaba en México cuando recibí una carta de Editorial Suramericana, en la cual me decían que querían reimprimir mis libros. Les contesté que no estaba interesado en reimprimirlos, pero que les podía entregar una novela que tenía casi terminada. Les mandé entonces "Cien Años da Soledad", y se encontraron con semejante mina que les ha vendido más de cien mil ejemplares en menos de dos años. Y ahora resulta que dizque somos nosotros los que vivimos de ellos. Y friegan permanentemente. No hay día en que no llamen dos o tres editores y otros tantos periodistas. Cuando mi mujer contesta al teléfono, tiene que decir siempre qua no estoy. Si esta es la gloria, lo demás debe ser una porquería. (No: mejor no ponga eso, porque esa vaina, escrita, es ridícula). Pero es la verdad. Ya uno no sabe ni quiénes son sus amigos.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Todos los cachacos andaban de negro</span><br /> </b><br />
<b>En otra ocasión en que el material para publicar era escasísimo, inventamos el descenso de un helicóptero al Salto de Tequendama. La proeza era una tontería; se trataba de un helicóptero que repetía por milésima vez una operación de descenso común y corriente, solo qua en esta oportunidad lo hacía en la cañada del Salto. Le dimos gran despliegue, metí un fotógrafo entre la cabina, yo me quedé al pie de la carretera porque no pensaba bajar ni muerto y, al final, resultó ser la primera inspección en helicóptero a una cascada famosa. Después vinieron los reportajes al marino Velasco. Hablé con él durante horas y horas, y lo que conté fue absolutamente ceñido a su relato. Quién sabe qué habrá sido del marino Velasco. Por ahí me dijeron que ahora andaba de gerente y de economista joven.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Este es mi último libro</span><br /> </b><br />
<b>Ya uno no sabe ni quiénes son sus amigos. Aquí se pasa uno la vida esperando un amigo de García Márquez, pero todos los que llegan son amigos del escritor y no del tipo de cuarenta años que nació en Aracataca. Mis únicos amigos son anteriores a "Cien Años de Soledad". A ellos les contesto unas cipote cartas y me leo de cabo a rabo las que me mandan, pero las otras ni las abro. Las rompo sin abrirlas. De veras que todo esto cansa. Los primeros tres meses leí las críticas de prensa sobre "Cien Años de Soledad" que me mandaba él editor. Ahora ni sé dónde las pongo. No es vanidad: es que me dañan el libro que estoy escribiendo. Necesito que me dejen tranquilo para acabarlo en tres años; pero los lectores están dos años atrasados respecto al autor, y solo me hablan de "Cien Años de Soledad". Yo ya no quiero saber nada de "Cien Años". Quiero concentrarme en "El Otoño del Patriarca". Por favor que no me hablen más de literatura; estoy hasta el pescuezo de García Márquez; todos se sienten obligados a comentarme "Cien Años da Soledad". Ya decidí que lo único que me interesa son mis amigos: de nueve a tres trabajo, y de resto para emborracharme con mis amigos. Que venga el Néne Alvaro Cepeda y nos emborrachamos juntos, y los demás al carajo. Cuando termine este libro, me voy para Barranquilla, donde nadie le pone bolas a nadie, donde va el presidente y al primer día lo atienden pero al tercero ya ni le fían, y no escribo más.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Todos los cachacos andaban de negro</span><br /><br />Algunas cosas publicadas me crearon un mal ambiente en un ambiente malo, y entonces tuve que irme a París como corresponsal, recibiendo un sueldo que me permitía vivir, decorosamente. Hasta que un día cerraron el periódico, y me quedé en la calle. Así que me dediqué a escribir; terminé "El Coronel no tiene quien le escriba" y, al cabo de los meses, la generosidad de mi casera y mi escasez absoluta de fondos habían acumulado una de las más grandes deudas por concepto de arrendamiento, de que se tenga noticia en París.<br /><br /><span style="color: #3d85c6;">Este es mi último libro</span><br /> </b><br />
<b>Y no escribo más. Ya escribí el plan de libros qua tenía para veinte años. Ahora se acabó. Ya no tenga plan. Ni tengo ganas de escribir. Eso cada vez es más difícil, y yo soy muy bruto para escribir. Me siento en la máquina, y al final tengo terminada media cuartilla, Estoy viendo que el que tiene razón es mi papá; él no ha leído ninguno de mis libros porque dice que yo soy demasiado bruto para escribir nada bueno. Por ahí estoy pagando una casa a plazos en Barranquilla que me enflautó Néne Cepeda, y me voy a ir para allá a no hacer nada, para no volver a encontrarme con amigos que me feliciten por "Veinticinco años de paz", como me ocurrió hace poco. De veras, no quiero volver a escribir. Más bien voy a dedicarme a la Música. Ya comencé a estudiarla con Alejo Carpentier y Mauricio Ohana, en París, y ahora me voy para Barranquilla y me pongo a escribir un concierto para triángulo y orquesta. Es que al pobre triángulo lo tienen fregado. ¿Ha visto una partitura para triángulo? Es una vaina en que se pasan páginas y páginas y de golpe, tín. Triste. Yo voy a componer una obra que constituya la rehabilitación, del personaje más olvidado de la orquesta; lo pongo al frente del escenario, antes que todos los demás instrumentos, enciendo las luces y hago que la orquesta entera trabaje para el triángulo. El triángulo será la medida y el desenlace de todo. Porque, si sigo en la literatura, quién sabe cómo acabe. Ya me estoy dando cuenta que soy el Vargas Vila de mi generación. Mira y verá: Vargas Vila también era el que más se vendía, y Vargas Vila también se vino a Barcelona. Me da miedo estarle siguiendo los pasos. Al principio creí que "Cien Años de Soledad" era una buena novela, pero ahora sospecho que 120 mil ejemplares vendidos son típica cosa de Vargas Vila. Eso es muy grave. Por eso me voy para Barranquilla donde nadie le pone bolas a uno. Ya estoy convencido de que en América Latina, al ver una foto mía, dicen: "Otra vez el sapo del García Márquez".<br />-----</b><br />
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<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-6aJ6KHZFgfN7NAx_i3ctY68MFE6Pox9KDPivvAsmHQQ0k0zW89uve6CC6xQUUjbg6G2Ai-YNwf4VgNl3yK9-L-krBM12gRvFh9vYrhfAZRdoyyU40uhABT2y5rw3wWiHmQRfkZOdsD-U/s1600/tiempo-1968-luis+gelves.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-6aJ6KHZFgfN7NAx_i3ctY68MFE6Pox9KDPivvAsmHQQ0k0zW89uve6CC6xQUUjbg6G2Ai-YNwf4VgNl3yK9-L-krBM12gRvFh9vYrhfAZRdoyyU40uhABT2y5rw3wWiHmQRfkZOdsD-U/s1600/tiempo-1968-luis+gelves.jpg" height="267" width="400" /></a></b></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqm7gunp3SItzAmU8CIAbspY4zyvu-BZzCZJdNYmk0FQT8MAfvLTrUSZKs3lu25uGo1wp1r6yRE-K8DuV6JHnOH-tvUuPD9q3oQ5VPTL-KezSjWWjbAKdAnX46DImQZyZ-x6cGFWKHYnfF/s1600/el+tiempo-1968.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqm7gunp3SItzAmU8CIAbspY4zyvu-BZzCZJdNYmk0FQT8MAfvLTrUSZKs3lu25uGo1wp1r6yRE-K8DuV6JHnOH-tvUuPD9q3oQ5VPTL-KezSjWWjbAKdAnX46DImQZyZ-x6cGFWKHYnfF/s1600/el+tiempo-1968.jpg" height="640" width="417" /></a></div>
Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-46865088197168230772014-04-11T12:31:00.001-07:002014-04-11T13:54:10.146-07:00LA OBSTINACIÓN MARAVILLOSA - Jaime Mejía Duque - "Crítica a García Márquez"<b>sección - LIBROS LEÍDOS - revista "gato encerrado" número 8 - mayo/junio 1981<br />CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA<br /><span style="font-size: large;">LA OBSTINACIÓN MARAVILLOSA</span><br />Por: Jaime Mejía Duque</b><br />
<b><span style="color: #6fa8dc;"><span style="background-color: white;"><a href="http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91043" target="_blank">(DATOS BIOGRAFICOS)</a></span></span><br /> </b><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b><i>—"El día en que lo iban a matar, Santiago</i></b></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b><i>Nasar se levantó a las 5: 30….... "<br />—"Había soñado que atravesaba un bosque</i></b></span><br />
<b><span style="color: #6fa8dc;"><i>de higuerones donde caía una llovizna tierna… "</i></span><br /> </b><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsPVAl2do-MBhqn3RuASnQi22K0RBhUqibEdvW4_27XVjID4_Vrly4waqr2HuIUmVKfIHwmM-T_UcMesevftqldPWNTKlkV8Z6pQxkwT-DtqTP2UPAwmM4VQ04CPMv0PK8JNQxR5oTivjN/s1600/gato_encerrado_8.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsPVAl2do-MBhqn3RuASnQi22K0RBhUqibEdvW4_27XVjID4_Vrly4waqr2HuIUmVKfIHwmM-T_UcMesevftqldPWNTKlkV8Z6pQxkwT-DtqTP2UPAwmM4VQ04CPMv0PK8JNQxR5oTivjN/s1600/gato_encerrado_8.gif" /></a><b>• Lectores esperanzados y optimistas, entre quienes me he contado siempre para bien o para mal, seguimos línea a línea y con placer el capítulo augural o primera secuencia de Crónica de una muerte anunciada, que anticipó la prensa bogotana el domingo 26 de abril. Poco a poco advertíamos los olores y los sabores metafóricos ya conocidos (—¡y tan imitados!—) desde la saga de Macondo. El dominio del autor en el manejo de su personal lenguaje, al que despliega y vuelve a plegar a voluntad con humor y maestría, queda fuera de dudas. Es lo que con arrobamiento fetichista llaman por ahí el "oficio". Gabo lo posee como su misma piel. Requisito sin el cual, por lo demás, nadie ha sido un escritor.<br /> </b><br />
<b>• Primeramente fue menester despegarse las gafas impalpables que la escalada editorial, con su baraúnda omnipresente, nos había calzado en el semisueño de los últimos meses, a fin de restablecernos en nuestra visión natural, la de todos los días. Y entonces fuimos comprobando el imperio de aquellos recursos ya tan familiares por todo lo anterior de Gabo. Sin dejar, claro está, de disfrutar el placentero arrullo de una escritura que respira sin tropiezos. Hasta que al cabo de esas páginas el don de la primicia no pudo disimularnos más el hecho curioso, y discretamente desgarrador, de que lo medular de esta obra tan sabiamente redactada en los incidentes y matices de su anécdota se contenía en el troquel del estereotipo patentado. El modo maestro como el escritor latinoamericano más célebre actualmente sobrelleva la matriz macondiana, reconocible no tan sólo en el enfoque global del tema sino además en casi todas sus construcciones metafóricas y plásticas, sostiene el interés en la primera lectura. Experiencia ésta que será envidiablemente virginal en quienes hasta ahora no hayan leído nada del autor. Pues lo hallarán "todo" aquí. Porque el trazo técnico-literario del escritor no ha variado. Naturalmente, esta Crónica ya no acude a la hiperbólica y rebuscada imaginería de El Otoño: en verdad ese era un camino destapado, el espejismo de las innovaciones genuinas.<br /> </b><br />
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<b>• Hay algo melancólico y como premonitorio y suprapersonal en esta perfección estereotipada, en el juego visceralmente previsible y sin embargo fascinante —que nos complica en sus aberraciones— de esta prosa que jamás fué torpe ni huérfana de ingenio. La novedad formal de Gabo fué tan espectacular desde el comienzo, y a la vez tan prisionera de su propio encanto, que ayer con El Otoño y hoy con la Crónica, nos persigue la imagen de lo que acabó ocurriéndole a un García Lorca, tan insólito en sus inicios y tan admirablemente repetitivo en su arsenal metafórico durante el resto de su escritura. Porque era eso exactamente: siempre admirable en su fulgor verbal para los lectores de su época, pero.... demasiado él mismo siempre.<br /> </b><br />
<b>• Quizá el talento primordialmente lírico y metafórico de García Márquez (—apenas externa y ocasionalmente emparentado con el espíritu épico, que es explorador, objetivo y proteico basta el fin—), se reconozca a la postre en sus virtudes y sus vicios del lado de la Fábula, en la aceptación más estricta. La Hojarasca, inmadura todavía pero ya convincente, y El Coronel, tan seguro y perfecto, tal vez señalen los puntos límites en donde la apertura épico-novelesca propiamente dicha se vislumbra desde el interior de la anécdota elegida, en su espontánea entonación narrativa, y en donde el lirismo episódico es sobrepasado por el movimiento de un relato en cuyo discurrir la subjetividad estilizadora no se autocontemplaba todavía.<br /> </b><br />
<b>• Si he formulado la cuestión en términos tan "filosóficos", será porque percibo en ella un problema de fondo que incide en toda la producción narrativa latinoamericana de este período. A lo mejor, o a lo peor, el "boom", que sin duda dió seguridad a escritores y lectores en América Latina e impulsó nuestra literatura en prosa (—al Ensayo también—), igualmente ha fomentado, con la mediación extraliteraria y tan ambivalente de la publicidad vendedora, esta especie de narcisismo de nuestra conciencia literaria en trance de madurez.<br /> </b><br />
<b>• García Márquez sabe lo que es afrontar ese poder que invade y usurpa nuestra subjetividad, que amenaza a cada instante con escindir y pulverizar el yo del autor de moda, haciéndolo explotar en lluvia de confeti después de haberlo magnificado a través de los temibles "mass-media". De pronto el personaje se descubre en el papel del aprendiz de brujo, impotente para conjurar las fuerzas mágicas que ha despertado (—y que aquí no son sino las del mercantilismo trasmutador del objeto cultural en puro valor de cambio y en fetiche-vampiro—).<br /> </b><br />
<b>• De cualquier modo el proyecto de escritura mantiene su dinámica, o al menos su razón de ser entre los afanes de los hombres, y el escritor seguirá embarcado en él hasta la trivialización prestigiosa, o hasta la deseable muerte en olor de rebeldía y de búsqueda. Dada la naturaleza prometeica de la literatura como arte, ciertamente se trataría de lo ultimo: rebelión contra lo obvio y adormecedor, búsqueda jamás sobreseída de la compulsión originaria.<br /> </b><br />
<b>• De esta problemática no hay escapatoria para quien vive su vocación como destino. El autor de Crónica de una muerte anunciada la confronta sin remedio cuando, al relatar este asesinato con ojo de cronista, el plasma celular de sus imágenes tiende tercamente a reordenarse a la manera de los palimpsestos de Macondo. Su manejo del tiempo oscila en un ir y venir del pasado (—lo ya ocurrido y que ahora se cuenta—) y el futuro (—que se desliza en la visión del narrador desde el momento en que reconstruye las circunstancias de lo acontecido—). Desde el futuro del muerto y sus asesinos, que será el presente del "cronista", permanentemente indicado por giros y expresiones de llaneza coloquial, el narrador "muestra" paso a paso lo sucedido, restituyéndolo al momento de su génesis, pero siempre como un acto de la memoria de otros. No hay una sola página en donde dicha alternancia no se cumpla. Ella suele ocurrir así:<br /> </b><br />
<b>"—Faustino Santos me contó que se había quedado con la duda, y se la comunicó a un agente de la policía que pasó poco más tarde a comprar una libra de hígado para el desayuno del alcalde. El agente, de acuerdo con el sumario, se llamaba Leandro Pornoy, y murió el año siguiente por una cornada de toro en la yugular durante las fiestas patronales. De modo qué nunca pude hablar con él, pero Clotilde Armenta me confirmó que fue la primera persona que estuvo en su tienda cuando ya los gemelos Vicario se habían sentado a esperar—" (—tercera secuencia—).<br /> </b><br />
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<b>• Ahí está. Es algo que posee la insidiosa virulencia de las metástasis. O sea, el mismo tratamiento del tiempo del Narrador en Cien años. Y al final, con el relato ya objetivado, será también un tiempo cíclico. El tono de "crónica" </b><b><b>—</b>ligeramente ritual en ocasiones</b><b><b>—</b>, tan propio de la concepción narrativa en Gabo desde sus comienzos, se preserva con toda su tipicidad en este breve libro. A la postre dicha modalidad "alude" el acontecimiento en que se funda el relato, lo "rememora" pero en realidad (—como sí ocurre en la narración épica—) no lo actualiza en vivo desde las conexiones internas y constitutivas de sus elementos fácticos. "Todo" García Márquez se contiene y determina en esta diferencia. Por ello he afirmado que él es un narrador lírico. Ciertamente cronista. Su reino es el de la leyenda, el del "se dice", el del "me contaron" de la tradición oral… El de la Fábula.<br /> </b><br />
<b>• En condiciones históricomundiales bajo las que quizá muchas personas cultas e incultas padecen la fatiga de la crudeza "realista" que también avasalla la intimidad y, por reacción, despierta nuevamente la añoranza de alguna Edad de Oro —o su caricatura piadosa—, resulta explicable en cierta medida la avidez por esta mirada deliberadamente "ingenua" del cronista de Macondo (—modelo trascendente del Anacronismo—). Pero, como en un mundo decididamente desacralizado y hostil cada día la actitud ingenua corre el riesgo de fosilizarse a su turno en mera obstinación de lo imposible, el retoricismo de El Otoño denunció a su hora un desajuste profundo (—tan vivido, que todos se empecinaron en escamotearlo y exhibirlo, al contrario, como una epifanía—).<br /> </b><br />
<b>• Era sensato, pues, no insistir en esa dirección manierista. Ahora el síntoma surge a otro nivel: Crónica de una muerte anunciada es tan clara y tan fluida como El Coronel, según debía ser, sin duda alguna. No obstante, la cuestión medular y de conjunto, en la escritura garcíamarquiana, con eso no ha desaparecido. Es que —me atrevería a suponerlo— lo ingenuo, lo legendario, lo mítico inclusive, era Macondo. En la crónica del asesinato de Santiago Nasar, que al fin no podrá ser asimilada mecánicamente al encantado universo de los Buendía cerrado sobre sí como un mineral, en ella el mecanismo del lenguaje sigue estando montado sobre las mismas combinaciones metafóricas —con todo y haberse sometido a una ascética poda de hipérboles y desmesuras—, Antes de El Coronel, y aun de Cien Años, este limpio relato no hubiera cuestionado nada. Venido luego, se convierte en un hábil y bien terminado artefacto.</b><b><b> </b></b><br />
<br />
<b><b>• </b>Como al principio, aquí se entona:<br /> </b><br />
<b><b>"—</b>Era una costumbre sabia impuesta por su padre desde una mañana en que una sirvienta sacudió la almohada para quitarle la funda, y la pistola se disparó al chocar contra el suelo, y la bala desbarató el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, pasó con un estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza..." (—Pág. 12—).<br /> </b><br />
<b>"—El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros..." (—pág. 1—).<br /> </b><br />
<b><b>• </b>Con el humor necesario, en todo caso:<br /> </b><br />
<b>“—Clotilde Armenta recordaría siempre que el talante rechoncho del coronel Aponte le causaba una cierta desdicha, y en cambio yo lo evocaba como un hombre feliz, aunque un poco trastornado por la práctica solitaria del espiritismo aprendido por correo. Su comportamiento de aquel lunes fue la prueba terminante de su frivolidad..." (—pág. 77-78—).<br /> </b><br />
<b>"—Pablo Vicario era seis minutos mayor que el hermano, y fue más imaginativo y resuelto hasta la adolescencia… Pedro Vicario cumplió el servicio durante once meses en patrullas de orden público... Regresó con una blenorragia de sargento que resistió a los métodos más brutales de la medicina militar, y a las inyecciones de arsénico y las purgaciones de permanganato del doctor Dionisio Iguarán..." (—Págs. 80-81—).<br /> </b><br />
<b>• Empero, este no podría ser considerado un libro baldío. Aunque sí epigonal en el horizonte de una obra cuyos logros mejores, la crítica internacional ha exaltado a la jerarquía de los valores contemporáneos.<br /> </b><br />
<b>• Su anécdota —aquel crimen ineluctablemente ejecutado a pesar del rumor y la publicidad que lo proceden, y en los que todo el vecindario participa— sugiere objetivamente en pleno trópico el guiño del destino que ejemplarizaron los trágicos antiguos.<br /> </b><br />
<b>• Su entonación de reportaje desenfadado que discurre por la epidermis más llamativa del acontecimiento, reteniendo periodísticamente lo que en él ha quedado al alcance de cualquier testigo, aun del más desprevenido, es lo que aquí jamás se traiciona. Y en ello consiste precisamente la virtud del género. Lo demás es el ingenio poético, del que carecen tantos reporteros. Lo narrativo, concebido líricamente, admite el rejuego del azar, el arbitrio alusivo, el tic de la fantasía que no habrá de comprometerse a dar cuenta internamente de ningún sentido determinado. Lo cual, a la postre, define los dominios cada día más vastos y enajenantes de la llamada literatura comercial.<br /> </b><br />
<b>• Previendo tal vez esa reserva en lectores entrenados, el cronista pone a cargo del juez de instrucción (—figura no propiamente "creada" sino más bien "declarada" en el discurso narrativo—), esta reflexión justificativa que en rigor apuntaría esencialmente a todo el texto a cuyo socaire se produce: "—Sobre, todo, nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada".<br /> </b><br />
<b>• Llegados a este punto, en el último capítulo o secuencia, hasta parece lícito pensar que, en repentino fulgor de autoironía, el escritor se "desolidariza" moralmente de su juego.<br /> </b><br />
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<b>• Entre la "gente de letras" de América Latina el "boom" inagotable de García Márquez parece haber llegado a erigirse en poder intimidante. El problema se complica con el hecho de que, al volver a leer al colombiano, descubren que todavía sus textos los fascinan con esa mezcla de aceptación y rechazo, con esa confusión de sentimientos tan difícil de conducir a una catarsis. Justamente por ser él tan representativo de lo que ocurre con nuestra literatura en ascenso, quiérase o no, él se ha convertido en piedra de toque de afirmaciones y negociaciones, de plenitudes y carencias, para quien aspire a comprender en su terreno la narrativa latinoamericana de estos lustros. Lo que allí viene sucediendo no tendría otro sentido, si se lo contempla en perspectiva. Por ello, la pasión o la curiosidad con que se estudia y se promueve al escritor colombiano dentro y fuera de nuestro medio, no se nutren únicamente de las cualidades intrínsecas de su obra. Es que la intuición o el "gusto" del momento perciben oscura y contradictoriamente en ella el nudo de intersección de enigmas que conciernen a todo un panorama sociocultural inédito hasta hace pocos años, el de América Latina. De modo que cuando García Márquez declara, en otros términos, que él "no tiene la culpa" de su tremenda resonancia, dice la verdad. Quienes desde sus pequeños mitos sin porvenir languidecen de despecho ante tamaña nombradía y la eclosión editorial que la corteja (—no menos hiperbólica que los tropos de Cien años—), no han barruntado la complejidad ni el peso del fenómeno. En el ojo del huracán publicitario le ha correspondido ocupar su lugar, y ahí también acecharía el "suspenso" histórico-literario de su perdurabilidad. Nosotros deseamos ésta en nombre de una literatura cuya validez universal necesitamos.</b><br />
<b>Por: Jaime Mejía Duque</b><br />
<b>Bogotá, mayo/81.<br />---</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXcpLhL5zkD5OPqdSH6T-iebsZoOxiH-xl4TLI9g4VEz_mnsuAj-2UPu7_8yigonzjahvVTa62sQEbyqqhM1eOug2w42VEEUBWN48_FBl_cFo_87Amz1otXCYIrC9Eg-mHelXJYRJQBddg/s1600/CRONICAXMEJIA.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXcpLhL5zkD5OPqdSH6T-iebsZoOxiH-xl4TLI9g4VEz_mnsuAj-2UPu7_8yigonzjahvVTa62sQEbyqqhM1eOug2w42VEEUBWN48_FBl_cFo_87Amz1otXCYIrC9Eg-mHelXJYRJQBddg/s1600/CRONICAXMEJIA.gif" height="640" width="427" /></a></div>
Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-89989172059217599232014-04-10T10:32:00.000-07:002014-04-11T13:07:52.406-07:00Aquí hay gato encerrado<b><span style="font-size: large;">QUINCENA - Aquí hay gato encerrado</span><br />Uriel Ospína </b><br />
<b>Publicado el 15 de Noviembre de 1981</b><br />
<b>Lecturas Dominicales - EL TIEMPO - pp 11<br /> </b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcki4JvEf-ti5k-n5LrmtizJgZFHBlahDWygZoXjyDbqj3G1I1ht4eBpIFgpHjmab30w8VGUUjl9Xgufzlwntrl1631rzuWJOKfrRlYyYjIopOlHyp7IsAchQOdiH_bZLDuUzx9-EanZEB/s1600/Explorar0025.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcki4JvEf-ti5k-n5LrmtizJgZFHBlahDWygZoXjyDbqj3G1I1ht4eBpIFgpHjmab30w8VGUUjl9Xgufzlwntrl1631rzuWJOKfrRlYyYjIopOlHyp7IsAchQOdiH_bZLDuUzx9-EanZEB/s1600/Explorar0025.jpg" height="240" width="400" /></a></div>
<b>Eutiquio Leal anda empeñado hace algún tiempo en sostener una revista literaria de vanguardia en Colombia, empresa para la cual se necesita una buena dosis de quijotismo, otra de coraje y una tercera de testarudez. La primera es difícil de conseguir en estos tiempos de yangüeses. La segunda tampoco suele hallarse con facilidad. La tercera es tal vez de todas la más compleja, por cuanto ella obliga orientar la revista, reunir las colaboraciones de escritores incumplidos, seleccionar el material, conseguir los avisos, buscar la imprenta, pagar la edición (que nunca vale lo mismo de un número a otro) corregir las pruebas, hacer los paquetes, llevarlos al correo y finalmente emprender el calvario de cobrar los avisos para poder editar el número siguiente.<br />Cualquier otro que no esté al tanto de estas aulagas creerá que exagero, pero no es así. Editar una revista literaria en Colombia es una empresa que desanima a cualquiera. Tal vez no a Eutiquio Leal. <br />•<br />"Gato encerrado", se llama ésta de que estoy hablando. También andan metidos en el propósito Fernando Soto Aparicio y Eduardo Márceles Daconte, coordinando la redacción Mariela Zuluaga, Joaquín Peña Gutiérrez y Benhur Sánchez Suárez. Porque se necesita «realmente creer en la literatura para enfrentarse a semejante empresa, dado que en Colombia —e imagino que el fenómeno es general en la América Latina—, la gente solamente lee lo que le dicen que es bueno, lo que haya hecho su carrera literaria o lo que venden como consumo de supermercado las grandes editoriales. Que yo sepa, muy poca gente arriesga un poeta nuevo, o un novelista desconocido, y por carecer de espíritu de aventura intelectual, se ha quedado adherida a aquello tan conservador que "más vale malo conocido que bueno por conocer", desactualizándose, y de pasada esclerotizándose mentalmente, por simple pereza espiritual.</b><br />
<b>De "Gato encerrado", que por sus mismas limitaciones económicas es modesta editorialmente, debo decir que por lo menos tiene el inmenso valor de responder en un frente en el que muchas personas y entidades con mayores posibilidades materiales no han tenido la gallardía de hacerlo. Aparte algunas excepciones, Colombia es un país sin revistas literarias excepción hecha de las oficiales de algunos institutos o universidades que muy poco contacto tienen con la gente nueva, con la calle, con lo que silba, gruñe y chilla, en la calle, con lo que tiene "jeans" mentales más que materiales. El gato encerrado de Eutiquio Leal no lo es tampoco tanto por cuanto anda suelto por tejadillos y tertulias, revelando nombres, despertando intereses, recordando que la creación literaria, como las plantas, hay que ayudarla en su desarrollo, en vez de andar buscando la sombra amiga del árbol conocido para ponerse a bostezar bajo sus ramas.</b><b> </b><br />
<b>• </b><br />
<b>Nadie sabe cuántas vidas podrá tener este "Gato". Ni siquiera lo sospechan Eutiquio Leal y sus compañeros de aventura. Es posible que en esta adquieran más arrugas, más canas, más experiencia que beneficios económicos. Sin duda alguna cuando todavía se es joven intelectualmente es más hermoso también fatigarse en una faena que muy pocos habrán de comprender y menos de agradecer, pero que es de una belleza fresca, primaveral y lozana!<br />---</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOeq0gZX_LaXwqMDnLdD9kch6Ub-FVsv1iOo7OsiLD0Y_hZu0CZUy9K_phTFUmtOrmgVnRQCfhMi7pzHjZaNVPyu-fbae6sb9C8EykZF9ql37dhqpfKaB8-4PKdVKZKJ44dg6Wy5KWzynY/s1600/revistas-gato-encerrado1.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOeq0gZX_LaXwqMDnLdD9kch6Ub-FVsv1iOo7OsiLD0Y_hZu0CZUy9K_phTFUmtOrmgVnRQCfhMi7pzHjZaNVPyu-fbae6sb9C8EykZF9ql37dhqpfKaB8-4PKdVKZKJ44dg6Wy5KWzynY/s1600/revistas-gato-encerrado1.gif" height="152" width="400" /></a></div>
Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-24623388934369389282014-04-04T11:10:00.001-07:002014-04-04T11:52:44.282-07:00EUTIQUIO LEAL DESPUÉS DE LA NOCHE<b><span style="font-size: large;">EUTIQUIO LEAL DESPUÉS DE LA NOCHE</span></b><br />
1928-1997<br />
<b><a href="http://es.calameo.com/read/0003769427d7fe42a6057" target="_blank">Paginas 39/40/41/42/43 - Los adelantados - Libro de Carlos Orlando Pardo</a></b><br />
---<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3Xd75R12NtljQH8gsYht3dzOJh1U-CiBhtxjkyNIldIW5LMYx4DAfJuq9aewME9zFQAn9deYVb-5WeuUSWIQYhzfQeRB0uTUQ2MPsr3-42n1f8Q-2HVwk7ZFRchRD7wghNQnVaXyibxWz/s1600/los_adelantados-caratula.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3Xd75R12NtljQH8gsYht3dzOJh1U-CiBhtxjkyNIldIW5LMYx4DAfJuq9aewME9zFQAn9deYVb-5WeuUSWIQYhzfQeRB0uTUQ2MPsr3-42n1f8Q-2HVwk7ZFRchRD7wghNQnVaXyibxWz/s1600/los_adelantados-caratula.gif" height="320" width="217" /></a></div>
<b>Llegó esa tarde con la sonrisa amplia y las palabras gratas que refrescaban aquel día, pocas horas antes de celebrar mis primeros cincuenta años. Era excepcional que no viajara a las convocatorias de los amigos porque su actitud solidaria estaba a toda prueba. Lo noté demasiado delgado cuando le di mi abrazo, pero nada hacía suponer que la muerte corriera de prisa por sus venas. Tres meses después supe que lo habían hospitalizado de urgencia y no pasaron muchos días para recibir la noticia de su muerte. Ni qué decir de la tristeza y del traslado inmediato para entregar el duelo y compartir con su gente y sus muchos amigos el dolor colectivo. Repasamos en silencio la larga amistad que nos unió a su vida y la profunda admiración que despertaba. Ahí, rígido, estaba uno de los renovadores de la literatura nacional conocido siempre como el secularmente joven, un auténtico escritor que había logrado reflejar temáticamente los conflictos del hombre contemporáneo en sus diversas facetas y quien utilizó técnicas y modos de contar que marcaron, junto a otros escritores, el camino cierto de entrada a la modernidad de las letras colombianas. De tanto leerlo y estudiarlo sabíamos de memoria que el escritor nacido en Chaparral el 12 de diciembre de 1928 parecía condenado a ser eterno, pero ese 13 de mayo de 1997 en Bogotá, había terminado su jornada. Jamás pudimos imaginarlo que estuviera quieto. El autor, viajero impenitente y que fuera una especie de Pambelé literario porque fueron muchos los premios obtenidos nacional e internacionalmente, alcanzó a publicar catorce libros entre novelas, cuentos, poesía y crítica literaria. Su nombre era ya infaltable en el inventario de nuestras letras y sus libros de cuentos Mitin de alborada o Agua de Juego, pero en esencia Cambio de luna, Bomba de tiempo y El oído en la tierra, mostraban cómo la literatura es la vida vuelta lenguaje.<br /> </b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlSCiPJzqPBtgemSgR5ZCCyiEJTEUthfUQ8f_ZseXkOXRHCDx09BehYn93t_-0CoYO5dqMB_vECry9JAPiHsYLjnBBKOP9KUvIm8RaG1Om13HrGd5Vz11TcA1lpawruabJl28Em-88Fm61/s1600/Dibujo-libro-adelantados.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlSCiPJzqPBtgemSgR5ZCCyiEJTEUthfUQ8f_ZseXkOXRHCDx09BehYn93t_-0CoYO5dqMB_vECry9JAPiHsYLjnBBKOP9KUvIm8RaG1Om13HrGd5Vz11TcA1lpawruabJl28Em-88Fm61/s1600/Dibujo-libro-adelantados.gif" height="239" width="320" /></a></div>
<b>Después de la noche, incluida como reedición en la selecta colección de 50 novelas breves y una pintada, Eutiquio se mostró fiel a sus principios de riguroso experimentador de formas, Con aquella novela paradigmática en la técnica, evocamos cómo fue publicada en edición regional de la costa donde ganara en 1963 el primer premio en el concurso patrocinado por la Extensión Cultural de Bolívar. Ésta es apenas la "sinopsis de una novela", aclaró por entonces. Vemos allí la historia de la miseria, aventuras y desventuras de la cotidianidad de un pescador, de su familia, del medio que lo rodea, como si estuviéramos al frente de un agudo cortometraje que cuenta doce horas en la vida de un infortunio donde se examinan ocho o diez concepciones del mundo que conforman una especie de polifonía. Enfocada implacablemente con la objetividad de un camarógrafo pero también con la dominada sensibilidad de un artista, el libro fue calificado precursor de la novela postmoderna en Colombia. En silencio, mientras aspiraba un cigarrillo y el desfile de estudiantes universitarios parecía no acabar, reconstruí el periplo narrado en Después de la noche y me pareció que a su lado regresaba a recibirlo "El Mocho", quien quedó así por aventurarse a ejercer su oficio con dinamita. No me fue difícil ver de nuevo ahí toda una atmósfera trágica contada de manera experimental y cuando sólo tres escritores en Colombia se atrevían a este estilo de abordar la obra. El hambre, la miseria y el abandono de su familia, cuatro hijos y la mujer embarazada, lo que piensa cada uno en su plano y lo mismo las gentes a manera de coro griego, resucitaban de pronto en su velorio. El momento de partir al cementerio con Eutiquio se aproximaba, lo mismo que las etapas sucesivas de su personaje ficticio con un horario preciso, hora tras hora, comenzando el primer episodio a las seis y treinta de la tarde y el último a las seis y treinta de la mañana. Me negaba a verlo ahí y prefería repasar su vida como fundador en Colombia de los talleres literarios y releyendo los dos libros sobre su teoría, mirando su sonrisa cuando en 1996, un año antes de su muerte que nadie suponía, obtuvo en 1996 el doctorado Honoris Causa en la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla o en las horas jubilosas cuando le entregamos el primer Premio Tolimense de Literatura en 1980. Regresaba nítida su imagen y sus alegatos cuando fundamos en Ibagué la Unión Nacional de Escritores, UNE de la cual fue directivo y escribí otra vez en la imaginación los acaeceres de su vida y de su obra en el libro llamado Vida y Obra de Eutiquio Leal.<br /> </b><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1NPu4ADPsx0tBVMgrTh0Q0rl-HOnUV_rKk4oS7jlSZDgvYsw9l9DNQzdfJ0_pqd4Z0DYnKJOlIRYDdMOmsvgDUYW17EgHEhlw7eLL_7P0ejoZ7MN4UBtl7k6q-AfuBrzc7mP_6CWZV0Pz/s1600/CARLOS+ORLANDO+PARDO+AL+BLOG+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1NPu4ADPsx0tBVMgrTh0Q0rl-HOnUV_rKk4oS7jlSZDgvYsw9l9DNQzdfJ0_pqd4Z0DYnKJOlIRYDdMOmsvgDUYW17EgHEhlw7eLL_7P0ejoZ7MN4UBtl7k6q-AfuBrzc7mP_6CWZV0Pz/s1600/CARLOS+ORLANDO+PARDO+AL+BLOG+2.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlos Orlando Pardo</td></tr>
</tbody></table>
<b>Tuve la ocasión feliz de haber viajado con él a varios sitios donde le escuchábamos alelados sus tiempos de agente viajero, de soldado raso y guerrillero donde se le conocía como el comandante Olimpo en la fundación del Davis, en el sur del Tolima, organizando la defensa campesina frente a los embates del gobierno. Lo vimos siempre acelerado de una universidad a otra donde dictaba clases en un oficio devoto al que le dedicó treinta años de su cálida existencia y repetir de qué manera construyó un hermosa casa en Cali con el producto de sus primeros premios en la mayor parte de los concursos literarios de la época. Aquel lector infatigable que estaba encerrado en su ataúd, nos recordaba igualmente su tránsito por Europa, Asia, Sur y Centroamérica y frente a nuestro recuerdo pasaban las revistas que dirigió por un tiempo como la famosa Letras Nacionales de Zapata Oliveila y Gato encerrado donde nos encontramos muchos escritores. Escuché de nuevo su voz recia contándome su vida para el libro que hice sobre ella donde los hechos mostraban cómo fue un hijo legítimo de la violencia y lo vi hablando con pasión de Laura, su abuela, tan recurrente en su obra literaria. Sonreí al verlo en sus días tempranos como monaguillo y catequista e imaginando a su padre, liberal radical, preparando su ajuar y su cupo para enviarlo al seminario y con la ayuda de Darío Echandía verlo partir a Bogotá a cumplir sus estudios en la escuela normal. No era la primera vez que Eutiquio se moría porque cuando las avionetas llegaban al Davis vomitando volantes y ofreciendo recompensas, el futuro escritor fallecía varias veces con sus diversos nombres y hasta era enterrado alegóricamente por su madre quien lo llora en repetidas ocasiones. Pero toda esa etapa suya queda atrás y sólo algunas fotos restaban de los días en que formó parte del estado Mayor conjunto de la guerrilla, escribiera su himno y tener bajo sus ordenes al mismo Tiro Fijo, porque ahora asumía al frente la escritura como arma y su irrevocable vocación por la literatura. Para sus familiares, el hombre que reposaba en su ataúd no era Eutiquio sino Jorge y tampoco era Leal sino Hernández. Fuera el que fuera se trataba del mismo hombre alto, de pelo largo, caminar rápido y vigoroso, con una capacidad de trabajo impresionante y una actitud juvenil y de potente autenticidad en todo lo que hacía y escribía. Llevó el nombre de Eutiquio en memoria de un héroe del Partido Comunista Colombiano, Eutiquio Timóte, y el apellido Leal por tratarse del más importante atributo del hombre, como él lo declarara. Luego del Primer Congreso Nacional Guerrillero en Viota, lo vi Llegar en 1954 clandestinizado a una zapatería en Barranquilla sin señas de identidad ni documentos y gracias a sus habilidades conseguir un puesto como dependiente en la librería Nuevo Mundo donde ve lanzar La casa grande de Alvaro Cepeda Samudio gracias a la gestión de Germán Vargas y contempla de lejos a todos los integrantes del famoso grupo de La Cueva. Luego, enganchado en un laboratorio, ejerciendo como visitador médico, asiste al consultorio de Manuel Zapata Olivella quien lo estimula y hace que le publiquen algunos relatos en los diarios.<br /> </b><br />
<b>Su vida de ahí en adelante fue otra porque funda el Primer Taller Literario del país en Cartagena, instaura los viernes del Paraninfo en la Universidad, gana muchos otros concursos, se vincula como profesor de medio tiempo en la Universidad de Santiago de Cali, se labra un nombre importante dentro de la literatura, regresa ai Tolima como director de Extensión Cultural de la Universidad, cofunda el grupo Pijao, instala más talleres, dicta conferencias, participa en congresos internacionales, dirige el suplemento literario de El Cronista y viaja a Bogotá donde ejerce la cátedra en la Universidad Pedagógica, en la Piloto, en la Central, en la Libre como Decano y en el Rosario como director de un postgrado en crítica.<br /> </b><br />
<b>Repasé el tránsito de sus libros como el acervo de su laborioso tránsito por la literatura. Ahí, en un lugar privilegiado de mi estudio examiné Mitin de alborada, editado por la guerrilla del sur del Tolima en 1950; Agua de Juego, sus cuentos, en 1963; Después de la noche, novela ganadora de un concurso en 1964; Cambio de luna, cuentos, aparecido en 1969, editado por Populibro; Vietnam, ruta de libertad, en 1973; Bomba de tiempo, Pijao Editores, 1974; Ronda de hadas, poemario para niños en 1978; Talleres literarios, dos volúmenes con teoría y métodos, 1984-1987; Música de sinfines, poemario en 1988 y La hora del alcatraz, su más acabada novela, en 1989, fuera del amplio volumen de cuentos El oído en la tierra, de próxima aparición por Pijao Editores.<br /> </b><br />
<b>Estábamos llenos de dolor y de nostalgia cuando los hombres de negro llegaron a llevar su cadáver. Recibí otra vez su abrazo desde las sombras de lo inasible y supe que jamás dejaría de tenerlo, que algún día llegaríamos a sus novelas inéditas El tercer tiempo y Guerrilla 15 con las cuales fuera finalista en los premios Esso de Literatura y Monte Ávila de Caracas. Supe, desde ese instante, que una parte mía se moría con él.<br />---</b><br />
<b>Paginas 39/40/41/42/43 - Los adelantados - Libro de Carlos Orlando Pardo</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA2ZnGLj68EdXtXBMLwKWyQ1EqHUnyRvrjQtD5LjZvE_vaJuZMhEAq8OH3Y4ZOFQ2S7kj-1hYinf-lBg0_RUDqsE5P-xcfBhFH99Phb_hz5sHWqei722mrpZy_LitiGEUo6J9AgrnI91QT/s1600/Bomba+de+tiempo+(2).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA2ZnGLj68EdXtXBMLwKWyQ1EqHUnyRvrjQtD5LjZvE_vaJuZMhEAq8OH3Y4ZOFQ2S7kj-1hYinf-lBg0_RUDqsE5P-xcfBhFH99Phb_hz5sHWqei722mrpZy_LitiGEUo6J9AgrnI91QT/s1600/Bomba+de+tiempo+(2).jpg" height="287" title="Lanzamiento del libro Bomba de tiempo" width="400" /></a></div>
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<b><a href="http://carlosorlandopardo.blogspot.com/" target="_blank">Fotografía de http://carlosorlandopardo.blogspot.com/</a></b></div>
Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-55606095626205653142014-04-01T07:35:00.001-07:002014-04-03T10:44:09.864-07:00Nancy - Un Cuento Nacional - Elmo ValenciaNancy<br />
<a href="http://eltriunfodearciniegas.blogspot.com/2011/04/elmo-valencia-nadaista_19.html" rel="nofollow" target="_blank">Por Elmo Valencia (José Elmo Valencia Franco)</a><br />
Publicado En Lecturas Dominicales EL TIEMPO, el 19 de marzo de 1961<br />
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<b>- I -<br />Cuándo el médico llegó, ya Nancy había muerto.<br /><br />Colocada sobre una alta cama, parecía un hermoso pájaro en trance de vuelo. Era dé noche y llovía a torrentes.<br /><br />Ahora Nancy callaba. Su voz se había perdido por entre los corredores de lo desconocido, dejando una estela de miedo enredada en las copas de los pinos. En su garganta un ángel había desplazado la palabra después de una lucha en que los huesos de tanto ser testigos se quedaron dormidos para siempre en medio de sus pestañas húmedas. Y su pulso no tenía sonidos, porque la sangre, para poder purificarse en el polvo, había tenido que quemar sus primaverales guitarras de cuellos alargados como cebras.<br /><br />Ahora la niña estaba muerta. Nancy, la pequeña Nancy; la de los ojos poblados de Andrómedas, Pegasos y Virgos boreales. Ahora se había olvidado de vivir, y tal vez con gusto, porque vivir a veces no tiene veranos.<br /><br />Ahora estaba bien muerta, pálida como un velero lleno de naufragio, sin un oeste en los labios, sin una rosa de marfil en la cintura.<br /><br />El médico la miró, la examinó y dijo:<br />- Murió de hambre.</b><br />
<b><br /></b>
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<b></b></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR3f8cjNrx3OsVhbESHn6imLmoHx8PV6y_HvdJhfB9qGpC2ti1Z-TzM_SOXAHceD5CRnJG0n_dRRKLRtiJ8FL7ruLVz84MDtfx1ALMZW-V32Oy_JmyNwSATWPO1TwMHIpCCjFpNSIAjEWE/s1600/Nancy-elmo-50.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR3f8cjNrx3OsVhbESHn6imLmoHx8PV6y_HvdJhfB9qGpC2ti1Z-TzM_SOXAHceD5CRnJG0n_dRRKLRtiJ8FL7ruLVz84MDtfx1ALMZW-V32Oy_JmyNwSATWPO1TwMHIpCCjFpNSIAjEWE/s1600/Nancy-elmo-50.jpg" height="400" width="340" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=16166" target="_blank"><b>DIBUJO de Hernán Merino Puerta</b></a></td></tr>
</tbody></table>
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<b></b></div>
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<b>- II -<br /><br />Seguía siendo de noche y seguía lloviendo a torrentes.<br /><br />Desde la alta cama Nancy miraba el triste espectáculo del cielo-raso de su casa, sin cal y lleno de unas grietas, por donde las ratas nerviosamente se asomaban a verla para matar el tiempo. Eran unas ratas asquerosas, pero más asquerosa era el hambre que se le había trepado por el cuerpo. El hambre era una plaga que el hombre, a pesar de sus viajes a la luna, no había podido exterminar; no por falta de técnica, de abonos, de lluvia, de nieve, de sol; sino por su duro egoísmo.<br /><br />La tierra es una madre que pare en cualquier parte, pero viene el hombre y le roba los hijos para esconderlos en sus tétricos graneros.<br /><br />Muerta parecía un hermoso pájaro de fuego y de nieve. Nancy siempre había deseado volar. Las grandes mariposas amarillas que habitaban su sueño le habían hecho despertar esta extraña obsesión. Si se hubiera dado cuenta de la clase de muerte que la aguardaba, jamás hubiera soñado con ir hasta una galaxia; se hubiera contentado con el pequeño mundo de los aviones de papel y muñecas de trapo.<br /><br />Pero nadie le dijo nada: ni el árbol bajo el cual soñaba, ni el agua que le servía de espejo en sus momentos de reposo.<br /><br />Nancy se había ido para siempre; no volvería a ver el overol desteñido de su padre, colgando de un andrajoso alambre de púas; ni a olerle por las noches, cuando se acostaba, sus manos traspasadas de sebo podrido.<br /><br />El viejo desfloripaba la carnaza en una jabonería. Tal vez sería por esto que cuando llegaba a la casa el caldo se hacía más insípido.<br /><br />- III -<br /><br />Cuando el médico acabó de extender el certificado de defunción, todos lloraban; menos Hermes, el padre de la niña, que, mirando la lluvia desde la ventana, rezaba con los puños cerrados.<br /><br />-Doctor, no sé cómo empezar. Traté de conseguir algún dinero en la fábrica, pero el patrón me amenazó con echarme. Se me cerraron todas las puertas. El salario es escaso. Nos pagan con muerte. Todo lo que quieren es más jabón. Como si con jabón se fuera a salvar el mundo...<br /><br />Hermes hizo una pausa, se secó el sudor que le chorreaba de la frente:<br /><br />-¿No podría cambiar ese certificado de defunción? ¡No puedo verlo! ¡Es horrible! Diga, doctor, que murió de cáncer o de cualquiera otra enfermedad, menos que murió de hambre.<br /><br />-Amigo, no puedo. La muerte nunca miente. Puede sugerirnos que algo anda mal, pero no miente.<br /><br />El llanto de los que velaban el cadáver se apagó y poco a poco el sueño se tragó la lluvia.<br /><br />- IV -<br /><br />Cuando los primeros gallos comenzaron a cantar. Hermes empezó a construir un pequeño ataúd con tablas de cajones vacíos de jabón.<br /><br />Arriba, entre las grietas, las ratas, asomando sus grises hocicos, lo miraron abismadas. El serrucho chirrió de una manera tan lastimera, que la puerta de la calle se fue agrietando lentamente. El aserrín no caía: huía. Los pocos resortes que quedaron cayeron al suelo como gotas de una sangre espesa. Y cuando comenzó el martilleo, los primeros clavos se doblaron de miedo.<br /><br />Al amanecer, grandes mariposas amarillas entraron y desaparecieron por entre la cabellera de Nancy. Entonces se sintió un olor a polen, a frescura, a rocío. Era el mensaje de la tierra anunciando estar lista para la siembra de la semilla.<br /><br />Del corazón de Nancy nacería el más frondoso árbol del pan para que ninguna otra niña se muriera de hambre.<br /><br />Cuando el cajón quedó listo, el pájaro de fuego y de nieve comenzó a sentir por dentro el roce sedoso de la calavera.<br /><br />Aunque no había un reloj, ni siquiera para que marcara los minutos a destiempo, mientras las paredes acostaban sus bejucos a la hora señalada por el luto, Nancy fue enterrada en el jardín de los verdes insectos.<br /><br />- V -<br /><br />En la casa de báhareque el recuerdo de la niña creció como un durazno.<br /><br />Mientras tanto, los meses y los años seguían dejándose llevar por minuteros extraños.<br /><br />Cuando llegó el momento de la exhumación, todos los familiares fueron a presenciar el rito.<br /><br />Los desenterradores tuvieron que cavar hondo porque el cementerios era un brazo de loma inclinada, En ese sitio la lluvia lamía hasta los huesos.<br /><br />Junto a varias mariposas amarillas disecadas se encontró un árbol subterráneo con hormigueros en las piernas.<br /><br />Dicen que los esqueletos no hablan el día que van a ser quemados para no perturbarles el sueño a sus cenfeas. Y, en verdad, no se oía sino el golpe fúnebre de la pica. Mientras más profundo los hombres cavaban, la pala se llenaba más de espanto que de tierra. Cuando finalmente dieron con los despojos, un raro olor se incrustó en las fisuras.<br /><br />El ataúd estaba intacto. En los costados todavía podía leerse: "Jabonería Vida". A Hermes se le salieron las lágrimas.<br /><br />Cuando el cajón fue sacado, ni una sola mosca vino a importunar la ceremonia. Uno de los hombres se inclinó y lo abrió con el pico. Se oyó un quejido.<br /><br />¡Nancy era una inmensa barra de jabón!.<br /><br />- VI -<br /><br />Luego vieron volar hacia el Oeste un hermoso pájaro de fuego y de nieve.<br /><br />---</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2ZcwB-ZkdScehWm6Wa9Ney0qslHgt_yjl5ruc6guaM6nBgpnDJ3ma5Ntn6rvksHOre5msTxKR_WvcP4r0UhuvRPojXit5RtXYUJPJXUpAgqAKGvVakkb4kBb745CQ0s0Q3UOrxXY7X0iU/s1600/NANCY-ELMO-VALENCIA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2ZcwB-ZkdScehWm6Wa9Ney0qslHgt_yjl5ruc6guaM6nBgpnDJ3ma5Ntn6rvksHOre5msTxKR_WvcP4r0UhuvRPojXit5RtXYUJPJXUpAgqAKGvVakkb4kBb745CQ0s0Q3UOrxXY7X0iU/s1600/NANCY-ELMO-VALENCIA.jpg" height="328" width="400" /></a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1nwBTVdX5yY8TRdxPDLSSKQNwOSkX_MkJ7u9N2mEyo6YKGNKAsSnHOdXcgc4BS2CPxLcT8FY5Y6VCUuSuJmOe8FpCat_nG_Q9GK5hFe431Ugxh2xELUsJVW8Z11R4o93aEL3kXIawU8zp/s1600/NANCY.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbYcLX0-GcMdNoso8I_xBSkWAMYaupHnHwK4wNnp0IgzURmqE4tn5NHrXtni-S0EaPKaxLooO2Y-4FJhuDUZF-EaX3RVWfpIV3prCMFaDkHkiwWSNgxu5-oociQdhD5hRL1CjGNcV_TphG/s1600/NANCY-ELMO-VALENCIA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
<br />Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-42936279736663847472014-03-28T10:53:00.000-07:002014-04-01T08:11:03.849-07:00Un diálogo con Angel Rama y Alvaro Cepeda Samudio (1969)<span style="font-size: large;"><b>La literatura americana de hoy, (1969) en el banquillo</b></span><br />
<b>Pubicado el 4 de Mayo de 1969 - Lecturas Dominicales EL TIEMPO - BOGOTA</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwIrGWVPUdwjKOXncHsd-cRXdeksGR2lA9q3XqFKe5Y9IrgeNaE-SD28ajHW2TqxJaxVCE98QGf-WiZMP8vA_UZIO3tim_EDp6AVpzdv94Kdb0_BSNnWJmvsw_uz4bEkJSutvuCPxvIRgt/s1600/augusto+rivera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwIrGWVPUdwjKOXncHsd-cRXdeksGR2lA9q3XqFKe5Y9IrgeNaE-SD28ajHW2TqxJaxVCE98QGf-WiZMP8vA_UZIO3tim_EDp6AVpzdv94Kdb0_BSNnWJmvsw_uz4bEkJSutvuCPxvIRgt/s1600/augusto+rivera.jpg" height="265" width="400" /></a></div>
<i><b>*Lo bueno y lo malo del "boom" de la novela.<br />*Ha llegado la hora a las literaturas periféricas.<br />*El lenguaje, sus paradojas y su vida.<br />*Una zona barroca que se llama el Mar Caribe.<br />*Sobre editoriales y críticos.<br />*Escatología y sexo en la narrativa continental.<br />*Formas viejas y forman nuevas de contar historias.<br />*El escritor y la política, a propósito del caso cubano.<br />*Fuera de la mafia no hay salvación.<br />*Lo que leerán los bisnietos.</b></i><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB_Hf3jg6Gm2mQtw_avBaSmqTW6qjnsG58osHj_8DvAILehTZ6-CnpGTnyTFTrfRmrHrPt4Du-y6BEYVP_WSm6cl9DXEwQlD8gOgALaPjrowlwKnaI4J_ZaJeYE1ygKvzwksJXCp572Zs8/s1600/ANGEL+RAMA-AYACUCHO.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB_Hf3jg6Gm2mQtw_avBaSmqTW6qjnsG58osHj_8DvAILehTZ6-CnpGTnyTFTrfRmrHrPt4Du-y6BEYVP_WSm6cl9DXEwQlD8gOgALaPjrowlwKnaI4J_ZaJeYE1ygKvzwksJXCp572Zs8/s1600/ANGEL+RAMA-AYACUCHO.jpg" height="200" width="188" /></a></div>
Angel Rama, el conocido crítico uruguayo, director de Editorial ARCA, periodista y profesor universitario, estuvo en Bogotá hace pocos días dictando un curso sobre literatura latinoamericana en la Universidad Nacional.<br />
"Lecturas Dominicales" invitó a Rama y al escritor y periodista barranquillero Alvaro Cepeda a dialogar sobre el mismo tema que trató el crítico uruguayo en sus conferencias.<br />
El resultado de varias horas de conversación en torno a estos puntos aparece recogido en el reportaje que presentamos a continuación.<br />
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<h4>
EL "BOOM" Y COMO LOGRARLO</h4>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhBzgO7_dKmyRurKxM5FbgOsBrDWCAejqseRioaq8ABiXdbb40t6WE3wBPcgqguD45PgXM5fUSCg1iTePFudOPTM0DymTGHHDmrwO3WhH1rJpSoE-g2WJtdU-sAthMO_Rmn8bBDbM1Cu9L/s1600/ANGEL+RAMA.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhBzgO7_dKmyRurKxM5FbgOsBrDWCAejqseRioaq8ABiXdbb40t6WE3wBPcgqguD45PgXM5fUSCg1iTePFudOPTM0DymTGHHDmrwO3WhH1rJpSoE-g2WJtdU-sAthMO_Rmn8bBDbM1Cu9L/s1600/ANGEL+RAMA.jpg" height="400" width="161" /></a><span style="color: #3d85c6;"><b>LECTURAS DOMINICALES:</b></span> <b>-Para ubicarnos en el tema, le rogamos a Angel Rama hacer un breve balance de lo que ha sido y lo qua ha significado el "boom" literario latinoamericano.</b><br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>ANGEL RAMA:</b></span> <b>-Hay que empezar por decir que el "boom" es una operación casi de tipo comercial y publicitario, que consistió en un lanzamiento de ciertos nombres al mercado continental e internacional. Pero la verdad es que la creación literaria es anterior al, "boom", palabra -por lo demás- absolutamente comercial, y no cultural. La mayor parte de los escritores que se dieron a conocer dentro de este fenómeno, tenían gran parte de sus obras escritas antes del "boom", pero carecían de los suficientes elementos de comunicación para divulgarlas. Así, las principales obras de Cortázar, Carpentier, Rulfo, Onetti son anteriores al "boom". Pero, veamos, ¿por qué se produjo el lanzamiento? Primero, porque los escritores se volvieron sus propios publicistas. Segundo, por el desarrollo y reorientación de las editoriales. Tercero, por la inclinación universal hacia la América Latina. Creo que vale la pena analizar esto: pasó lo de siempre: se proyecta el foco sobre una cierta zona, y se empiezan a descubrir cosas que nadie vio hasta qua el foco fue proyectado. La revolución cubana provoca tal conmoción que coloca el tema latinoamericano en la consideración del mundo entero. Cuando se produce la crisis del Caribe, Cuba, un paisito insignificante, pone el mundo al borde de la guerra atómica. Entonces, viene la pregunta: ¿Qué pasa en América Latina? Y la preocupación por esta zona, lleva a descubrir sus valores literarios. Simultáneamente, se nota en Europa una decadencia y un interés por absorber valores, que favorece al Continente.</b><br />
<b>Pero hay que ver de qué sirve el "boom". Por un lado, ha conseguido proyectar ciertos nombres en el panorama internacional. Por otro, se da con él un paso adelante en la autonomía intelectual de América Latina: es decir, que se han empezado a crear valores propios. Además se produce la creación de un público que se abastece de obras de su propia comarca y que, por tanto, ve reflejado su mundo en ellas. Esto es fundamental para hacer el circuito cultural auténtico que forma la literatura: creadores que tocan grandes temas que tienen que ver con nuestras vidas, los reflejan, interpretan, y les dan sentido. Hay otra parte positiva: el desafío. Todos los jóvenes de ahora quieren ser García Márquez o Vargas Llosa, y esta competencia nos va a dar buenos resultados.</b><br />
<b>Pero veamos lo negativo del "boom": se ha producido una deformación del panorama cultural general de América Latina. Y entonces hay autores inmensos que no entran en el "boom". Onetti es un creador de primera línea, pero no tiene la importancia que tiene en América Latina, por ejemplo, Cortázar. Del mismo modo, se suscitan confusiones increíbles: hay quienes creen que Carpentier, de 60 años, y Mario Vargas Llosa, de un poco más de 30, tienen la misma edad, porque los conocieron en el mismo momento. Ha habido, pues, la omisión de grandes valores y, además, un exceso peligroso de admiración indiscriminada, no crítica, Y esto se paga muy duro. Cuando se elogia demasiado una cosa, sin crítica, se termina odiándola porque no se la puede soportar. Otro punto: se han olvidado totalmente de la poesía, que en América es tanto o más importante que la narrativa. Pero hay algo más: esta gran narrativa tiene un grave problema, que es el de tratar de expresar todo un continente bajo una cultura determinada. Entonces, ocurre que si estos escritores siguen representando sus zonas, cumplen una función de creación cultural; pero en la medida en que se produzca una enajenación, derivada del incorporarse a las demandas de otras culturas, pueden transformarse en la cosa peor del mundo. Este es el gran riesgo que se juega con el lanzamiento de escritores fuera del Continente.</b><br />
<br />
<h4>
LITERATURA PERIFÉRICA</h4>
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>L. D.:</b></span> <b>-Muchas personas, tal vez en un exceso de optimismo, opinan que no hay en el mundo en este momento, otra literatura como la de América Latina. ¿Es eso cierto?</b><br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx8YpbkIJrlAmfzVByPI7K1waG6PIt-oFH3viNmm6D46B-gMMJQiQFgdYecNRrbQJPPxOu__3HVsxD2fnlCOMdL6eGUS4MM9BPES1N-MGTvDPRJBwIS9BxWXZ4CmzfrBmIcM39xfJy8fm-/s1600/ALVARO+CEPEDA+SAMUDIO.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx8YpbkIJrlAmfzVByPI7K1waG6PIt-oFH3viNmm6D46B-gMMJQiQFgdYecNRrbQJPPxOu__3HVsxD2fnlCOMdL6eGUS4MM9BPES1N-MGTvDPRJBwIS9BxWXZ4CmzfrBmIcM39xfJy8fm-/s1600/ALVARO+CEPEDA+SAMUDIO.jpg" height="200" title="Alvaro Cepeda Samudio" width="184" /></a><span style="color: #3d85c6;"><b>ANGEL RAMA:</b></span> <b>-Absurdo. Yo creo que las personas que dicen esto no conocen todas las literaturas del mundo: la japonesa, por ejemplo. Me parece que se refieren más bien a la zona occidental. Ahora: dentro de esto, yo creo que hay exceso en la afirmación. Lo que ocurre es que los sectores centrales que dieron, literatura: (Francia, España, Inglaterra), sufren cierta crisis. Pero las periféricas están produciendo creaciones extraordinarias. Los checos, polacos, fineses, balcanes, están haciendo la misma operación, de los latinoamericanos. Que fue igual a lo que pasó en el XIX, cuando la zona periférica, que era Rusia, dio la mejor novelística del siglo. Este fenómeno se repitió luego con los norteamericanos marginados, que produjeron primero a los realistas y luego la generación perdida en los primeros años de este siglo.</b><br />
<br />
<h4>
EXILIO Y LENGUAJE</h4>
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>L. D.:</b></span> <b>-La fuente del lenguaje ha cambiado: no es ya la academia, sino la calle. ¿Podría decirse que los escritores que se alejan de esta fuente por mucho tiempo, en virtud de un voluntario exilio, pierden el acceso primordial al lenguaje?</b><br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>ANGEL RAMA:</b></span> <b>-Hay que aclarar, primero, que no es lo mismo el exilio del Dante que un exilio en 1969, porque ahora estamos a pocas horas de Europa. Vargas Llosa, por ejemplo, ha vivido hace años en Europa, pero cuando va a escribir La Casa Verde, se marcha al Perú, averigua e investiga. El exilio, pues, no es muy rígido. Empero, el de Cortázar es el más categórico, aparentemente: hace 15 años está fuera, y no ha vuelto. Esto es muy significativo, porque, al mismo tiempo, es el hombre que se ha desesperado por recuperar un lenguaje de tipo popular. Sus primeros libros, escritos en Buenos Aires, son de tipo fantástico y alejados del uso popular del lenguaje; este aparece solamente en los libros posteriores, que se escriben en "el exilio". A él le pasa que, como no tiene cerca la fuente del lenguaje, tiene que inventar una lengua, y crea sus juegos verbales; y la verdad es que no hay nadie más porteño que Julio Cortázar a 15 años de vivir en Francia.</b><br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>L. D.:</b></span> <b>-Algunos novelistas han optado por un lenguaje eminentemente local. Cabrera Infante decía que "Tres Tristes Tigres" fue escrito no para La Habana, ni siquiera para un barrio de La Habana, sino tan solo para una cuadra de La Habana ¿Por qué, a pesar de ese localismo, han logrado tal difusión?</b><br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>ANGEL RAMA:</b></span> <b>-Yo creo que porque son buena literatura. Había una época en que todo novelista ponía al final un glosario con el significado de algunas palabras que figuraban en el texto. Esto ya pasó, porque muchas veces, cuando uno no entiende una palabra, imagina su sentido. La lectura es un fraseo general, no va palabra por palabra. Esto último sería, en realidad, preocupación de aquellos analistas que se ponen una lupa y hacen un análisis del cadáver de la literatura. En cambio: qué excelente impresión cuando un escritor está empleando la lengua viva; qué torrente de fuerza, de energía, de gracia, de humor. Ahora: esto no es taquigrafía, hay que distinguir; no es el criollismo, que fue una porquería. Esto no es el escritor de cuello duro viendo cómo habla el paisano. Esto es el escritor metido en el río del lenguaje vivo, como otro pez más, gozando de él y empleándolo como sistema de creación general.</b><br />
<br />
<h4>
EL INCREÍBLE MUNDO DE LAS ANTILLAS</h4>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSRGKW5gP-jmLGdk5xAfHV1H1TVTcUL1-d23UxVV5VmFUpxXATSrj32k1gmIlb5BIT4HYGwK4UDfAX0x90rgnouGvCawjY8kNIBNWyjF5EkVcde6MoHRPlsrRnRNaABh1kTaGCGpW2hp3C/s1600/rama-69-primero.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSRGKW5gP-jmLGdk5xAfHV1H1TVTcUL1-d23UxVV5VmFUpxXATSrj32k1gmIlb5BIT4HYGwK4UDfAX0x90rgnouGvCawjY8kNIBNWyjF5EkVcde6MoHRPlsrRnRNaABh1kTaGCGpW2hp3C/s1600/rama-69-primero.jpg" height="320" width="249" /></a></div>
<span style="color: #3d85c6;"><b>L. D.:</b></span> <b>-Alejo Carpentier dice que el barroquismo ha de ser el estilo auténtico de la narrativa americana. ¿Está de acuerdo con él?</b><br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>ANGEL RAMA:</b></span> <b>-Alguna vez fui con Julio Cortázar a una conferencia de Carpentier en París, sobre el tema único de sus conferencias: el barroquismo. En un momento dado, Carpentier señala que su obra es barroca, como la de Fuentes o Cortázar. Y este me mira y me dice: "¿Te das cuenta? Yo no sabía.".</b><br />
<b>Lo que le pasa a Alejo es que él, que es un gran escritor, es barroco. Pero esto no quiere decir que el barroco sea el estilo de toda la literatura americana. Yo creo que el barroquismo es la tendencia de expresión de un área cultural de América, porque no es casualidad que sean del mismo país -Cuba- tres barrocos como Carpentier, Lezama Lima y Cabrera Infante, y que, a la misma zona, pertenezcan los grandes creadores de las Antillas Holandesas. Estos, anoto de paso, son desconocidos pero extraordinarios. Ellos provienen de la literatura francesa, como Saint Alexis, y participan enormemente del surrealismo. Pero déjeme decirle: es que las Antillas constituyen el área cultural más curiosa de América; son "El Mare Nostrum" de América Latina, y un caso de sincretismo cultural inverosímil: holandeses, ingleses, hindúes, franceses, españoles, norteamericanos, portugueses, chinos, negros de todas las zonas africanas, todo se ha mezclado en estas regiones. El barroco es un signo, pues, del área cultural antillana, y no solo de las islas, sino de las costas. Además, este fenómeno corresponda también a la pintura. Y, luego, hay ciertos barroquismos raros como "Cien Años de Soledad" que tienen que ver con esto. O sea, que Carpentier tiene razón si se refiere al barroquismo en esta zona maravillosa, sobre la cual, y aquí protesto, aún no se ha escrito un libro importante. Otra cosa última, para complicar aún más el asunto: en las Antillas se encuentran las más distintas actitudes ideológicas. No olvidarse, por ejemplo, de que en La Martinica nace y se forma Franz Fannon, que es el ideólogo da la Revolución Francesa; después vemos que se forma una especie de colonia hindú, como es Trinidad; y, por si fuera poco, la inserción socialista en Cuba, que trae la influencia rusa.</b><br />
<br />
<h4>
LA POESÍA, IGNORADA Y OLVIDADA</h4>
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>L.D.:</b></span> <b>-Usted decía que la poesía latinoamericana es tanto o más importante que la narrativa, pero que no se conoce. ¿Qué ha ocurrido?</b><br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>ANGEL RAMA:</b></span> <b>-El problema es que la poesía, por descansar sobre un fenómeno estilístico casi intraducible, no ha tenido la repercusión que ha tenido la novela; y como nosotros en el fondo somos coloniales y el producto nos parece más importante si viene de afuera, que si lo publica el vecino de la esquina, entonces le hemos dado más atención al éxito de la novela en Europa. Además, las escuelas modernas de poesía -Paz, Fernández, Retamar, Parra, Molina, Padilla- ofrecen líneas más ricas y variadas que la narrativa. Ahora: la poesía se está haciendo más prosaica o cantada. En este último aspecto, me parece que el contar poético a través del canto es de las tradiciones más ricas de América, como ocurre con La Payada, la Guantanamera o el vallenato. Todo esto pertenece también a la poesía, y creo que la poesía cantada es un buen camino para que la poesía vuelva a ser un arte de grandes sectores sociales.</b><br />
<br />
<b><span style="color: #6fa8dc;">L. D.:</span> -¿Cuáles serían exponentes de esta poesía cantada?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Son muchachos muy jóvenes que componen ellos mismos sus canciones. Músicos y poetas. Hay un caso maravilloso en el Brasil: Chico Buarque de Holanda, de 22 años -hijo de un profesor y académico- que resultó baladista. Sus canciones, que son preciosas, son verdaderas poesías y el mejor corroborante es que quien lo tradujo en Italia, cuando fue al Festival de la Canción, fue Ungaretti. Como el Paco Ibáñez español, que canta canciones clásicas y consigue cosas inverosímiles, como que una muchacha del servicio cante un poema de Góngora simplemente porque lo tiene grabado Paco Ibáñez. Eso sí, es importante no confundirse con la zona de Raphael o Roberto Carlos, que es una bobería. Yo creo que el mejor ejemplo de esta poesía cantada es Vinicius De Moraes, un embajador muy serio, que escribe poesía, a la cual le han puesto música; casi toda la Bossa Nova del Brasil se ha hecho con poemas de De Moraes, quien ha sido traducido al español en un libro de poesías muy culto.</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
SOBRE LA CRITICA</h4>
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">L. D.:</span> -Al mismo tiempo que se registra el gran movimiento literario, es evidente también una gran ausencia de críticos, hasta el punto de que los novelistas han tenido que volverse comentaristas. ¿Podría ser esta una bomba de tiempo contra la literatura de América Latina?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Bueno, pienso que en América también existe una línea crítica importante que ocupa un lugar más discreto que la narrativa, porque su papel no es de vedette de music-hall. Aunque, eso sí, me parece que en Colombia el desarrollo de la crítica no ha tenido la importancia que empieza a tener el de la novela. Lo cierto, en realidad, es que todos los escritores actuales, son críticos y muchos lo fueron antes de comenzar a escribir. De Octavio Paz, por ejemplo, llego, a pensar que es mejor crítico que poeta. Pero es indispensable que, aparte de los escritores críticos, se desarrolle la crítica independiente, porque es una función fundamental para que se forme una cultura. Yo diría, sin que esto se ponga sobre mi espalda porque lo digo muy objetivamente, que la mejor zona de análisis crítico es el sur de Suramérica.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">L. D.:</span> -¿Qué piensa de la crítica colombiana?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Creo que todavía no existe como tal. Veo que hay buenos trabajos, pero que el repertorio metodológico usado es, en general, muy arcaico. Son a veces muy impresionistas: critican, lo que les impresiona del libro. Yo siento que les falta sistematización y problematización de la literatura; no basta con que guste o no un libro, hay que tener métodos de análisis para meterse en él, sin que esto pueda, naturalmente sustituir la inteligencia.</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
ESCATOLOGIA</h4>
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">L. D.:</span> -Muchas personas censuran en las novelas nuevas su excesiva escatología y las tachan de vulgares. Otras piensan que se ha colocado en su justo lugar una dimensión del hombre tan real como la dimensión amorosa o psicológica. ¿Qué hay, a su modo de ver, en este punto?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Hace poco me ocurrió que algunas profesoras de la Universidad Puerto Rico, unas distinguidas matronas, me pidieron que seleccionara algunas novelas nuevas para que leyera la juventud. Yo seleccioné, ingenuamente y con criterio artístico, ciertas obras que me parecían adecuadas para muchachos de 18 y 19 años: "La Ciudad y los Perros", "Cien Años de Soledad" y varias otras. Y cuando llegué a la reunión, con ellas, empecé a darme cuenta de que yo era un libertino repugnante que había caído en manos de unas buenas señoras, porque ellas me censuraron acremente los episodios llamados "fuertes" de estas novelas. Yo quedé muy humillado, y empecé a averiguar qué hacían los estudiantes de esa edad; y pronto supe que ya tenían experiencias sexuales y que las realizaban con toda libertad; que van a ver películas de todo tipo; que cantan y bailan y hacen lo que les da la real gana; y entonces a estos seres humanos, que ya son adultos, se les niega el conocimiento, a través de la literatura, de aquellas cosas que conocen directamente.</b><br />
<b>La literatura humana trata todos los temas, pero, obviamente, lo hace al nivel de los seres humanos que los están viviendo. Ahora sí se les quiere prohibir a niños de diez años, está bien, pero la verdad, que no creo que Vargas Llosa o Cortázar, o Cepeda escriban para niños de diez años.</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
LAS NUEVAS FORMAS NARRATIVAS</h4>
<b><br /></b>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgplrHlgxuMn6du0psFdZB4YncaWUr7FQ1DiMqK2UWx0BWyqLKClXfPZxaNs5Tu-0K9Jp3QHEqzeEcZv7s0hR6oU9kBZj-T8iYvxJuBbbCxGWDV-E8_AIZrT-4U-ba4YyrO4V91oSRzITSU/s1600/rama-69-segundo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgplrHlgxuMn6du0psFdZB4YncaWUr7FQ1DiMqK2UWx0BWyqLKClXfPZxaNs5Tu-0K9Jp3QHEqzeEcZv7s0hR6oU9kBZj-T8iYvxJuBbbCxGWDV-E8_AIZrT-4U-ba4YyrO4V91oSRzITSU/s1600/rama-69-segundo.jpg" height="320" width="218" /></a></b></div>
<b><span style="color: #6fa8dc;">L. D.:</span> -La revolución formal que han traído consigo algunas novelas como "La Ciudad y los Perros", "Rayuela", o "¿De dónde son los cantantes?", produjo también una crisis formal en el sentido de que muchos piensan que basta con salpicar de novedades tipográficas u obscurecer el significado de la narración, para estar al día. ¿En qué irá a parar esto?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Yo tengo una anécdota muy graciosa al respecto. Un chico mexicano me dijo: Acabo de terminar una novela de 50 mil palabras... y ahora tengo que mezclarlas todas.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ALVARO CEPEDA:</span> -Las innovaciones tipográficas no son de ahora. Eso ya lo hacía Jardiel Poncela, que cuando decía: "y entonces llegó la noche", colocaba enseguida una página negra, o cuando se acostaba la protagonista, ponía el párrafo cabeza abajo. O sea que el jeroglífico o trastrocar un capítulo no hace una novela mejor. Yo creo que eso más bien es una muestra de incapacidad del escritor, que lo hace para impresionar o para estar a la moda.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Pero al mismo tiempo hay que decir que había una forma lineal y esquemática de escribir que ya era un poco ingenua, porque el escritor debe trabajar con libertad para estructurar su obra y, en realidad, los escritores así lo hicieron desde que existe la literatura. Pero pasó que últimamente vino ese modelo que al final termina siendo Corín Tellado, y la gente llegó a creer que era así como se debían escribir las novelas. Entonces, evidentemente hay sorpresas ante estructuras modernas; y no se trata de defender al que hace laboratorio porque sí o al que practica jueguitos malabares, pero sí de defender la autoridad de un escritor para construir de una manera propia y original.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">L. D.: </span>-Esto parece que nos lleva a un problema. Hay ciertas obras, como "La Ciudad y los Perros", que se salen definitivamente de la estructura Corín Tellado; ¿eso requiere también que el lector esté, un poco más educado para tener acceso a ese tipo de formas más complejas? Y, al mismo tiempo, ¿no hay una paradoja en el hecho de que las novelas con más difusión han sido estas que ofrecen dificultades formales?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ALVARO CEPEDA:</span> -Yo creo que la buena literatura, no importa cómo esté escrita, siempre llega al lector. La gente que entendió la cartilla de Baquero está en capacidad de entender todo, siempre que sea bueno. El problema de la literatura es el mismo del arte: cuando es bueno, es bueno, no importa cómo se haga. Y cuando es malo, no importa como lo disfracen, seguirá siendo malo.'' </b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Todo lector, en el fondo, trabaja sobre un sistema convencional que le han dado las malas novelas, y se sorprende cuando le cambian su esquema. Es el mismo público que mira un cuadro moderno y dice: "Qué horror, no se entiende nada". Y, qué curioso, ese mismo público ve el sistema del cuadro moderno aplicado a un cartel publicitario que se cuelga en la esquina para vender un producto, y le parece totalmente normal y lo acepta, porque se acostumbró a aceptar la convención al nivel del cartel. Aunque este sea, también líneas, manchas, que actúan sobre él. Pero no quiere reconocerlo porque, cuando llega al arte plástico, afecta su convención equivocada. Ocurre igual con los enemigos de la música concreta, de la música dodecafónica, que le parece detestable a muchos; pero estos mismos no se dan cuenta que en las películas casi todas las escenas tienen como fondo este tipo de música.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ALVARO CEPEDA:</span> -Muchas veces el problema está en la mafia que han formado los artistas que escriben sus novelas un poco en sánscrito, y se ríen del gran público por lo que no los entiende. No, no, es que no los entiendan, sino que no le han dado los medios para llegar a ese tipo de arte. Es que el artista no se ha querido convencer de que es un parásito de la sociedad y quiere actuar como líder de la misma, sin darse cuenta de que los únicos que han dado buen arte son los parásitos.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #6fa8dc;">ANGEL RAMA:</span> -Si me permites, yo quiero hacer aquí una defensa del artista en esto: el artista se propone una visión que tiene del mundo y de las cosas. Esta visión puede ser concebida a nivel de élite, de acuerdo, porque obviamente todos nos hacemos también a nuestras propias élites. Pero el problema no está en la proposición del artista, sino en que el público está educado a otro nivel y en otra forma que son perniciosos, porque el público normal se abastece con la lectura de los diarios, con las películas peores del mundo, con tele-teatros dte la peor calidad; es decir, con un material que es muy convencional y le crea una cierta imagen de las cosas que en el fondo es falsa. Entonces, cuando el artista propone una imagen más profunda y complicada del mundo, no llega al público porque este está deformado por una visión superficial de las cosas.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -En cuanto a que los periódicos deforman la visión de la gran masa, no estoy de acuerdo. "Time" es la revista que más circula en el mundo entero, y mejor escrita, desde el punto de vista periodístico y literario, no hay.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -Déjame criticar este concepto. Estoy de acuerdo con su excelente periodismo, pero "Time" establece un modelo de escritura, un modelo lingüístico determinado de comunicación. Así que viene un escritor y utiliza una palabra de la calle -que el "Time" no usa- o entra a la situación no por la explicación de que primero ocurrió tal cosa y luego tal otra, sino por donde él quiere, que es la forma viva de entrar en los asuntos, y entonces el público, acostumbrado a la lectura del excelente periodismo de "Time", no puede ponerse en contacto con esta escritura que es, sin embargo, más real y verdadera. Es que la gente tiende a creer que hay un modo de contar las cosas, que hay un modo de contar las historias, y en esto radican los problemas de comprensión del material. A los soviéticos les ocurrió que quisieron enseñarle al pueblo a apreciar el arte plástico, e inventaron los cuadros espantosos del "realismo socialista" que deshicieron la pintura soviética, pues creían que había que enseñarle al pueblo a ver los seres humanos más o menos parecidos a como eran. </b><br />
<b>Pero si tú tomas al mismo sujeto y le das un arte nuevo y original, le pones -digamos- un De P'arc por delante, que es tan gracioso y lleno de vida, y el sujeto se divierte mucho más, sin preguntarse si aquello es arte o no es arte Simplemente se entrega. Por eso pienso que es posible la comunicación con las formas más complicadas del arte, cuando es un arte verdadero, si no fuera porque hay una serie de vallas de mala educación.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Tú tocaste el punto clave: el arte no es misterioso, el arte es, y su razón de ser es la instrucción y la diversión. Todo lo demás es mentira y se lo han inventado los malos artistas para justificar su actividad. 'El arte que no se entiende, que no divierte, o no ofrece emoción estética, no sirve, No importa la forma como se presente. Yo no creo en el arte que necesita explicación. Pero como el artista es incapaz de defenderse por sí solo, entonces inventa un clan para protegerse d« la masa Ignara, que es otra de las falacias del artista. Gabo, con "Cien Años de Soledad", rescató a la literatura en lengua hispana, que estaba en -manos de algunos que querían escribir como Dos Pasos, y volvió a escribir como lo hacía Cervantes.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA: </span>-Además, hizo la afirmación total de que la literatura no tiene por qué ser aburrida.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Claro. Es que el arte que solo entienden unos pocos, es mal arte. El artista está lleno de falacias. Aquí el artista dice: yo escribo por hobby, pero mi profesión es futbolista. Mentira: el tipo lo que quiere es ser escritor, pero no se atreve a ganarse la vida como tal. El mejor ejemplo es Saroyan, que decía mi profesión es escribir; yo escribo desde una receta de cocina, una canción, veinte mil cuentos, novela o teatro, hasta libretos para cine,</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
EL ESCRITOR Y LA POLÍTICA</h4>
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">L. D.:</span> -Cuba ha tenido, fama entre los escritores de respetuosa del movimiento literario. De lo contrario, difícilmente hubiera -podido convertirse en la central de escritores de América Latina. Ahora, como, lo dice el caso de Heberto Padilla, parece que cambiar quieren las cosas. Usted, Ángel Rama, que viene de ser jurado del premio Casa de las Américas, de La Habana, ¿qué opinión tiene?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -Es conocida la discusión que se ha producido en La Habana en torno a temas artísticos, pero esta no ha sido centrada en cuanto a formas estéticas -y digo esto para que no se piense en la llegada del horroroso realismo socialista- sino en cuanto a temas ideológicos: acerca del derecho del escritor a realizar una crítica que algunos órganos entendieron que no era apropiada. Yo sigo defendiendo el derecho del escritor a disentir con cualquiera de las formas de vida. En el caso de Padilla, es importante decir que este ha manifestado su apoyo a la revolución cubana, pero ello no impide que pueda expresar su opinión de disentimiento sobre algunos puntos de la vida nacional. Yo creo, sin embargo, que la polémica es útil y conveniente. En el libro -por ejemplo- de Padilla hay varios poemas que se consideran anti-revolucionarios y, entonces, en el prólogo, los escritores que premiaron este libro en un concurso, se manifiestan en pro; y los otros, también en el prólogo, se manifiestan en contra. A mí me parece que no es perjudicial que se expongan los dos puntos de vista, siempre que se respete la libertad del escritor.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -El escritor, cuando empezó a garrapatear sus letras en los comienzos de la historia, lo hizo voluntariamente, sin dirección. Y luego el Estado lo acapara, y no hay Estado capitalista, socialista o comunista, que no se preocupe por el escritor -le organiza concursos, le hace casas, le edita libros- .siempre tratando de ejercer alguna influencia sobre él. Yo creo que el escritor no tiene que ser tratado con privilegios.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -Yo tengo dos objeciones de fondo a tus puntos de vista. Una de información y otra de tesis. La de información: a lo largo de la historia todos los escritores vivieron en estado de dependencia -mucho más riguroso que el que puede existir ahora-, de los poderes que ejercían el dominio. En el Concilio de Trento se dice cómo se debe pintar, y si uno piensa que la demanda de arte y literatura estuvo en manos de aristócratas, sacerdotes y burgueses, podrá adivinar que eran, ellos los que determinaban el gusto, porque eran ellos los que pagaban. En síntesis: la dependencia es la norma en la historia del mundo. La segunda objeción: el problema no es grave, desde el punto de vista de la ideología, respecto a que el escritor asuma una posición ideológica; lo grave es cuando se le fija una norma única de expresión, cuando se le dice: "Usted debe expresarse así", que fue lo que hizo Stalin. Esto sí es condenable.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Entonces, ¿estamos en que cualquier régimen político puede dar artistas de primera línea?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -Claro... Es como creer que hay recetas para hacer buena literatura. No las hay. Naturalmente que en una época ciertos marxistas decían que Shakespeare surgió porque la evolución de los telares constituyó el momento histórico: pero esa época ya ha pasado.</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
MAFIA</h4>
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">L. D.:</span> -Se acusa a los escritores latinoamericanos de formar una mafia, fuera de la cual no hay salvación. Por otra parte, Alvaro Cepeda, no es un secreto que usted tiene buenos amigos en esa mafia, y podría pensarse que pertenece a ella. ¿Existe realmente la mafia? ¿Fuera de ella, hay salvación?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Existe la mafia y fuera de ella no hay salvación. Soy objetivo. Se ha probado que la mafia es una mafia para bien. Hasta ahora no conozco a nadie que pertenezca a la mafia y no sea buen escritor. Esta es una especie de sindicato contra la mediocridad. Lo que no estoy de acuerdo es con la mafia que se ha formado en Colombia para apoyar la mala literatura...</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -En Colombia y en otros países...</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -La mafia de Vargas Llosa, Gabo, Cortázar y demás es una especie de Robín Hood, que roba a los ricos para dar a los pobres, y consiste en mostrar las cosas buenas de la literatura americana. De lo contrario, seguiríamos en manos de los que sabemos.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">L. D.:</span> –Ya que menciona las mafias colombianas, ¿hay una mafia costeña?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -No: Después de la publicación die "Mateo el flautista", que es un costeño, digo que no hay una mafia costeña. Yo últimamente me he dado al trabajo de revisar las partidas de bautismo de García Márquez y mía, y descubrí con gran alegría que Gabo nació en Zipaquirá y yo en Facatativá.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -Yo creo, al contrario, que existe una"mafia costeña que está decidida a tomarse el país, desde que perdieron la presidencia con don Rafael Núñez. Yo pondría en guardia a los colombianos...</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
EL CASO DE LOS PREMIOS</h4>
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">L. D.:</span> -Es evidente que los premios colombianos, especialmente el de novela, no han podido producir un solo libro que valga la pena. ¿Quién falla: los autores, la organización del sistema, el concepto que sobre él se tiene, los jurados"?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Básicamente, fallan porque no hay a quién dárselos. Segundo, porque los jurados son malos., Y tercero, porque ni el Estado, ni la empresa privada, ni nadie tiene derecho a patrocinar premio alguno. Cada cual que se defienda como pueda. El arte no necesita de premios. Pero, en gracia de explicación, el premio Esso falla porque se le da a una novela inédita; el público, pues, no participa. Y tres señores muy ineptos o muy buenas personas, pero que nada saben de literatura, son los que juzgan una obra, siendo así que una obra deba ser juzgada por toda una época.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -A mí me llama la atención lo que dice Cepeda de que "la buena literatura se defiende sola", porque esta es la frase que dijo, hace tiempos, Juan Carlos Onetti: "La buena literatura se abre camino sola; no la protejan, no la ayuden".</b><br />
<b>Además, el juicio del tiempo es tan drástico que los malos, así hayan tenido mucha fama, al fin pasarán al olvido. Eso está probado por la historia. Yo discrepo un poco de Alvaro porque pienso que hay que tratar de alguna manera -no con el sistema de los premios, que está muy viejo y anquilosado- de resolver ciertos problemas. Alvaro dice que hay que dar el premio a las obras publicadas, pero lo que pasa es que aquí no hay cómo editar obras, y no hay derecho a que el escritor tenga que pagar por ello. Entonces, tendrían que existir los mecanismos editoriales que permitan que se publiquen las obras: buenas y malas, es decir, que hagan su camino. Yo pienso que hace falta la cultura de gran, estructura: tener editoriales para editar libros; revistas, para darlos a conocer, crítica en los diarios, para comentarlos.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Pero es que con la cantidad de dinero que se ha gastado en los nueve premios Esso, hubieran podido publicarse tres magníficas novelas. Entonces, llegamos a la conclusión de que el dinero se ha malbaratado.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -Yo he podido ver, en estos días, muchos originales de muchachos que quieren ganarle a García Márquez; los hay buenos, malos, regulares, en fin. Pero lo que me parece mal es que ellos no tengan la oportunidad de llegar al público. Hay que invertir, digamos, en la infraestructura editorial.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Si revisaran los originales enviados a los concursos de la novela Esso, creo que se encontrarían muchos que se están presentado desde hace años en la esperanza de ganarlo alguna vez, así sea en 1980. Un premio no puede funcionar de esta manera.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -La única manera .de acabar con el premio, es que no te importe. Y para que no te importe, tiene que haber otras salidas.</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<h4>
BALANCE ANTICIPADO</h4>
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">L. D.:</span> -¿Qué creen que va a quedar del movimiento literario de hoy, cuando sus bisnietos comiencen a leer?</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ANGEL RAMA:</span> -En concreto, creo que Rulfo y Onetti, ya están. También "Rajuela" y "Cien Años de Soledad". Felisberto Hernández, yo juro que queda. Y Vargas Llosa.</b><br />
<b><br /></b>
<b><span style="color: #3d85c6;">ALVARO CEPEDA:</span> -Y de éstos sí que hay mucho por estos lados....</b><br />
<b>-------</b>Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7386592481640031110.post-19324787357824663802014-03-20T17:19:00.003-07:002014-04-01T08:47:31.859-07:00Sesenta minutos con Luis VidalesUn reportaje de Leonel Giraldo para “Lecturas Dominicales”<br />
El Tiempo, julio 31 de 1966, pp. 5-6.<br />
<b>“Disminuir la distancia entre lo pensado y lo escrito"</b><br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjasdzbN9TI6bpw7XmJc25Gf5ouMOEt_oyD9O60pHwAPSKHHLvV-F404r8focZhMfV8huoRrvrspoXCV26SVruBi3UN73h56hbVrONXAaR9pqOvwwEr05hyvsyX7R4KZz8nZ8BiTRB2NEI4/s1600/LUIS-VIDALES-EL-TIEMPO-50.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjasdzbN9TI6bpw7XmJc25Gf5ouMOEt_oyD9O60pHwAPSKHHLvV-F404r8focZhMfV8huoRrvrspoXCV26SVruBi3UN73h56hbVrONXAaR9pqOvwwEr05hyvsyX7R4KZz8nZ8BiTRB2NEI4/s1600/LUIS-VIDALES-EL-TIEMPO-50.jpg" height="400" width="185" /></a></div>
"...Colombia iba a colocarse a la cabeza de una reforma moderna, y ello gracias a tres poetas de análogas dotes: Luis C. López (1883-1950), Ricardo Arenales (1883-1942), y Luis Vidales", "Luis Vidales, llegado más tarde, fue más lejos todavía: anunció la poesía de Prevert". "Mis versos dicen: huecos, huecos, único lugar habitable. Casas, casas, casas: huecos entre paredes. Huecos divididos en cuadros". "Es la poesía de la evasión, el juego de las palabras quebradas, algo ultramoderno, pero que carece de lo que constituya en Colombia el fondo mismo de la poesía. Algo sacrílego, en suma": citado del Larousse Universal, adaptación hispanoamericana del Noveau Larousse Universal, Editorial Larousse, París, 17, Bue du Montparnasse. VIe.<br />
<br />
"Entre los escritores calarqueños se encuentra Luis Vidales": frase aproximada a la que dictan los profesores de primaria, todos los años, en Calarcá, donde nació el escritor el 26 de julio de 1904.<br />
<br />
El pasado 25 de febrero, el primer libro de Vidales, "Suenan Timbres", cumplió 40 años de publicado. En todo este lapso, sin embargo, no se ha hecho en el país ni la simple referencia de su nombre, el cual, inicialmente como poeta, se afirmó posteriormente como destacado ensayista. Las razones de esto, que podría ser calificado, tradicionalmente, de injusticia, podrían publicarse como una anécdota haciendo una historia personal. Sin someternos al riesgo de mostrar las verdaderas causas. Las que dan la medida del país. Siguiendo con docilidad la educación que repite año tras año informaciones como la de Vidales, en Calarcá.<br />
Este reportaje fue planteado dos veces por escrito luego de varias conversaciones con Vidales quien se distingue también como dialoguista. Como características esenciales de esas charlas quedo con la rápida e inopinadamente suspendida sonrisa de Vidales y con el último verso de Cantaleta Mayor, de su libro "Cantaletas, no más": "Estoy interceptado por días como Muros, ¡Salvad al prisionero!", que se opone un poco a la visión de un hombre comprometido con la realidad.<br />
<br />
P. — Usted forma parte de la generación de Los Nuevos, ¿Cree que este y los demás movimientos colombianos tengan unificación de propósitos y fines?<br />
<br />
<b>R. — Esta pregunta está al revés. Póngala usted al derecho, así: ¿Por qué la crítica colombiana se ha mostrado incapaz de desentrañar las relaciones íntimas que unifican a nuestra generación y a su obra? Naturalmente, ahora soy yo quien formula la pregunta y usted quien debe responderla.</b><br />
<br />
RP. — Creo que los críticos corresponden a la formación de la sociedad en la cual viven y a las condiciones imperantes en su tiempo. Nuestra actual crítica está condicionada por esos determinantes, ¿no? <br />
<br />
<b>R. — Lo está. Ella ha ignorado por completo la relación de los dos términos medio social-autor; medio social-obra literaria. Una crítica de esta índole ha mostrado incapacidad para estudiar los autores y sus obras a fondo, por cuanto se le escapan las causas u orígenes de éstas, analizadas a través del temperamento de aquellos. De su modo de escudriño se desprende, en cambio, que los autores trabajan su obra por generación espontánea, esto es, por la misma vía providencial de la Revelación, predominante en la Edad Media. Es, para completar su observación, la crítica que corresponde a un país semifeudal y, por lo tanto, forma parte del subdesarrollo.</b><br />
<br />
P. — El intelectual colombiano parece deleitarse mucho, durante cierta edad, con las tertulias de café, agotando así tiempo que podría dedicar a mejorarse e instruirse. Usted, seguramente, tampoco se ha hurtado a ello y debe tener algunas explicaciones.<br />
<br />
<b>R, — ¿Algunas? ¿Por qué algunas? Lo que ocurre es que entre nosotros las ideas se estratifican con mucha facilidad. Se convino en hablar peyorativamente de los ''intelectuales de café", los "revolucionarios de café", etc. y ya nadie es capaz de reaccionar contra el infundio. Pero el señor "todo-el-mundo" olvida que "en el principio fue el Verbo", que la forma verbal es una de las ramas de la cultura, vieja como el mundo, y que a ella pertenecen Hornero, gran parte de la filosofía griega y todo el movimiento anónimo de la Edad Media hasta la presencia del "clerc". "Los Nibelungos", "El Román de la Rose", el "Mío Cid", "El Romancero, son algunos de sus monumentos; y rapsodas, kapsidas, trouveres y juglares, sus poetas verbales, de pueblo en pueblo y de generación en generación. No es poco, en verdad. Si por algo ha merecido Bogotá ser llamada "Atenas Suramericana", es por su cultura verbal, escasa en otros lugares de América, No conozco intelectual de valía de mi generación que no sea hijo del ágora. De otra parte, esta es lo que más expresa y define, en ocasiones, lo instrumental, lo operático de la cultura colombiana, como expresión libre de ella, ausente a los compromisos y en tanto que revisión permanente, por demás viva, de los valores, lo mismo que un mantenimiento al día de los) sucesos de la cultura del mundo. Me dicen que esta espontánea forma del diálogo está pasando. ¡Lástima! ¿Podremos hacer algo por revivirla?</b><br />
<br />
P. — Estaría de acuerdo con una poesía didáctica y demostrativa, apoyada totalmente en la ciencia y en lo histórico?<br />
<br />
<b>R. — ¿Por qué no? No solo como una forma particular de la poesía, sino como la poesía en sí. Lo esencial es que la sociedad la necesite, la pida y la insinúe. Jamás como actitud "platónica" del poeta, porque entonces lo que haga será todo, menos poesía. Y esto es válido no solo para lo didáctico y demostrativo, sino para cualquier expresión de poesía. Palabras, tenias, formas poéticas tienen su fuente de vivificación en la sociedad; de lo contrario, pierden sus sentidos, son reemplazados por otros, y ya nadie los toma en cuenta; ni los poetas. ¿Quién cree hoy en las calaveras de Julio Flórez? Lo cursi y lo inactual son compadres. Pero no nos vanagloriemos. Mañana aparecerá lo cursi en nosotros, en la poesía de hoy, en lo que usted me pregunta y en lo que yo le respondo.</b><br />
<br />
P. — Usted ejerce varias actividades a la vez. ¿Cómo lo explica?<br />
<br />
<b>R. — La creación es una misma, en todo orden de cosas, y allí donde es una misma, todas las actividades se dan la mano, de la manera más fraternal. Fue el Renacimiento, por necesidad social, quien las separó en ramas, hasta hacerlas mutuamente irreconocibles. La especialización agudizó la "enemistad". Pero hay también, ahora, una tendencia en contrario, hacia el conocimiento universal, que más bien afianza que niega la especialización, Un puente, una novela, un poema, un estudio de análisis estadístico, una sinfonía, tienen más parentesco como creación del que suele atribuírseles o denegárseles.</b><br />
<br />
P. — ¿Usted se ha impuesto alguna vez el plan de llegar a cumplir las características de una prosa deseada?<br />
<br />
<b>R. — No, "alguna vez"; permanentemente, desde hace 40 años. La lucha por la llaneza, aun a riesgo de la incomprensión, contra el sobrado estilo que en cierto modo caracteriza lo colombiano, se ha hecho en mí una segunda naturaleza. Además, la disminución de la distancia entre lo pensado y lo escrito es algo que me ha torturado siempre. Pero ninguna de las dos aspiraciones es fácil de conseguir!</b><br />
<br />
P. — La ironía siempre se emplea como arma, especialmente en discusiones radicalizadas. Por ahí anda una nueva fórmula que se refiere a ella. Dice que mientras más irónico sea alguien, más romántico es. Usted parece gustar mucho de emplearla. Entonces, ¿se siente referido como romántico?<br />
<br />
<br />
<b>R. — Desde luego, si no se toma el romanticismo como escuela, sino como ese grado de la emoción y de la comunicación universal que ha sido vibración de la poesía en toda época del mundo. Pero no creo que el vehículo del romanticismo sea la ironía, Lo que ocurre es que la vida es una condensación en que intervienen, por partes armónicamente combinadas, la ironía, la burla, la ternura, el dolor, el humorismo, y de estas encontradas condiciones está hecha la historia general y la particular del hombre. Mi poesía está completamente saturada del conocimiento de esa visión del mundo, no por intención o artificio, sino porque así soy, porque no poseo otra visión del universo. Si digo, pongo por caso, que "en Jesucristo veo al más insigne maromero" ("Suenan Timbres"), no lo hago por irreverencia o simple ironía sino por el tierno amor que me despierta el Maestro, haciendo un garabato de dolor en la cruz, para que después resulte el humorismo sarcástico de que el mundo pecador se mofe de sus excelsas doctrinas, como lo hace todos los días. Además, Heine ve también al mundo así y, al menos en su caso, espero que no escape a lo que en Colombia se entiende por poesía.</b><br />
<br />
P. — ¿Su opinión sobre Brigitte Bardot?<br />
<br />
<b>R. — ¿Por qué sobre ella? Es perfecta, "orgánicamente". Pero además tiene la "nuance" francesa, esa flor de cultura y de gracia, quintaesencia aérea y casi inaprensible en la que han venido a parar las más graves y pesadas formas de filosofía, arte, literatura y vida de un pueblo sabio y viejo. Y eso, en fin de cuentas, ¿no es la civilización y lo que nos diferencia del salvaje?</b><br />
<br />
P. — ¿Cómo juzga a la mujer?<br />
<br />
<b>R. — ¡Qué pregunta! ¿Cómo me juzgará ella a mí, del género "macho"? Ella, el más bello espectáculo de la creación? ¿Ella, que biológicamente es el ser que cuenta? ¿Cómo verá al que solo es su "apéndice"? Esto es lo que debe ser desentrañado, algún día. La termite me parece un símbolo de algo que secretamente transcurre en la sociedad. Ella es el número uno; él, un vil avechucho adherido a su vientre, del cual se nutre, hasta comerse la entraña de su consorte. Socialmente, las cosas no varían substancialmente. En el matriarcado, ¿no fue acaso superior al hombre? Y no puede decirse que el matriarcado hubiese sido una mala forma de vida ni que se hubiese extinguido por completo la relación familiar. Estéticamente, en puridad de verdad, no hay mujeres feas. Las hay, sí, negadas de inteligencia, como hay hombres así, y éstos son los únicos seres horrorosos, verdaderos monstruos sin parangón con el resto de lo creado, en el que toda cosa y toda criatura nos transmiten una chispa de inteligencia, de ternura y de gracia.</b><br />
<br />
P. — ¿Cuál es su principal preocupación económica?<br />
<br />
<b>R. — La económica, sin duda ninguna. Y la respuesta no es tautológica.</b><br />
<br />
P. — ¿Cuál cree el principal problema de la humanidad?<br />
<br />
<b>R. —El hambre.</b><br />
<br />
P. — ¿Cuál es el objeto más repugnante para usted?<br />
<br />
<b>R. — Ninguno. Como los aborígenes de la Sierra Nevada, creo en nuestras relaciones genealógicas con el ancho mundo de lo objetivo. Me toco el cuerpo, y me siento construido por el maravilloso y secreto mundo de los minerales y sería un desagradecimiento de mi parte negar en él la contribución vegetal de la que soy hijo. Los reinos, (¿no cree usted que ya debiéramos cambiarles de nombre?), no andan tan separados en nosotros como lo están en la historia natural y en la filosofía: somos parientes. Creo en esa gran Unidad, y lamento no poder decir con Darío: "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo | y más la piedra dura, porque esa ya no siente".</b><br />
<br />
P. — ¿Qué opina de la referencia que de usted hace el Larousse Universal?<br />
<br />
<b>R. — ¡Qué quiere que opine! Soy, tan solo, un aprendiz. Puede que lo sea del tipo de que hablan Gide y Azorín, pero aprendiz. La Enciclopedia dice que aquello de mi obra que anunció a Prevert, es algo "que carece de lo que constituye en Colombia el fondo mismo de la poesía". Ello parece exacto, en cierto sentido. Pero entonces, ¿por qué no figuran en esa referencia otros "réprobos", otros "sacrílegos" literarios? En 1920, cuando empecé mi obra de demolición poética, lo hice solo. Hoy el país cuenta con toda una corriente de ese mismo carácter. Inútilmentesía. Por lo que a mí respecta, y para mi consuelo, esta negación que se me ha hecho de la "Ciudad Poética" me hace recordar a Virgilio, en el terceto de Dante:<br /> </b><br />
<b>"che quello imperator que lá su regna,</b><br />
<b>perch'io fu ribillante a la sua legge,<br />non vuol che'n sua cittá per me si vegna",</b><br />
<br />
<b>que tuertamente traducido por mí quiere decir:</b> <b><br /></b><br />
<b>"que aquel emperador que arriba impera</b><br />
<b>no quiere, porque fui a su ley rebelde,</b><br />
<b>que a su ciudad se llegue por mi vera".</b><br />
....Edgar Mora Cuéllarhttp://www.blogger.com/profile/16309905239996726378noreply@blogger.com0